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Crisis en Venezuela

La nueva crisis que comienza en Venezuela: el desconocimiento del gobierno de Maduro aumenta la inestabilidad política

La juramentación de Nicolás Maduro, calificado como ilegítimo por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA), ha abierto una etapa de mayor conflictividad en el país. Este viernes 11 de enero, el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, lo catalogó como “usurpador” y dijo tener la legitimidad para “ejercer la encargaduría (sic) de la Presidencia de la República”, tal como lo establece la Constitución venezolana en caso de falta absoluta del Jefe de Estado.
12 Ene 2019 – 06:07 PM EST
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CARACAS, Venezuela.- Venezuela ya contaba con dos tribunales supremos, dos fiscales generales y dos parlamentos. Pero a partir de ahora también podría tener dos presidentes de la República. El inicio del segundo mandato de Nicolás Maduro, calificado como ilegítimo por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA), ha abierto una etapa de mayor conflictividad e incertidumbre en la República Bolivariana.

Este jueves 10 de enero, Nicolás Maduro tomó posesión para un nuevo sexenio ante el Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el chavismo. Sin embargo, el Poder Legislativo, de mayoría opositora, y las democracias occidentales condenaron la juramentación por considerar que proviene de una elección fraudulenta. En síntesis: ni sus adversarios internos ni Occidente reconocen como Presidente de Venezuela a Maduro, cuyo régimen es objeto de sanciones impuestas por Estados Unidos y varios gobiernos de la región.

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Para echar más leña al fuego, este viernes 11 de enero el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, catalogó a Maduro como “usurpador” y dijo tener la legitimidad para “ejercer la encargaduría (sic) de la Presidencia de la República”, tal como lo establece la Constitución venezolana en caso de falta absoluta del Jefe de Estado.

El diputado no se autoproclamó Presidente de Venezuela. En el mismo discurso, aclaró que en una “dictadura” no basta con invocar los artículos de la Carta Magna y agregó: “Entonces, debe ser el pueblo de Venezuela, las Fuerzas Armadas y la comunidad internacional que nos lleve a asumir claramente el mandato que no vamos a escurrir, que vamos a ejercer”. Sus palabras levantaron controversia en las redes sociales, generando distintas interpretaciones y reacciones al más alto nivel.


El secretario general de la OEA, Luis Almagro, saludó a Guaidó como “Presidente interino de Venezuela” y le expresó su respaldo, en sintonía con las muestras de apoyo manifestadas por la destituida fiscal general, Luisa Ortega Díaz, y los magistrados del Tribunal Supremo designados por el Parlamento que están en el exilio. “La Fuerza Armada tiene ahora el deber constitucional de reconocerlo (a Guaidó) como su Comandante en Jefe y reivindicarse ante la historia”, sentenció desde Colombia Ortega Díaz, disidente del chavismo.

Apuntalado por las instituciones chavistas y especialmente por la Fuerza Armada Nacional, Maduro minimizó la determinación del Parlamento. “Esto es un golpe tuitero y un show para tratar de jugar a la desestabilización. Parecen un grupo de muchachitos que tomaron el control de la oposición y buscan originar más problemas en Venezuela”, respondió el mandatario, tras anunciar que este lunes presentará su plan de gobierno ante la Asamblea Nacional Constituyente, órgano calificado como fraudulento e ilegítimo por sus adversarios internos y las democracias occidentales.

En un tono más agresivo, la ministra de Servicio Penitenciario, Iris Varela, disparó en Twitter: “Guaidó ya te acomodé la celda, con tu respectivo uniforme, espero que nombres rápidamente a tu gabinete para saber quiénes te van a acompañar ‘muchacho pajúo’”.

¿Y ahora qué?

La larga pelea por el poder en Venezuela amenaza con desembocar en un choque definitivo. “A partir del 10 de enero comenzó el juego duro. El gobierno está apelando a todo su poder de coacción interno para demostrar que en Venezuela no existe vacío de poder, mientras la oposición apela a su única fortaleza real: factores clave de la comunidad internacional”, resume el analista Jesús Seguías, director de la firma de investigación de mercados Datincorp.

“Estamos en tiempos de desenlaces. Pronto tendremos un nuevo mapa político en Venezuela. Ya nada será igual a antes del 10 de enero. Surgirán nuevos escenarios y nuevos actores. Como hemos venido diciendo, a partir de ahora todo cambio en Venezuela pasa por el chavismo, incluido el ala militar. Y eso solo será posible en escenarios de negociaciones, no de capitulaciones”, apunta Seguías.

Todas las miradas están dirigidas en este momento a la Fuerza Armada Nacional, sostén de la revolución chavista. Los rumores habituales fueron potenciados por una publicación del diario The Washington Post, que citando a una fuente anónima de la inteligencia de Estados Unidos señaló que el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, le había solicitado a Maduro que dimitiera.

Para despejar cualquier duda, el propio Padrino López leyó un juramento de lealtad a Maduro en el patio de la Academia Militar. “Acatamos sin vacilación su mando único e indiscutible, liderazgo para dirigir los destinos del país en los próximos seis años, y lo reconocemos como nuestro Comandante en Jefe”, espetó el general en jefe del Ejército.

Los cálculos políticos son influenciados directamente por las estadísticas de la destruida economía venezolana, que ha perdido la mitad de su tamaño en los últimos cuatro años y que está marcada por la hiperinflación, la devaluación del signo monetario, la caída de la producción petrolera, y la escasez de alimentos y medicinas. La debacle ha provocado el mayor éxodo en la historia del país, con casi 3 millones de emigrantes desde 2015, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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“Venezuela está absolutamente quebrada”, escribió en el portal de información y análisis Prodavinci el profesor Michael Penfold, colaborador del Programa Latinoamericano del Centro Woodrow Wilson. A su juicio, “lo que se avecina es la naturalización de la anarquía, la profundización del aislamiento internacional y el quiebre definitivo de la economía venezolana”. Frente a este escenario, estima que solo existen dos opciones: “O hay un cambio político que conlleve a restaurar el orden constitucional y democrático o el país será inviable”.

Penfold observa que el país experimentará “varios meses de altísima incertidumbre”. “Maduro va a resistir. No le queda otra opción una vez que ha apostado por quedarse en el poder de la forma cómo lo ha hecho. Pero resistir puede involucrar hacer concesiones económicas y también políticas, pero en ningún momento esas concesiones involucrarán unas nuevas elecciones presidenciales. La apuesta es quedarse contra viento y marea”, apunta el consultor político.

El académico sostiene que “el cambio político tampoco es imposible”. “Las presiones serán enormes para buscar alguna salida negociada, sobre todo si las sanciones internacionales petroleras terminan de escalar. Pero ese proceso dependerá de una dinámica compleja en un país que va a quedar cada vez más aislado y en el que muchos grupos de diversos orígenes buscarán cooperar para tratar de salir de la situación en la que estamos postrados”, opina el experto.

“La crisis política que vive el país no se resuelve en el plano constitucional sino en el plano político”, subraya Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis. “La oposición necesita dos elementos fundamentales para poder tener éxito: 1) elevar al máximo los costos de la violación democrática; y 2) reducir los costos de salida del gobierno. Generar la máxima presión interna y externa, consolidar un liderazgo sólido, creíble y con poder de negociación en la mano, negociar hasta la justicia transicional”, enfatiza.

Descartando la posibilidad de que una parte aplaste a la otra y consciente de que hasta la fecha Maduro es quien tiene los tanques y las bayonetas, León precisa que cualquier negociación pasa por incrementar “la presión interna y externa” con la finalidad de “intercambiar cosas claves y abrir el camino para producir los cambios”.

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