Meghan es mucho más que su vestido de novia (aunque no parezca): te decimos por qué

El vestido de novia de Meghan Markle no fue el que se espera de una (tradicional) princesa.
Comentado y debatido en las redes, el diseño de Clare Waight Keller mantenido religiosamente en secreto hasta el último minuto, hizo que Meghan dejara un halo de desencanto en quienes esperaban quedar impactados con la elección de su vestido.
No fue un Ralph & Russo, no hubo grandes despliegues ni bordados y tampoco era como el de Carolyne Bessette -su “everything goals” cuando se trata de vestidos de novia.
Limpio y arquitectónico, aunque con algunos fallos en el fitting, tenía un claro mensaje para los observadores: Meghan está muy por encima de lo que vista.
Meghan Markle tiene desde hace tiempo en su poder a la industria de la moda. Y no hizo falta que llegara al altar del brazo del príncipe Harry (ni un vestido de Givenchy) para saberlo.
Y su estilo nupcial -afortunado o no- no será lo que marque definitivamente su futuro, meticulosamente construido a lo largo de los últimos años.
Meghan ya era Meghan (antes de Harry)
Ya cuando Meghan Markle era una simple actriz que protagonizaba la serie 'Suits' se le consideraba una fashionista en ciernes, pero desde la revelación de su noviazgo-compromiso-boda, los miles de ojos puestos sobre ella (y sus elecciones estilísticas) están teniendo gran impacto en las decisiones de moda de sus seguidores.
No es gratuita la proliferación de blogs de moda como Meghan’s Mirror y Mad About Meghan escudriñando cada uno de sus looks, sus rios y los costos de su ropa. Pero sobre todo, qué y dónde comprar para lucir como ella.
“Meghan se está volviendo rápidamente un icono de la moda. Su estilo es moderno y en tendencia mientras se mantiene accesible y con los pies en la tierra. La gente ama que su estilo es familiar y podemos vestirnos con outfits similares en nuestras vidas ‘poco reales’ en el día a día”, declaró la editora de MM en entrevista a The Independent.
El truco parece sencillo: usar ropa asequible y hacernos sentir que somos un poco ‘royalties’ con solo vestirnos como ellas.
Con Kate Middleton ha pasado algo similar desde su ingreso a la realeza: repetir algunos atuendos y usar ropa de marcas masivas ha generado el ‘efecto Kate’ que ocasiona que una prenda (de ella o sus hijos) pueda agotarse en minutos.
Sin embargo, lo de Meghan no se ha construido a partir de noviembre. Con ella no había que preguntarse quién era la ‘nueva rubia’ que acompañaba al príncipe Harry.
Tres años al frente del blog de estilo The Tig (cerrado a principio de este año) que incluía guías de viaje y recetas, su ahora famoso ensayo sobre identidad birracial escrito para la revista Elle en 2015 y su trabajo en derechos humanos a través de Naciones Unidas le dan un curriculum y un pasado con un peso suficiente que van muy por encima de ‘la novia del príncipe’.
La editora de Mad About Meghan, Charlotte Crawley, aseguró en una entrevista que -aún cuando su tráfico aumentó tras el compromiso con Harry-, ella documenta las elecciones de Meghan desde que la vio dar un discurso en el evento United Nations Women.
Queda claro incluso quién paga por su ropa: según el sitio Money de CNN es muy probable que el costo del vestido de novia corriera a cargo de ella. No tendría por qué no serlo, según reportes de la revista Fortune Meghan ganó 64.000 dólares por episodio en la serie 'Suits'.
Su evolución de estilo
Meghan, o mejor dicho el estilo de Meghan, se parece poco a la chica de 2006 que participaba en algunos capítulos de las series 'CSI: NY' o en 'Beverly Hills 90210' o incluso a aquella súper bronceada que se casó en Jamaica en 2011. También dejó atrás las fotos del pasado, como la del minivestido de 2007 con moño al frente.
En una extensa entrevista al sitio The Outnet en 2014 sobre moda, Meghan reveló cómo refinó su estilo mientras grababa la serie 'Suits': faldas lápiz debajo de la rodilla, blusas de telas fluidas y stilettos le dieron un toque de elegancia que antes no tenía. A la par que su personaje crecía, lo hacía el costo de sus atuendos.
Incluso le hicieron darse cuenta de lo que no puede ponerse. “Aprendí que aunque se vea hermoso en la percha, no significa que se me vea bien”, declaró.
Ser una visitante frecuente del New York Fashion Week o pasar de marcas como Tom Ford y Burberry a emergentes y trendy como Roland Mouret, Misha Nonoo y Gurung Prabal le fueron dando ese aire de mujer poderosa que es lo que más atrae de sus elecciones. Sin miedo a innovar.
La nueva Meghan
Pero aunque parezca que han pasado siglos de cuando la chica criada en California usaba minivestidos y escotes, tampoco se parece a la más reciente asistente jurídica de 'Suits'.
Ha seguido perfeccionándose: líneas menos ceñidas, atuendos tono sobre tono y rios neutrales.
A diferencia de Kate, con un estilo más clásico y hasta reutilizado, desde que Meghan está bajo el lente de la realeza ha depurado la idea de vestir con significado: cada una de sus elecciones estilísticas tiene un mensaje al país de origen, de sustentabilidad o inclusión. Es evidentemente una estrategia de branding y diplomacia.
"Está siendo cuidadosa al elegir atuendos para hacer declaraciones de estilo, ya sea para impulsar empresas locales o apoyar marcas con esfuerzos caritativos”, explicó Christine Ross, directora editorial de Meghans Mirror al sitio Racked.
En los últimos meses, ha apostado por prendas de Mark & Spencer (una especie de Macy’s británico), usado marcas canadienses y emergentes como con el abrigo blanco de Line The Label (al que pusieron su nombre) o el camel de Smythe. Y su 'endorsment' se puede valuar en millones de dólares.
Según cifras de David Haigh, director ejecutivo de Brand Finance, ella sola podría contribuír con más de 200 millones anuales solo como patrocinadora ‘no oficial’ de la moda británica.
Y ya lo hizo. El sitio de moda Lyst la nombró entre unas de las estrella de estilo más influyentes de 2017 (por encima de Kate).
Sus marcas registradas
La 'nueva' Meghan no es casual. Su evolución, aunque sutil, es evidente. Y aún alineandose a las rígidas reglas de la flemática tradicion británica, no ha dejado de ser disruptiva.
"A pesar de que se ha vuelto más convencional en su vestimenta, su aspecto aún tiene su propia llamarada única (...) A menudo también da la bienvenida a un toque vanguardista con bolsos cruzados y sastrería relajada", escribió la editora de moda Clemmie Field.
El pelo atado con descuido -su famoso 'messy bun', jeans rotos para su primera cita con el príncipe, los bolsos pequeños o cruzados sobre el torso como una declaración de estilo, sus piernas desnudas ignorando el requisito de las medias veladas y sus enormes bufandas anudadas al cuello son poderosos mensajes de sutil rebeldía.
Es fácil adivinar entonces que estos gestos se han convertido casi en sus marcas registradas. Y que cada una de sus seguidoras están dispuesta a imitar.
Antes de que la Corona la viera, Meghan ya había dictado sus reglas de estilo usando a la editora de Vogue sa Emmanuelle Alt como inspiración.
"Me encanta la forma sa de arreglarse, donde si tu atuendo está impecable, entonces tienes que dejar algo fuera de lugar", dijo Meghan en 2015 a MatchesFashion.com. "Hay algo realmente bello en la belleza sin esfuerzo".
Es esa, la Meghan que está utilizando la moda como su arma de poder.
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