Estas son las opciones del gobierno de Biden en caso de no lograr un acuerdo sobre el techo de la deuda
La posibilidad de que Estados Unidos no cumpla con sus compromisos financieros ha sido considerada por décadas como un escenario impensable. Consciente de los devastadores efectos que tendría en la economía del país, históricamente el Congreso ha elevado el techo de la deuda, el límite legal del monto por el cual la nación puede endeudarse, de manera bipartidista con el voto de grandes mayorías.
Como el dólar estadounidense es la moneda de cambio más usada en la economía mundial y los bonos del tesoro son uno de los instrumentos favoritos de las naciones del mundo para guardar su dinero, por lo que la mora estadounidense tendría repercusiones a nivel global.
El enfrentamiento por el aumento del techo de la deuda
Sin embargo, ese es precisamente el escenario que un grupo de legisladores conservadores ha elegido para presionar a la Casa Blanca para que lograr sus exigencias de recortes de gasto corriente.
La secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, advirtió al Congreso el lunes que la nación podría comenzar a incumplir con sus compromisos a partir del 1 de junio si el Congreso no aumenta el techo de la deuda.
El presidente Biden, quien exige un aumento del techo de la deuda sin condiciones de manera similar a los otorgados por los demócratas a Trump cuando dominaban ambas cámaras del Congreso, convocó una reunión con los líderes legislativos para tratar de resolver la crisis.
Pero las posiciones del presidente y de los republicanos, que aprobaron una legislación que sujeta el aumento del límite de deuda a recortes mil millonarios de gastos que anularían muchos de los logros legislativos de Biden, parecen ser irreconciliables.
Pero si Biden y el republicano Kevin McCarthy, actual presidente de la Cámara de Representantes, no llegan a un acuerdo sobre el techo de la deuda a tiempo para evitar el incumplimiento, que sea aceptable para los elementos más extremos de los republicanos de la Cámara cuyos votos son necesarios para aprobar cualquier legislación sin votos demócratas, aún hay salidas a la crisis.
La petición de descarga en la Cámara de Representantes
Existe un antiguo y poco usado procedimiento legislativo en la Cámara, conocido como la “petición de descarga” que permite a los legisladores someter una legislación a voto sin la participación del presidente de la Cámara, quien normalmente tiene el control de la agenda legislativa.
Sin embargo, para que ese procedimiento funcione, necesita el apoyó de 218 de la Cámara, por lo que los demócratas necesitan la participación de cinco republicanos para poder tener éxito.
El líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, hizo pública el martes su intención de activar una petición de descarga, que de lograr contar con el apoyo de cinco republicanos moderados, forzaría la votación de un proyecto de ley que aumente el límite de la deuda sin condiciones.
El representante demócrata por California, Mark DeSaulnier, presentó en enero un proyecto de ley de aumento del techo de la deuda, para el caso de que el liderazgo demócrata logre activar la petición de descarga.
Para que la maniobra tenga éxito la legislación debe ser aprobada por ambas cámaras del Congreso.
Acciones unilaterales por parte de la Casa Blanca
En caso de que la petición de descarga fracase, el poder ejecutivo podría actuar unilateralmente.
La opción vista más favorablemente por los expertos constitucionalistas es la invocación de la Enmienda 14 de la Constitución que establece que: “La validez de la deuda pública de los Estados Unidos, autorizada por la ley, incluidas las deudas contraídas para el pago de pensiones y gratificaciones por servicios en la represión de insurrección o rebelión, no será cuestionada”.
Esto permitiría al ejecutivo seguir financiando sus compromisos ya que la deuda cubierta por el "techo" ya había sido asumida no solo por Biden sino también por los presidente que lo precedieron.
Como explica el Departamento del Tesoro en su sitio web, “el límite de endeudamiento no autoriza nuevos compromisos de gasto. Simplemente permite que el gobierno financie las obligaciones legales ya existentes que los Congresos y presidentes de ambos partidos hayan asumido en el pasado”.
Sin embargo, es probable que esta medida enfrente un desafío legal que podría causar desconfianza en los mercados. Por otra parte, su éxito podría representar el fin del uso de la reputación financiera de la nación como un elemento de negociación política y evitaría una futuroa confrontación similar a la que tiene al país en vilo.
Una segunda opción sería que Biden ordene a la Casa de la Moneda de EEUU que emita una moneda de $1 billón (trillón en inglés) que la Casa Blanca depositaría en la Reserva Federal (Fed) para pagar las cuentas del gobierno.
Esta opción, propuesta durante una crisis similar en 2011, es mal vista por los economistas ya que tal cantidad de dinero salida “de la nada”, restaría valor al dólar y podría desatar aún más inflación perjudicando al público.
Al ser cuestionado sobre esta opción en marzo por el comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, el presidente de la Fed, Jerome H. Powell, se mostró contrario a la idea al advertir que la moneda de $1 billón "sería como un conejo sacado de un sombrero".