Por qué el futuro de Irán estará marcado por quién suceda al ayatolá Jamenei y no a su presidente, muerto en un accidente de helicóptero
La muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, tras accidentarse el helicóptero en el que viajaba este domingo, ha dejado muchas preguntas sobre el futuro gobierno de la República Islámica.
Su cargo será cubierto por el ganador de las elecciones que ya se anunciaron para el próximo 28 de junio. Hasta entonces, el primer vicepresidente, Mohammad Mokhber, fungirá como presidente en funciones tal y como indica la Constitución del país.
Sin embargo, un cambio en la presidencia no traerá cambios inmediatos en el sistema de gobierno iraní ni en sus políticas generales.
Y es que la verdadera incógnita es saber quién sucederá en el futuro al ayatolá Ali Jamenei, de 85 años, considerado líder supremo y máxima autoridad del país como su jefe de Estado.
Lo cierto es que el fallecido Raisi, una figura polémica por sus políticas de línea dura, era visto como un protegido de Jamenei tras haber ganado los comicios presidenciales en 2021. Por ello, a Raisi se le consideraba como el principal candidato a sustituir en el cargo al líder supremo.
Ahora, tras su muerte, una de las opciones más probables es que el puesto recaiga finalmente en el hijo de Jamenei, lo cual no estaría exento de polémica.
Y es que una sucesión hereditaria podría desencadenar una crisis de legitimidad para la República Islámica, que se estableció precisamente como una alternativa a la monarquía y a su transferencia de poder entre padres a hijos.
Sin embargo, pese a este diferente sistema, muchos iraníes acusan a Jamenei de liderar un régimen corrupto y dictatorial.
A continuación, siguen tres preguntas para entender qué podría suceder ahora en Irán:
1. ¿Cómo funciona el gobierno de Irán?
Irán celebra elecciones periódicas para elegir a su presidente y a los del Parlamento mediante sufragio universal.
Sin embargo, es el líder supremo quien tiene la última palabra sobre todas las políticas importantes. Es él quien actúa como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y controla la poderosa Guardia Revolucionaria.
El líder supremo también nombra a la mitad de los 12 que forman el Consejo de Guardianes, un organismo clerical que examina y aprueba en su caso a los candidatos a presidente, al Parlamento y a la Asamblea de Expertos, un grupo electo de juristas encargado de elegir al líder supremo.
En teoría, los clérigos supervisan la República para garantizar que cumpla con la ley islámica. En la práctica, el líder supremo gestiona cuidadosamente el sistema de gobierno para equilibrar intereses, promover sus propias prioridades y garantizar que nadie desafíe a la República Islámica o su papel al frente de ella.
Raisi, quien era visto como un protegido de Jamenei, fue elegido presidente en 2021 después de que el Consejo de Guardianes impidiera que cualquier otro candidato conocido se postulara contra él.
La participación en aquellas elecciones fue la más baja en la historia del país. Sucedió a Hassan Rouhani, un candidato relativamente moderado que había sido presidente durante los ocho años anteriores y que se había impuesto a Raisi en 2017.
Tras la muerte de Raisi, de acuerdo con la Constitución de Irán, el casi desconocido vicepresidente Mohammad Mokhber actuará como presidente en funciones.
Las elecciones, ya fijadas para el 28 de junio, debían celebrarse en un plazo máximo de 50 días. Es probable que esa próxima votación se gestione cuidadosamente para que el presidente elegido mantenga las características actuales del gobierno.
Eso significa que Irán seguirá imponiendo cierto grado de gobierno islámico y reprimiendo a la disidencia. Enriquecerá uranio, apoyará a grupos armados en todo Oriente Medio y seguirá mirando a Occidente con profunda sospecha.
2. ¿Qué significa esto para la sucesión?
Todos los presidentes que han llegado al poder en Irán, ya fueran más o menos moderados, han tenido que operar siempre bajo la estructura del sistema que gobierna el país con el líder supremo al frente.
Por eso, para ver algún cambio importante en el país habrá probablemente que esperar hasta la muerte de Jamenei, cuando se elija un nuevo líder. Jamenei sucedió al fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruhollah Jomeini, en 1989.
El próximo líder supremo será elegido por los 88 de la Asamblea de Expertos, que son elegidos cada ocho años entre candidatos analizados por el Consejo de Guardianes.
En las elecciones para este organismo, celebradas en marzo pasado, a Rouhani se le prohibió postularse, mientras que Raisi ganó un escaño.
Cualquier discusión sobre la sucesión de Jamenei ocurre alejada del escrutinio público, lo que hace difícil saber quiénes pueden estar siendo considerados como candidatos.
Sin embargo, las dos personas que analistas consideraban con más probabilidades de suceder a Jamenei eran Raisi y el propio hijo del líder supremo, Mojtaba, un clérigo chiíta de 55 años que nunca ha ocupado un cargo gubernamental.
3. ¿Qué pasa si el hijo del líder supremo le sucede?
Los líderes de la República Islámica que se remontan a la Revolución de 1979 defienden que su sistema es superior a las democracias de un Occidente que ven como decadente, y también a las dictaduras militares y monarquías que prevalecen en todo el Oriente Medio.
Por eso, el hecho de que el líder supremo transfiriera el poder a su hijo podría provocar un gran malestar entre los iraníes que ya critican el gobierno clerical, pero también entre los partidarios del sistema que podrían ver esta decisión como algo antiislámico.
Las sanciones de Occidente por el programa nuclear iraní han devastado la economía del país. Y la aplicación del régimen islámico, que se volvió más severo bajo la presidencia de Raisi, han limitado aún más a mujeres y jóvenes.
La República Islámica se ha enfrentado a varias oleadas de protestas populares en los últimos años. La más reciente ocurrió en 2022 tras la muerte de Mahsa Amini, quien había sido arrestada por supuestamente no cubrirse el cabello en público. Más de 500 personas murieron y más de 22,000 fueron detenidas en una violenta represión.
Ahora, la muerte de Raisi podría hacer que la futura transición hacia un nuevo líder supremo en Irán sea más complicada y llegue a provocar más disturbios.
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