5 claves sobre la importancia de CHIPS, la ley para impulsar la fabricación de semiconductores en Estados Unidos
Tras 18 meses de tormentosa travesía, este martes llegó al escritorio del presidente Joe Biden CHIPS, el proyecto de la ley para impulsar la fabricación nacional de semiconductores, los demandadísimos microchips esenciales para la fabricación de teléfonos, computadoras, automóviles y más.
Al firmar la ley, Biden aseguró que la inversión en estos componentes cruciales para la industria moderna ayudará a Estados Unidos a ganar "la competencia económica del siglo XXI".
CHIPS, que contempla una inversión total de $280,000 millones, prevé destinar $52,000 millones a fomentar la construcción y ampliación de fábricas de microchips en el país, así como más de $100,000 millones para investigación y desarrollo a lo largo de cinco años.
Sus defensores creen que la norma crear empleo, también puede poner a Estados Unidos y sus aliados en ventaja frente a las ambiciones chinas.
Estas son algunas de las claves que explican por qué esta ambiciosa ley es un hito tan importante para el gobierno de Biden.
1. La escasez mundial de chips, un problema de seguridad nacional
Los suministros de semiconductores se vieron severamente pandemia de covid-19.
Esta escasez provocó una ralentización de la fabricación mundial de automóviles, pero también de todo tipo de dispositivos tecnológicos. Incluso Apple anunció que estaba reduciendo la producción de sus tabletas iPad.
Todo lo cual lo siguen padeciendo los ciudadanos en forma de inflación.
La escasez de microchips hizo evidente lo que ya algunos expertos venían anunciado, que se habían convertido en algo crucial para el funcionamiento de la economía y la competitividad internacional del país.
Para convencerlos de aprobar el proyecto de ley CHIPS, la Casa Blanca organizó reuniones secretas con legisladores en las que enfatizaba cómo China ganaba importancia en el sector de los chips de computadora y las implicaciones para la seguridad nacional que eso podía tener, según AP.
“Al hacer más semicondutores en Estados Unidos, esta ley incrementará la fabricación interna y bajará los costos para las familias”, dijo Biden la semana pasada. “Y fortalecerá nuestra seguridad nacional al hacernos menos dependientes de suministros extranjeros”.
2. La excesiva dependencia de Taiwán
Taiwán copa el 25 % del mercado mundial de semiconductores. Sus mayores clientes son empresas estadounidenses que ensamblan el producto final en fábricas de China.
En un artículo académico publicado en la revista del Japan Research Institute, el economista Minoru Nojimori calcula que una interrupción en la producción de la industria de los semiconductores de Taiwán puede tener un impacto de $67,000 millones si es de un día y hasta $800,000 millones (el 1 % del PIB global) si es de un año.
Nojimori señala entre las posibles fuentes de inestabilidad en Taiwán, además de las tensiones con China, los desastres naturales y cortes del suministro eléctrico.
Ya en diciembre del año pasado, Pat Gelsinger, presidente ejecutivo de Intel, una de las compañías que se espera sea de las grandes beneficiadas por CHIPS, dijo que “Taiwán no es un lugar estable” y que CHIPS debía priorizar a las firmas estadounidenses.
Y esa afirmación está quedando en evidencia ahora con las maniobras militares chinas alrededor de la isla, en una crisis, eso sí, desatada por la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Con este panorama, y la señal de alarma desatada sobre todo por la pandemia, no es de extrañar que las economías avanzadas se hayan lanzado a la carrera de la fabricación de microchips.
3. Una carrera mundial en la que el gran rival es China
Según datos de la Asociación de la Industria de Semiconductores de Estados Unidos (SIA, en inglés) citados por AP, el país ha pasado de fabricar el 37% de los chips en la década de 1990 a alrededor del12 %.
Muchas compañías deslocalizaron su producción a fábricas en Asia para reducir costes en un reflejo de lo que vino a ser la globalización, algo que ahora se ha demostrado no estar exento de consecuencias con los problemas de suministros desatados por la competencia china.
Corea del Sur y sobre todo Taiwán son los dominadores del mercado. China ha ganado terreno desde la pandemia y actualmente se acerca al 10% de la cuota de mercado (en 2017 estaba en un 3.8%). Si sigue así, la proyección es que China alcance el 17.4 % en 2024, según publicó Liam Gibson en un artículo de Wealth of Geeks sindicado por AP.
Y para muestra de que China es el rival a batir, baste citar las críticas de Pekín a la aprobaicón de la ley. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, criticó que una ley que “dice buscar mejorar la competitividad de la tecnología de Estados Unidos contiene provisiones que restringen la normal cooperación científica y tecnológica” entre ambos países.
“China se opone firmemente a esto”, dijo Zhao, citado por AFP.
4. Subsidios para competir con los líderes mundiales del sector
Con la fabricación de semiconductores fuertemente subsidiados en China, Corea del Sur, Japón y Taiwán, el sector en Estados Unidos no era competitivo.
CHIPS, con la introducción de fuertes subsidios y créditos fiscales, busca un auténtico cambio de paradigma en lo que históricamente había sido un sector dejado a la mano del mercado.
“Estamos reconociendo que vivimos en un mundo hostil, impredecible y ‘post-neoliberal’”, le dijo a Al Jazeera Jeff Ferry, execonomista jefe de Coalition for a Prosperus America
5. Una ley que da frutos antes de ser firmada
CHIPS ya estaba afectando las decisiones de los ejecutivos de la industria antes de que el propio Biden la firmara este martes, y es que la Casa Blanca adelantó los planes de Micron y Qualcomm de invertir $44,200 millones en la fabricación de semiconductores en el país.
Según el gobierno, fue gracias al “estímulo” de la aprobación de la ley por parte del Congreso que Micron decidió destinar $40,000 millones a fabricar estos cruciales chips de memoria en Estados Unidos.
La compañía con sede en Idaho, que se dispone a crear 8,000 nuevos empleos, puede hacer que la cuota de mercado mundial de Estados Unidos pase del 2% al 10%, según Efe.
Por su parte, Qualcomm prevé destinar 4,200 millones a ampliar la fábrica de microprocesadores que ya tiene GlobalFoundries en Nueva York.