La contaminación atmosférica puede alcanzar la placenta, alerta un nuevo estudio ¿Cuáles son las consecuencias?

El vínculo entre la exposición al aire contaminado y el aumento en el número de abortos espontáneos, nacimientos prematuros y bebés con bajo peso al nacer ya se había establecido previamente. Pero esta nueva investigación muestra que las causas pueden ser las mismas partículas y no solo el efecto inflamatorio que la contaminación produce en las madres, como se pensaba con anterioridad. Es decir, el aire contaminado que respiramos a diario llega directamente hasta el feto, por lo que la contaminación nos afecta incluso antes del nacimiento.
“Este es el período más vulnerable de la vida. Todos los sistemas de órganos están en desarrollo. Para la protección de las generaciones futuras, tenemos que reducir la exposición [al aire contaminado]”, dijo el director del estudio, Tim Nawrot, de la Universidad Hasselt en Bélgica.
Si bien la contaminación atmosférica está disminuyendo en algunas naciones, la cantidad de pruebas sobre el daño que ocasiona está aumentando rápidamente, incluso cuando los niveles son bajos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada diez personas en el planeta respiran aire con altos niveles de polución. Las regiones más afectadas se encuentran en África y Asia.
El nuevo informe, publicado en la revista académica Nature Communications, analizó 28 placentas de mujeres no fumadoras de Hasselt, una ciudad belga cuyos niveles de contaminación atmosférica están por debajo de los límites establecidos por la Unión Europea, aunque superan los de la OMS. Los investigadores utilizaron técnicas de láser para detectar las partículas de carbono negro, que dejan un rastro ligero y único. Estas partículas, más conocidas como hollín, se liberan en el aire a diario, en gran parte por la quema de combustibles fósiles.
"Es muy difícil dar un consejo práctico a las personas, ya que todo el mundo debe respirar", señala el investigador. "Pero la gente puede hacer todo los posible para evitar las carreteras muy transitadas. Aunque los niveles de contaminación son muy altos al lado de las carreteras, éstos disminuyen con solo unos pocos metros de distancia", añadió.
Aunque no está claro si esas partículas son dañinas para el desarrollo del feto (los investigadores dijeron que son necesarios estudios adicionales), los nuevos descubrimientos sí dejan claro que el entorno de la madre es también el del feto, y que la placenta no puede ofrecer protección completa ante el mundo de fuera.
“La función principal de la placenta es hacer llegar nutrición y oxígeno al feto”, dijo Nawrot. “Pero hasta cierto punto, también forma una barrera contra los intoxicantes.
Alcohol, drogas y contaminación: todas pueden cruzar la placenta
Años atrás se creía que nada podía cruzar la placenta, y que el feto estaba completamente a salvo. Sin embargo, la crisis de la talidomida hizo saltar por los aires esta creencia. Este fármaco, que se comercializó entre los años 50 y 60 como sedante y calmante de las náuseas durante los tres primeros meses de embarazo, provocó miles de nacimientos de bebés afectados de una anomalía que se caracteriza por la carencia o cortedad de las extremidades.
Desde entonces, se sabe que todo tipo de sustancias, incluido el alcohol, las drogas y ahora, la contaminación, pueden cruzar la placenta. Lo que hace falta comprender es el alcance de este tercer factor. "Necesitamos comprender si la acumulación de partículas de carbono negro en el tejido placentario puede ser responsable de los efectos adversos asociados con la exposición a la contaminación del aire durante el embarazo”, concluye Nawrot.
La contaminación causa siete millones de muertes prematuras al año, pero su impacto no se ha investigado en profundidad.
Un informe de Unicef de 2017 alertaba sobre los graves efectos de la contaminación sobre los niños, que van más allá del deterioro pulmonar. De acuerdo con este reporte, la contaminación puede generar daños irreversibles en el cerebro de los bebés. Casi 17 millones de bebés en el mundo viven en lugares donde la toxicidad del aire es seis veces mayor que la establecida en los límites internacionales de la OMS.