1 de cada 36 niños en EEUU tienen autismo, una condición cuya prevalencia está en aumento y sobre la que muchos hispanos tienen una idea equivocada, lo que muchas veces se convierte en una barrera para detectarlo. De ello da fe Adriana Crostley quien, a partir de su propia experiencia y la de otros padres, ha aprendido cómo el diagnóstico, lejos de ser una sentencia, es una herramienta para ayudar a la persona a alcanzar su máximo potencial. Esta es su historia.