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Satélite

Expertos advierten sobre la posibilidad de un choque catastrófico de satélites en la órbita terrestre

El número de satélites artificiales que orbitan la Tierra ha aumentado rápidamente en los últimos años, de menos de 1,500 en 2014 a más de 9,800 en la actualidad, con más de 80 naciones participando en la actividad espacial sin que exista un sistema global para coordinar el tráfico espacial.
Publicado 11 Oct 2024 – 01:47 PM EDT | Actualizado 11 Oct 2024 – 01:47 PM EDT
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Por años la comunidad científica ha advertido del riesgo de que la basura espacial alrededor de la Tierra pueda causar daños tanto a satélites funcionales en el espacio como a las personas en la Tierra. Pero con el creciente número de satélites que orbitan alrededor del planeta, a ese peligro se suma el de un choque catastrófico entre estos artefactos no tripulados que podría afectar las telecomunicaciones y recabación de información sobre cambio climático, desastres naturales y otros datos importantes.

Según explica el astrónomo Stuart Clark en un artículo para la publicación en línea Science Focus de la BBC, en la primera mitad de 2024, solamente los satélites de la flota Starlink de SpaceX realizaron cerca de 50,000 maniobras para evitar choques en la órbita terrestre.

“Esto refleja la cantidad de satélites que orbitan alrededor de la Tierra y genera temores de colisiones de satélites si seguimos lanzando más sin control”, dice Clark.

Cada vez hay más satélites viajando a alta velocidad alrededor de la Tierra

Según el Foro Económico Mundial (WEF), “el número de naves espaciales que orbitan la Tierra ha aumentado rápidamente en los últimos años, de menos de 1,500 en 2014 a más de 9,800 en la actualidad, y más de 80 naciones participan en la actividad espacial”.

Según el organismo, el aumento brinda importantes beneficios a las personas en la Tierra pero también plantea desafíos para la seguridad y la sostenibilidad del espacio alrededor del planeta, el cual está cada vez más congestionado y aumentando el riesgo de colisiones involuntarias.

Cuando a esa cantidad se le suman los satélites fuera de servicio, el número de naves no tripuladas que orbitan la Tierra se acerca a las 13,000.

La velocidad con que los satélites necesitan viajar para poder mantenerse en órbita agrava la situación. Stuart explica que los satélites viajan a un mínimo de 4.8 millas por segundo y que “a esta velocidad las colisiones liberarían una enorme cantidad de energía, destrozando los objetos involucrados y produciendo grandes nubes de escombros que podrían destruir otros satélites”, en una especie de efecto dominó.

Otra agravante es la de que los satélites en la órbita terrestre deben coexistir no solo entre ellos, sino también con una creciente cantidad de basura espacial, que incluye otras naves no tripuladas fuera de servicio, así como residuos creados por intensa actividad de exploración y de experimentos tanto científicos como militares, incluyendo pruebas misilísticas, que viajan tan rápido como los satélites.

La empresa especializada en el seguimiento de objetos en órbita, LeoLabs, actualmente vigila más de 30,000 piezas de basura espacial, todas más grandes que una pelota de béisbol viajando en la órbita baja de la Tierra.

Cada uno de estos objetos es un desastre en potencia, especialmente cuando se toma en cuenta que desechos de solo unos pocos milímetros pueden causar daños letales a satélites y estaciones espaciales.

El investigador técnico sénior de LeoLabs, Darren McKnight, describe la situación actual en la órbita terrestre como una "bomba de tiempo".

A lo anterior se suma el problema de que actualmente no existe un sistema acordado globalmente para coordinar el tráfico espacial a fin de mejorar la seguridad en el tráfico de objetos alrededor de la tierra.

Choques y acercamientos peligrosos

En 2009, el satélite estadounidense en servicio Iridium 33, chocó con un satélite ruso inoperante llamado Cosmos 2251 a 7.3 millas por segundo, creando más de 2,000 fragmentos de desechos rastreables y una cantidad no determinada de escombros más pequeños pero también peligrosos.

En enero de 2023, el telescopio espacial IRAS puesto en órbita por Estados Unidos, Reino Unido y Países Bajos se acercó a entre 15 metros del satélite estadounidense GGSE-4, inoperante desde 1972 pero aún orbitando la Tierra.

En febrero de ese mismo año, el satélite científico atmosférico TIMED de la NASA pasó a solo 10 metros del satélite ruso fuera de servicio, Cosmos 2221. Aunque TIMED se encuentra en operaciones no hay manera de maniobrarlo, por lo que el personal de la NASA solo pudo observar y desear que no ocurriera un desastre.

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