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Los nuevos aranceles al acero podrían hacer que el muro de Trump sea más difícil de construir

Estados Unidos no produce suficiente material para construir un proyecto de cientos de kilómetros, como el que el presidente busca concretar.
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5 Mar 2018 – 03:56 PM EST
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Una serie de prototipos del muro de Trump están a la vista en plena frontera entre EE.UU. y México, entre Tijuana y San Diego. Crédito: GUILLERMO ARIAS/AFP/Getty Images

El presidente Donald Trump todavía quiere construir un muro a lo largo de la frontera sur con México. A ratos, parece ser que ya va a dar su primer paso para lograrlo, como sucedió con las negociaciones entre los dos partidos a raíz de los temas migratorios. Los demócratas en el Congreso ofrecieron financiar un muro fronterizo a cambio de protecciones para los inmigrantes que viven en Estados Unidos, pero el acuerdo se derrumbó sin el apoyo del presidente.

El jueves, Trump sacudió al mundo al anunciar unilateralmente aranceles sobre el acero y el aluminio. En nombre de la seguridad nacional—autorizado por un poder que viene desde la Guerra Fría, conocido como Sección 232— Trump declaró sus planes de imponer un arancel de un 25% sobre el acero y un arancel de un 10% sobre el aluminio. Si toma esas medidas, estos impuestos redefinirán los mercados de productos básicos, elevarán los precios de los importadores de acero y sacudirán al ya agitado equipo económico de la Casa Blanca.

Pero, además, estos tendrían impacto en otra área: con este anuncio Trump puede haber puesto su propio muro fuera de su alcance.

El instinto proteccionista del presidente va en contra de las necesidades que tendría un proyecto de este tipo. Estados Unidos no produce acero al precio necesario para construir un muro gigante que abarque miles de kilómetros a un costo asequible. "Las amplias restricciones a la importación podrían tener un impacto significativo en los mercados de suministro de acero y aluminio", dice un informe de analistas de K&L Gates, un bufete de abogados que se enfoca en los mercados globales.

Las tarifas propuestas son una continuación de otras políticas agresivas para promover la venta de productos estadounidenses. En abril del año pasado, Trump ordenó a las agencias federales que priorizaran las compras locales en las adquisiciones federales. Esa orden ejecutiva también tomó medidas enérgicas contra varias exenciones que les permiten a las agencias federales eludir las adquisiciones locales para ciertas operaciones. El mensaje de Trump fue específico: cuando los organismos federales construyan instalaciones, necesitan usar acero, aluminio, hierro y cemento fabricados en Estados Unidos.

El precio es una de las exenciones que se debatió. "Las agencias federales pueden renunciar a los requisitos de adquisición nacional si es de 'interés público', incluso cuando hay falta de disponibilidad de artículos producidos en el país o si el uso de materiales nacionales aumentaría los costos de los proyectos en un 25% o más", dice un documento de K&L Gates sobre las normas de adquisición. Las medidas enérgicas de Trump les exigieron a las agencias federales que analizaran si las exenciones de precios eran necesarias en última instancia porque, según dice Trump, al acero estadounidense se le trata de manera "muy, muy injusta".

Pero este giro proteccionista es un doble golpe para el muro: los aranceles de Trump harán que el acero para la infraestructura sea más costoso, mientras que las medidas enérgicas contra las exenciones harán que sea obligatorio el uso de acero estadounidense . Y no afectaría solo al muro. Como escribe la consultora de comercio internacional Jean Heilman Grie, la implementación completa de la orden de comprar productos estadounidenses podría ampliar las exigencias de adquisición para los proyectos de infraestructura estatales e incluso locales.

Estos son los ocho prototipos del muro fronterizo sugerido a Trump en octubre de 2017 (Guillermo Arias/AFP/Getty Images).


El secretario de Comercio, Wilbur Ross, debería haber recibido un informe sobre la compra de productos de fabricación nacional en noviembre, pero, hasta ahora, este documento no ha salido a la luz pública (Grier señala que ni siquiera está claro si alguna vez se le envió al presidente). En enero, un grupo bipartidista de senadores presentó la ley BuyAmerican.gov de 2018, tal vez la primera vez que una ley recibe el nombre de una dirección de internet. El proyecto de ley restringiría el uso de exenciones por parte de las agencias federales y les exigiría monitorearlas públicamente.

Debido a que todavía se desconocen el costo, la composición y las dimensiones del muro fronterizo propuesto, es imposible saber si las nuevas exigencias en cuanto al acero elevarán el precio un poco o mucho. Lo mismo se aplica para artículos como autos y motores. Sin embargo, los productores nacionales de acero están muy contentos. El director general de US Steel, Dave Burritt, quien se unió a Trump en el gabinete presidencial para el anuncio, dijo que los aranceles garantizarían el regreso de un "campo de juego parejo". A principios de esta semana, en el The Wall Street Journal, Burritt escribió: "Estamos, y hemos estado, en una guerra comercial durante décadas y estamos perdiendo capacidades vitales para mantener a Estados Unidos fuerte y seguro".

Pero el grupo de consultoría Wood Mackenzie acaba de emitir un informe que dice que las medidas no funcionarían para la industria siderúrgica estadounidense. El estado de ánimo en el American Institute for International Steel y la International Rebar Exports and Producers Association podría describirse como a un nivel de pánico moderado tipo "no hay de qué preocuparse".

Esto parece no ser problema para Trump, quien tuiteó el viernes que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar". Los expertos no coinciden con esto, y las perspectivas más perjudiciales para la economía están en lo que los expertos no pueden predecir: represalias de los socios comerciales internacionales o los efectos dominó en todo el sistema de comercio global. Pero, según los informes, el presidente no consultó a muchos expertos más allá del secretario de Comercio, Wilbur Ross. En cambio, presuntamente emitió su declaración con un espíritu de frustración y aislamiento, de acuerdo a NBC News. Trump podría estar encerrándose, algo que probablemente no lo ayudará a construir un muro.

Este artículo fue originalmente publicado en inglés en CityLab.com

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