“Fatiga de Zoom”: 4 razones por las que nos agotan las videoconferencias y cómo remediarlo
Además de facilitarnos la vida enormemente (como hemos comprobado de sobra con la pandemia), las videoconferencias pueden proporcionar hasta unas risas, como ocurrió recientemente con el episodio del gato, que se hizo viral cuando, en una vista judicial por Zoom en Texas, un abogado no supo desactivar el filtro que lo convertía en gatito.
Pero las videoconferencias también pueden resultar agotadoras. En uno de los primeros estudios teóricos sobre la 'fatiga de Zoom', publicado en una revista de la Asociación Amerciana de Psicología, el director del Virtual Human Interaction Lab de la Universidad de Stanford, en California, y doctor en psicología cognitiva Jeremy Bailenson ofrece cuatro explicaciones de por qué las videoconferencias en las que millones de empleados participan día tars día, anclados a la silla y con el rostro permanentemente expuesto al escrutinio de los demás, producen un tipo especial de fatiga.
Bailenson ofrece estas cuatro razones: