“Queremos trabajar, no somos terroristas”: Migrantes que se unieron al ‘Viacrucis’ no pierden la esperanza de llegar a EEUU
El rostro aniñado de Génesis Martínez y la fragilidad con que arrulla a su bebé nacido hace un mes y medio ofrecen las señales de su tragedia. Hace unas tres semanas esta madre de 18 años se unió al “Viacrucis” de migrantes que recorre México rumbo al Norte con la ilusión de que allá encontraría un futuro mejor para su pequeño César.
“Lo hago porque quiero que él en el futuro no tenga necesidad de andar pidiendo… que todo lo tenga”, afirma a la periodista Ilia Calderón durante una entrevista transmitida este domingo por el programa Aquí y Ahora de Univision.
Ella cuenta que salió de Honduras a los 14 años hasta Tapachula, México, y allí trabajó incansablemente hasta el mismo día en que dio a luz a César, sola y dentro de un baño. Cuando escuchó hablar de la caravana vislumbró una esperanza.
Se trata de un evento convocado por activistas proinmigrantes que se viene celebrando hace 5 años. Pero en 2018 ha alcanzado una relevancia inusitada. Primero porque el número de personas que se unió esta vez ha sido casi el triple de las anteriores. Activistas han llegado a calcular hasta 1500.
Por otra parte, la cobertura mediática causó la atención del presidente Donald Trump y despertó su ira en Twitter. Como resultado, ordenó militarizar la frontera con efectivos de la Guardia Nacional.
“Honduras se está desangrando”, opina Irineo Mujica, uno de los coordinadores de la caravana entrevistado en otro de los reportajes de Aquí y Ahora. A juicio del activista, se trata de una crisis humanitaria con una magnitud sin precedentes.
Los organizadores creen que en la caravana viajaron unos 300 niños y más de 500 mujeres, entre ellas ancianas, informó el periodista Pedro Ultreras en el citado programa.
En la población de Matías Romero, Oaxaca, muchos de los integrantes de la caravana recibieron una visa temporal por 20 días que les permite transitar por el país, ya sea para regresar a sus lugares de origen o para llegar al Norte. Sin embargo, las amenazas del presidente Trump han hecho que muchos se queden sin esperanza.
Génesis y su primo Wilmer, de 17 años, recibieron el documento que les permitió seguir camino a Puebla, donde activistas les dieron refugio y ofrecieron talleres de orientación legal para solicitar asilo.
Ellos aspiran a llegar a Tijuana, la ciudad fronteriza con EEUU, y allí trabajar por un tiempo. “No quiero arriesgarme con todo lo que ha dicho Donald Trump, y todo eso, me da temor el señor ese”, confiesa.
De su pequeño César, la joven madre toma las fuerzas para continuar con la aventura que emprendió hace 3 semanas y que, por el momento, se ha quedado sin una resolución definitiva.
Para el presidente Trump deja un mensaje: “Uno lo que busca es ir a trabajar, no ir hacer daño, no somos terroristas”.