Una nueva generación de supremacistas blancos ha nacido en Charlottesville
CHARLOTTESVILLE, Virginia.- Las fuerzas supremacistas blancas que acudieron a Charlottesville este fin de semana (la mayor reunión de este tipo en por lo menos una generación) representan una nueva encarnación del movimiento supremacista blanco. Grupos tradicionales como el Ku Klux Klan, Nación Aria o los Skinheads nazis, que durante mucho tiempo han sido el centro del movimiento racista en Estados Unidos, estuvieron en gran parte ausentes.
En cambio, entre los jóvenes que marcharon en Charlottesville con palos, escudos, spray de pimienta y armas de fuego se encontraban muchas personas con estudios universitarios que en los últimos años han abandonado la corriente política mainstream en favor de ideologías extremistas. Un gran número de ellos ha adoptado un corte de pelo limpio y una look de chico de fraternidad universitaria diseñado para atraer al hombre blanco medio de una manera que el atuendo del KKK o la parafernalia del skinhead nunca hubiera podido hacerlo. Las entrevistas muestran que al menos algunos de estos líderes ha pasado tiempo en las fuerzas armadas de los Estados Unidos.
Muchos de los manifestantes pertenecen a nuevas organizaciones como Vanguard America, Identity Evropa, Traditionalist Workers Party y True Cascadia, grupos que han visto engrosar sus filas expandirse en el último año. La mayoría de estas organizaciones se ven a sí mismas como parte de un movimiento "alt-right" más amplio que representa el extremo a la derecha del espectro político en los Estados Unidos.
"Va a ser más y más difícil que nos paren"
Estas organizaciones exhibieron una organización sin precedentes y conocimientos tácticos. Cientos de activistas racistas se congregaron en un parque el viernes por la noche, caminando a través de la oscuridad en grupos de entre cinco y 20 personas. Un puñado de líderes con auriculares y radios dieron órdenes mientras una camioneta llena de antorchas paraba cerca. En cuestión de minutos, el número de manifestantes había aumentado hasta llegar a varios centenares. De forma rápida y eficiente formaron una larga procesión y comenzaron a marchar, con antorchas encendidas, por el campus de la Universidad de Virginia.
A pesar del intenso interés de los medios de comunicación, la policía y los antirracistas locales, los supremacistas blancos se mantuvieron firmes en el lugar de su intimidante marcha nocturna, hasta el último momento.
Al día siguiente, los manifestantes de extrema derecha (entre 1,000 y 1,500 personas) marcharon al Parque de Emancipación. Una vez más, llegaron en pequeños bloques bajo un mando de estilo militar. Los disciplinados grupos racistas estaban tan bien organizados como la policía, que parecía no tener un plan claro sobre cómo reaccionar ante la violencia. Los manifestantes se mantuvieron firmes en el parque y no fueron desalojados durante varias horas.
Para muchos de ellos esto equivale a una victoria. "Cada protesta va a ser más organizada, vamos a tener más gente, y va a ser más y más difícil que nos paren", dijo un portavoz de Vanguard América, un grupo fascista, que se identificó como "Thomas". "La gente blanca es muy buena organizándose".
"Este es nuestro movimiento de los años 60"
A pesar de que la policía arrestó a James Fields, el hombre de Ohio de 20 años que arrolló en su Dodge Charger a una multitud de manifestantes antiracistas, matando a la joven Heather Heyer e hiriendo a otras 19 personas, los supremacistas blancos evitaron los arrestos por parte de las fuerzas del orden.
También superaron a sus oponentes antiracistas. El sábado, un grupo de varias facciones se reunió en la histórica Primera Iglesia Bautista para celebrar una ceremonia con el académico Cornel West y el pastor Traci Blackmon. Los antirracistas, muchos de ellos del clero, caminaron tranquilamente hacia el Parque de la Emancipación, donde los supremacistas blancos los superaban en número.
Más tarde, una banda de contramanifestantes más agresivos apareció en el parque, cantando "Appalachia viene a por ti. ¡Punks nazis os vamos a aplastar ya!". Estos militantes antifascistas también fueron repelidos con éxito por los supremacistas blancos.
Dada la magnitud de las protestas, los grupos de extrema derecha sufrieron pocas lesiones. Esto es particularmente notable, ya que varias personas cercanas a las protestas estaban armadas. Durante el fin de semana, las milicias de derechas y de izquierdas, equipadas con rifles de asalto, pistolas y blindados, patrullaron las calles de Charlottesville (en el estado de Virginia es legal que los dueños de armas de fuego las lleven consigo).
Muchos de los hombres armados creían tener el papel de mantener un mínimo de orden. La milicia de Three Percenter del estado de Nueva York se colocó junto al Parque de Emancipación con la intención de evitar que los antiracistas interrumpieran la manifestación. El grupo dice que está en contra del racismo, pero que defiende el derecho a la libertad de expresión.
A unas manzanas de distancia, Redneck Revolt, una milicia izquierdista de Carolina del Norte, vigilaba el perímetro de un parque donde se habían reunido los antirracistas, comprometidos a prevenir ataques violentos de los grupos supremacistas blancos.
La presencia de ciudadanos fuertemente armados pudo haber jugado un papel en la decisión de las autoridades de mantenerse al margen de las violentas escaramuzas entre los supremacistas blancos y sus oponentes.
Entre los que participaron en la marcha había muchos recién llegados a la causa de la 'alt-right'. La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales del año pasado ha energizado a toda una oleada de jóvenes que antes eran apáticos o apolíticos, dijo ProPublica uno de los organizadores de la protesta, Eli Mosley. El presidente ha servido como "megáfono" para las ideas de extrema derecha, añadió.
Mosley y sus compañeros están tratando de atraer a tantos jóvenes politizados como sea posible. "Estamos ganando", dijo. "Estamos apuntando a los jóvenes y creando un movimiento que atraiga a los jóvenes".
Algunos de los que han gravitado en torno al movimiento de extrema derecha son exliberales, como el organizador de Mosley, Jason Kessler, y algunos partidarios de Bernie Sanders. Muchos son exlibertarios.
"Yo era un libertario", dijo Mosley, mientras los supremacistas blancos gritaban "¿De quién son las calles? ¡Nuestras! "Miré a mi alrededor y me di cuenta de que la mayoría de los libertarios eran hombres blancos. Decidí que la izquierda estaba ganando con la política de identidad, así que yo también quise jugar a la política de identidad. Estoy fascinado por las tácticas izquierdistas, he leído a Saul Alinsky, a Martin Luther King... Este es nuestro movimiento de los años 60".