Para esta senadora votar contra Amy Barret es algo personal: "Una jueza que cree que mis hijas no deberían haber nacido"
La pequeña Maile Pearl Bowlsbey hizo historia a sus 10 días de vida, mientras dormía la siesta, al convertirse en el primer bebé en entrar en la Cámara del Senado del Congreso de EEUU.
Su madre, la legisladora Amy Coney Barrett, la propuesta por el presidente Donald Trump para la Corte Suprema.
" Mis dos niñas hermosas son únicas, pero mi historia de batalla contra la infertilidad no lo es. La tecnología de asistencia reproductiva ha permitido a miles de estadounidenses tener familia en estados rojos y azules. Por eso les escribo a cada uno de ustedes hoy, especialmente a mis colegas republicanos que arrullaron a Maile cuando visitó el Capitolio, con la esperanza de que consideren el impacto real que su voto en esta nominación sin precedentes tendrá en los estadounidenses que buscan comenzar su familia", escribe la senadora en su carta.
La senadora confiesa haber sentido ´"un nudo de temor" y "angustia en la boca del estómago" cuando se enteró de que la jueza Barrett firmó en 2006 un anuncio de prensa de la organización antiabortista de Indiana St. Joseph County Right to Life, un grupo que rechaza la fecundación in vitro porque el proceso a menudo implica descartar embriones. "Es una entidad con postulados que son considerados radicales incluso dentro del movimiento en contra del derecho a elegir", señala Duckworth.
"Les urjo a que consideren el mensaje que votar a favor de una nominada a la Corte Suprema que parece que cree que mis hijas no deberían existir envía no solo a mí como madre y como vuestra colega, sino a las personas de este país que luchan contra la infertilidad y cuyos sueños quizás solo se hagan realidad mediante la fecundación in vitro u otras tecnologías", continúa la legisladora en su carta.
El anuncio que firmó la jueza Barrett no se refería a la fecundación in vitro en concreto sino que postulaba "defender el derecho a la vida desde la fertilización hasta la muerte natural" pero, para Duckworth, "la voluntad de asociar su nombre a tal organización es descualificadora e insultante para toda persona que haya batallado para tener familia".
"Firmar formalmente el mensaje de una entidad con esos postulados radicales va más allá que otros nominados y demuestra falta de juicio, ausencia de la debida diligencia y burla hacia las familias como la mía que solo pueden tener hijos con métodos de asistencia", añade.
La senadora concluye su carta expresando un temor que otros detractores de Barrett también han puesto sobre la mesa: que sus creencias se impongan en sus decisiones como jueza del Tribunal Supremo. "Tengo miedo de que, si se presenta un caso sobre tecnología de asistencia reproductiva, familias como la mía no puedan confiar en que sus opiniones estén basadas en hechos, leyes y la Constitución, sino influenciadas por sus creencias personales".
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