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    Donald Trump

    En su afán de resolver problemas internacionales, Trump se topa con algunos creados por él mismo

    Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, las relaciones internacionales han sufrido una sacudida que amenaza con alterar el sistema de alianzas que se construyó tras la Segunda Guerra Mundial, enfrentándose a los aliados tradicionales y acercándose a rivales como Rusia para construir un mundo repartido entre las grandes potencias.
    Publicado 23 Mar 2025 – 12:21 PM EDT | Actualizado 23 Mar 2025 – 06:53 PM EDT
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    Donald Trump ha traído una ola de incertidumbre e inestabilidad que ha sorprendido a los socios y aliados tradicionales de Estados Unidos, imponiéndoles aranceles para dejarlos luego en amenazante suspenso o retirando el apoyo a un país invadido por el contrincante de Washington, con el que el presidente parece ahora querer congraciarse alterando décadas de política de Estado.

    Con su llegada al poder por segunda vez, Trump quiere arreglar problemas que él mismo creó en su primer mandato, al tiempo que ha generado otros nuevos desdiciéndose de cosas que él mismo hizo la primera vez que fue presidente.

    Tres casos destacan: las tensiones creadas por México y Canadá por el tráfico de drogas y la inmigración ilegal; los choques con los socios europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el aparente cambio de bando de Washington en la guerra de Ucrania con el argumento de gestionar un acuerdo de paz, y el amenazante emplazamiento a Irán para llegar a un acuerdo sobre su programa nuclear con una invitación a solucionarlo por la vía negociada o arriesgarse a ser objeto de una acción militar.

    La única alianza que luce inalterable, incluso profundizada respecto a como la manejó Joe Biden, es la que tiene Estados Unidos e Israel, país al que Trump respalda plenamente en su guerra contra los palestinos de Gaza, cuya población dicen querer sacar para desarrollar económicamente una “Riviera” que sería una mezcla de Mónaco con Dubai (a juzgar por un polémico video generado por inteligencia artificial que el mandatario compartió en sus redes sociales).

    El problema que creó Trump donde no había: el caso de México y Canadá

    Trump tiene sobre México y Canadá la espada de Damocles de ponerles en vigencia aranceles de 25% al comercio regional si no atienden el problema del tráfico de fentanilo y el flujo de inmigrantes ilegales que entran a Estados Unidos por sus fronteras para satisfacer la demanda del mayor mercado de compradores de drogas del mundo.

    Aunque el trato que está dando Trump a los dos países comercialmente más importantes para Estados Unidos sea el mismo, no comparten responsabilidad de la misma manera.

    México es una fuente de drogas e inmigración muchas veces superior a Canadá, este último país, además, ha sido un socio fundamental para la agenda de seguridad mundial de Washington al punto de haber ido a guerras al lado de tropas estadounidenses.

    Trump ha mezclado lo comercial y la seguridad para justificar los aranceles. Al decir que canadienses y mexicanos se habían aprovechado de su relación con Washington dentro del Acuerdo de Libre Comercio Estados Unidos-México-Canadá se preguntó: “ ¿Quién pudo haber firmado una cosa como esa?”, cuando fue él mismo quien lo firmó y lo alabó en enero 2020 como “algo muy especial”.

    “Las formas no son diplomáticas. Él está él está actuando en Estados Unidos como si esto fuera una empresa. Acaba de empezar. Vamos a darle el beneficio de la duda”, dijo a Univision Noticias el analista internacional David Bittan Obadia, quien considera que "Trump está haciendo lo correcto. Quizás no es la forma, quizás no nos guste este su estilo, pero sí está haciendo lo correcto. Él lo está haciendo rápido".

    “Él está tratando de tratar de ajustar la balanza comercial con un sistema de shock no acostumbrado. Okay. Los vecinos están sumamente molestos porque estaban muy tranquilos como estaban. Trump está buscando cómo equilibrar esa relación”, afirmó Bittan.

    El resquebrajamiento de la alianza occidental

    Otros socios que han estado recibiendo críticas y amenazas de Trump son los aliados europeos, algunos de los cuales son aliados de Washington dentro de la OTAN, instancia que ha sido el pilar de la seguridad europea desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

    A esas naciones Trump también les está aplicando la política de aranceles que amenaza con alterar el comercio mundial y, al mismo tiempo, las deja en la incertidumbre de no saber si podrán contar con el paraguas militar estadounidense dentro de la OTAN para mantener a raya a Rusia, que con Putin está reviviendo las tradicionales aspiraciones de influencia de Moscú.

    En su segundo mandato, Trump ha redoblado sus críticas a la OTAN y acusa a algunos de no invertir lo necesario para su defensa. Incluso ha redoblado el desafío y exige que los socios de la alianza inviertan el 5% de sus presupuestos en seguridad, frente al 2% convenido actualmente (y que no todos los países alcanzan).

    En reacción a la nueva doctrina de defensa del gobierno de Trump, Francia ha puesto a disposición de Europa su arsenal nuclear, Reino Unido proyecta aumentar su gasto en defensa, algo que también planifica Polonia (además de asomar que estudiará la posibilidad de desarrollar algunas capacidades nucleares para hacer frente a su amenazante vecino ruso).

