“Para nosotros el terrorismo era una noticia en la TV”: hablan las viudas de los argentinos muertos en ataque en Nueva York
¿Qué posibilidades hay en el mundo de que una familia sea impactada por el terrorismo?
La pregunta se repite una y otra vez en la cabeza de Ana Evans después de que, de un día para otro, su vida diera un giro trágico por la inesperada muerte de su esposo Hernán Mendoza. Fue una de las víctimas del ataque terrorista en Nueva York el pasado 31 de octubre de 2017, cuando en nombre del Estado Islámico el inmigrante uzbequo Sayfullo Saipov abalanzó una camioneta sobre una ciclovía en Manhattan.
Murieron 8 personas, entre ellas los 5 turistas argentinos Hernán Ferruchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza, Diego Angelini y Ariel Elij. Eran parte de una decena de amigos inseparables desde la adolescencia, que decidieron celebrar en Nueva York sus 30 años de graduados de la preparatoria en Rosario, Argentina.
“Para nosotros el terrorismo era una noticia que veíamos en el televisor, no algo que evidenciáramos”, cuenta Evans en una entrevista exclusiva con Patricia Janiot, transmitida el pasado domingo en el programa Aquí y Ahora de Univision. El reportaje incluye también los testimonios de Vera Dargoltz, viuda de Hernán Ferruchi, y Alejandra Sosa, viuda de Alejandro Pagnucco, quienes por primera vez cuentan en televisión la emotiva historia de amor y amistad que fue tronchada por ese atropellamiento masivo.
Algunos en el grupo estudiaron juntos desde la escuela elemental, pero el principal vínculo entre los 10 amigos nació durante sus años de secundaria en el Instituto Politécnico de la ciudad de Rosario. Allí compartieron infinidad de recuerdos y vivencias que también los mantuvo unidos por décadas.
“Fueron sus mejores momentos”, recuerda Alejandra Sosa, la viuda de Alejandro Pagnucco. Sin importar el paso de los años, las responsabilidades familiares o de trabajo, ‘los chicos’ se reunían una vez al mes, y fue en una de esas cenas que surgió la idea de viajar juntos.
Seis de los amigos eran arquitectos, de ahí que eligieran Nueva York como destino. Planeaban viajar por 10 días y pasar los últimos en Boston, donde vivía Martín Marro, el único del grupo que no residía en Argentina.
La ilusión por aquella travesía quedó plasmada en una foto que días después del atentado le dio la vuelta al mundo. 8 amigos de entre 48 y 49 años se abrazaban vistiendo una camiseta donde se leía la palabra ‘Libre’, el 28 de octubre de 2017 en el aeropuerto de Rosario.
Todas las familias fueron a despedirlos, se tomaron selfies, siguieron la trayectoria del avión por internet. De algún modo, también ellas sientieron que emprendían un viaje.
“Me decía que era una ciudad increíble y que tenía que volver, pero conmigo”, evoca Vera Dargoltz.
“Él mandó mensajes siempre”, cuenta por su parte Ana Evans. ‘Te dejo, vamos a seguir pedaleando’, fue el último texto que recibió, 10 minutos antes del ataque.
Cuando supieron de la noticia, las mujeres tenían esperanza de que no fueran sus esposos los ciclistas impactados. Para las viudas fueron horas de desesperación, hasta que a cada una le llegó de algún modo la terrible noticia.
“Empiezo a llamar al teléfono de Ale. No me atendía, no me atendía… Y se fue, nunca pensé que de una forma así tan cruel, tan fea”, afirma entre lágrimas Alejandra Sosa.
“La sensación es que se te derrumba todo. Que ‘sos’ un ser chiquitito en medio de una inmensidad”: así describe Ana Evans el momento en que le notificaron el fallecimiento de su esposo.
El caso de los turistas argentinos se convirtió en símbolo del poder destructor del odio terrorista. Mientras el autor de la masacre espera sentencia en Estados Unidos, sus familias y los sobrevivientes Iván Brajkovic, Guillermo Banchini, Ariel Benvenuto y Juan Pablo Trevisan se esfuerzan en promover el mensaje contrario:
“Que el amor venza al odio. Que la vida se imponga sobre la muerte. Por nuestros amigos, por nuestras familias, por nosotros, por el mundo entero”, leyó en nombre del grupo Guillermo Bianchini, cuatro días después del atentado.
Para Ana, Vera y Alejandra, la meta es sacar adelante a sus hijos sin odios ni remordimientos . “Si nosotros estamos hoy acá es porque tenemos otra misión, una nueva responsabilidad”, afirma Evans.