El arribo de más de 100,000 migrantes a la frontera en el último mes pone presión sobre el gobierno de Biden: ¿de dónde vienen y quiénes son?
Ya son 10 meses de cierre de los límites por la pandemia, las detenciones dieron un salto dramático: pasaron de 17,106 —un número que no se veía desde 2017— hasta 100,441 en febrero. Nada parece indicar que la llegada de centroamericanos y mexicanos a Estados Unidos pueda cesar en los próximos meses y el gobierno de Joe Biden lo sabe.
“Estamos en camino de encontrarnos con más individuos en la frontera suroeste que en los últimos 20 años”, estimó este martes el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkas, tras anunciar que para frenar la oleada están expulsando a la mayoría de los adultos solos y familias amparados en la emergencia que ha generado el coronavirus.
Mayorkas podría estar en lo cierto. En lo que va de año fiscal 2021, de octubre a febrero, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha detenido a 396,958 migrantes en el límite sur. Esa cifra solo se había acumulado durante los mismos meses de 2001, cuando el flujo migratorio creció en plena crisis económica por la necesidad de mano de obra, y en 2006, con la premura de cientos de miles de migrantes por llegar a Estados Unidos antes de que pudieran ser sujetos de la Operación Streamline en cinco de los nueve sectores de la frontera sur, que se implementó en 2005. Contemplaba que una vez detenidos, los indocumentados fueran procesados criminalmente en grupos por entrada ilegal al país y luego, deportados.
La cifra de arrestos en lo que va de 2021 es tan alta que incluso supera el acumulado de años fiscales completos, como 2017, cuando Donald Trump asumía el cargo y avanzaba en su política de tolerancia cero. Para entonces, esa decisión logró desalentar —solo por ese año— la llegada de migrantes a los límites de Estados Unidos con México.
La Casa Blanca se ha negado a catalogar lo que ocurre en la frontera como una crisis sin precedentes, como la llaman los republicanos. Al mantenerse a raya, la secretaria de prensa, Jen Psaki, sí itió este lunes que los números que se registran están generándoles "un problema serio" y que a eso se suma que el gobierno de Trump, dijo, dejó un sistema migratorio "desmantelado e inservible".
Mayorkas reconoció este martes que la situación "es difícil" y que resolverla "tomará tiempo".
¿Quiénes son los migrantes?
De Trump a Biden, las características de la migración han cambiado. En mayo de 2019, 64% de los arrestos eran de grupos familiares que abarrotaban las furgonetas de la Patrulla Fronteriza en puntos del Valle del Río Grande y El Paso. Para entonces, los adultos solos representaban 28% y los menores no acompañados 9%.
Ahora son los adultos solos, cuya proporción creció 188% si se le compara con los números de febrero de 2020. Representan 82% de los migrantes totales que están llegando a la frontera desde la llegada del nuevo gobierno. Seguidos de lejos, están las unidades familiares (10%) y los menores no acompañados (7.4%). La mayoría de los adultos solos que llegan son mexicanos (187,218), seguidos por guatemaltecos (46,683), hondureños y salvadoreños.
En su mayoría están entrando por el Valle del Río Grande, El Paso, Del Río y Laredo, las dos primeras, zonas por las que tradicionalmente cruzan los migrantes indocumentados. En menos proporción están usando sectores como el Big Bend. Pero allí se ve un aumento inusual en los cruces de adultos solos, de 316%. Esta es un área árida, absolutamente desolada, de montañas y caminos rocosos, pero con sectores en los que el Río Bravo pierde su caudal y facilita el andar.
La proporción de nacionalidades cambia cuando se trata de unidades familiares. La mayoría de ellas provienen de Honduras (14,108), y luego de Guatemala (14,108), México y El Salvador.
Y en el caso de los menores no acompañados, el grueso viene de Guatemala (más de 10,000), seguido de México (9,508), Honduras (6,071) y El Salvador (2,185).
¿Qué está haciendo el gobierno?
Para atajar la mayor oleada, la de los adultos solos, esta martes Mayorkas anunció que los expulsarán del país amparados en la crisis de salud pública que creado la pandemia de coronavirus. Tanto los mexicanos como los centroamericanos serán enviados a México o a sus países de origen. Solo habrá una excepción: aquellos casos en los que se determine que existen vulnerabilidades particulares que puedan ponerlos en peligro.
Otra migración que está presentando retos únicos para Biden es la de los menores no acompañados. En lo que va de año fiscal, la cifra de arrestos se ha duplicado: ha pasado de 4,690 en octubre a 9,267 en febrero, según cifras de CBP. Con esa tendencia y un promedio de 42 días de estancia en custodia —y no de 20—, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) teme que la capacidad instalada, de 13,450 camas, pueda verse superada pronto: hasta el 15 de marzo de 2021 había 9,200 menores bajo el cuidado del gobierno.
Eso llevó a que durante el fin de semana pidiera apoyo a la Agencia para el Manejo de Emergencias (FEMA). El organismo federal ya dispuso un centro de convenciones de Dallas, el Kay Bailey Hutchinson, para ser utilizado temporalmente como albergue de cerca de 2,300 adolescentes entre 15 y 17 años. El colapso con la llegada de menores en la frontera ya ha comenzado a sentirse y están quedando retenidos en celdas de la Patrulla Fronteriza que normalmente son para adultos y por 120 horas, cuando el tiempo máximo permitido para su transferencia a HHS es de 72 horas.
Otros dos centros más serán habilitados en Texas, según reportes del diario The Washington Post. Uno de ellos tiene capacidad para recibir a otros 700. Del siguiente se conoció en febrero, es el de Carrizo Springs: fue inaugurado durante el gobierno de Trump y cerrado apenas un mes después tras el reclamo de las organizaciones de derechos humanos.
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