    Estos cambios tendrán repercusiones a largo plazo, consideró el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Berkeley Steven Fish en una entrevista con Berkeley News, medio de comunicación interno de la universidad californiana. “Durante mucho tiempo fue el pilar de la democracia global y, si bien su política exterior a veces no respetó sus propios valores y principios, fue sin embargo una potencia prodemocrática profundamente comprometida con la protección de sus aliados democráticos”, afirmó Fish.

    "Es difícil imaginar que Estados Unidos recupere alguna vez su poder y prestigio. Trump ha desperdiciado el poder, el prestigio y la influencia que ha disfrutado durante los últimos 80 años", agregó.

    Algunos piensan que el poder personal que Trump está usando para revolucionar las relaciones internacionales tiene los límites que le imponen la institucionalidad y la tradición política de Washington, donde por regla general, esos asuntos han sido manejados dentro de consensos bipartidistas.

    Bittan Obadia recordó en su conversación con Univision Noticias que “Estados Unidos tiene una istración que es provisional, que va a durar cuatro años porque aquí la alternabilidad es un hecho. Y Europa no es un enemigo de Estados Unidos. Estados Unidos no va a abandonar la alianza transatlántica. O sea, no hay que mirar a Estados Unidos como un problema, hay que mirar a Estados Unidos como una solución”.

    La "invitación" a Irán a negociar su plan nuclear (otra vez)

    A fines de febrero, Trump afirmó haber enviado una carta al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, proponiendo conversaciones nucleares, y añadió que "hay dos maneras de controlar a Irán: militarmente o con un acuerdo". El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, respondió que no negociaría con Estados Unidos mientras estuviera bajo amenaza y que Irán no cedería a las "órdenes" estadounidenses de dialogar.

    Este es uno de esos problemas que "creó" Trump cuando en 2018 retiró a Washington de forma unilateral del acuerdo que se había logrado con la participación de socios europeos para monitorear el programa nuclear iraní, reinstauró sanciones y ha hecho que la economía iraní sufra.

    En represalia, Irán se desligó de sus compromisos y siguió enriqueciendo uranio para hacer avanzar su programa nuclear. Desde entonces fracasaron todos los intentos por reavivar el acuerdo de 2015.

    Pero Trump recientemente redobló su tono contra Teherán al vincular explícitamente las acciones de los rebeldes hutíes de Yemen con Irán, advirtiendo al gobierno iraní que "sufriría las consecuencias" de nuevos ataques del grupo. Los comentarios de Trump en su sitio web Truth Social intensifican la nueva campaña de ataques aéreos contra los rebeldes, que causó la muerte de al menos 53 personas durante el fin de semana pasado.

    El riesgo de un enfrentamiento directo entre Estados Unidos e Irán introduce un elemento desestabilizador adicional en una región ya muy afectada por la situación en Gaza y Líbano, bajo ataque de Israel tras la ruptura de la tregua con Hamas, y en Siria, donde el nuevo gobierno no parece tener el control total del país, a juzgar por la violencia sectaria que se ha padecido recientemente.

    El solitario "líder del mundo libre"

    Trump aseguró en la campaña electoral y reiteró en el discurso de toma de posesión que quería un fin de las guerras, pero sus acciones hasta ahora están debilitando los controles creados para evitar grandes conflictos. Y, en el proceso, está desmontando la estructura que ha dado mayor estabilidad a Europa y Asia.

    “En lugar de ver a Estados Unidos como una fuerza mayoritariamente positiva en los asuntos mundiales, estos Estados podrían ahora tener que preocuparse de que Estados Unidos sea activamente malévolo”, escribió en la revista especializada Foreign Policy Stephen Walt, profesor de relaciones exteriores de la Universidad de Harvard en su artículo titulado 'Sí, Estados Unidos ahora es el enemigo de Europa'.

    Walt, quien ha sido un duro crítico de los “excesos” en la política internacional de Washington y ha abogado por un replanteamiento de la presencia militar estadounidense en el mundo, considera que lo que está haciendo Trump no beneficia a Estados Unidos.

    Por su cercanía, los aliados son más vulnerables al maltrato de Washington y podrían tomar acciones para protegerse, desde reforzar sus arsenales, hasta ignorar al gobierno estadounidense, en la medida de sus posibilidades y mientras refuerzan su independencia.

    "Trump ciertamente ha ofendido y confundido a los países amigos, pero no pasarán a ser enemigos precisamente porque sus economías están tan entrelazadas con la de Estados Unidos. Además, sus militares no se comparan con las fuerzas castrenses de Estados Unidos", dijo a Univision Noticias el exembajador John Feeley, quien renunció al Departamento de Estado en el primer gobierno de Trump, cuando estaba asignado a Panamá.

    "El cálculo no es si hay un 'costo' en distanciarse de aliados tradicionales; es más bien cuestión del costo de la oportunidad de no tenerlos próximos, ayudando a los Estados Unidos en las tareas de seguridad nacional", estimó Feeley.

    Al final, todos estos cambios impulsados por Trump y la doctrina del “EEUU primero” podría terminar en un Estados Unidos solitario, advirtieron algunos expertos, lo que en el largo plazo puede ser un problema para el país si quisiera ejercer o retomar su papel de "líder" del llamado mundo libre.

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