El yoga para mejorar el dolor de espalda crónico: una alternativa efectiva

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Con el día internacional del yoga a la vuelta de la esquina, los aficionados a esta práctica se entusiasmarán al saber que investigadores de las Universidades de Boston, Harvard, Pittsburgh y Washington, así como la Corporación RAND, han encontrado que el yoga es igual de efectivo que la terapia física para aliviar el dolor de espalda baja crónico.
Este dolor se puede ocasionar tras daño a los músculos, a los huesos o a los nervios, aunque muchas veces puede resultar difícil determinar la causa exacta. Lo que sí es seguro es que es más probable sufrir de dolor en la espalda si uno lleva a cabo actividades como cargar objetos pesados de manera incorrecta, hacer deporte excesivo o de alto riesgo como el esquí de fondo, manejar o estar sentado por largo tiempo, o si uno tiene otros factores de riesgo como cirugías previas o artritis.
Hasta ahora, el tratamiento para el dolor crónico consta principalmente de recomendaciones para mejorar la postura y estabilizar la columna o de medicamentos analgésicos como la aspirina, el acetaminofén (Tylenol), o los medicamentos antiinflamatorios sin esteroides (NSAIDs, por sus siglas en inglés) como el Advil y el Aleve. Alternativamente, si estas medidas no ayudan a controlar el dolor, el doctor puede recomendar una cirugía. Cualquiera de estas medidas probablemente son complementadas con la terapia física.
La terapia física sirve para reforzar los músculos de la espalda. Son ejercicios que ayudan a mejorar el movimiento y a disminuir el dolor. El doctor Rob Saper, autor principal de la investigación y Director del Centro de Medicina Integral del Boston Medical Center, notó que el yoga puede utilizarse con el mismo fin.
“El yoga es una forma interesante de ejercicio”, explicó el Dr. Saper a Univision Noticias. “Involucra no nada más las posturas de estiramiento sino ejercicios de respiración, los cuales ayudan a crear un ambiente de relajación y meditación adicional".
Aún así, no es común que se complemente la terapia física con el yoga y mucho menos que se reemplace. Una reciente encuesta realizada por investigadores de la Universidad de Des Moines, en Iowa, determinó que la mayoría de los fisioterapeutas conocen los beneficios del yoga únicamente por su experiencia personal, no por su entrenamiento. Tanto esta encuesta como la investigación encabezada por el Dr. Saper demuestran la necesidad de incorporar el yoga en el arsenal de posibles tratamientos en contra de una variedad de dolores.
Esta investigación, publicada en la revista Annals of Internal Medicine, incluyó a más de 300 personas que sufrían de dolor lumbar o de espalda baja. La mayoría de ellas eran de bajos recursos y de diversidad racial; aproximadamente el 10% eran latinos y 70% eran afroamericanos. El Dr. Saper y sus colaboradores se enfocaron en las poblaciones que son minoría en Estados Unidos ya que muchas veces estas poblaciones son más propensas al dolor lumbar debido al limitado a los servicios de salud. Los participantes fueron divididos en tres grupos que recibieron tratamientos diferentes en el plazo de 12 semanas: uno recibió una clase de yoga una vez por semana, uno recibió 15 sesiones de terapia física, y el último recibió material educativo (un libro y varios boletines informativos) acerca de cómo manejar el dolor.
"Para este estudio diseñamos una secuencia de posturas básicas conocidas por cualquier maestro de yoga, pero la diseñamos de manera que fuera adecuada para la gente con dolor de espalda bajo”, dijo el Dr. Saper.
Tratamientos sin medicamentos
Para determinar la efectividad relativa de las diferentes terapias, los investigadores preguntaron a los participantes sobre su nivel de dolor (en una escala del 0 al 10) y su funcionamiento diario (qué tan bien podían subir las escaleras, cargar el mandado, o hacer otras actividades diarias que se pueden ver afectadas por el dolor). Los resultados demostraron que el yoga es tan bueno como la terapia física para mejorar el dolor.
El Dr. Saper a menudo receta el yoga a sus pacientes, y ellos notan las mejoras. Uno de ellos comentó que antes de practicar el yoga, su actitud era muy mala gracias al dolor. Después del yoga, este paciente dice que “se siente diferente y actúa diferente”. Otro paciente opina que “La respiración probablemente hace que se te olvide el dolor y el enfocarte en la salud de tu cuerpo… trae a tu mente a lo positivo”.
Antes de acudir al estudio de yoga más cercano, es importante entender algunas de las limitaciones de la investigación: primero, aunque las secuencias del yoga están compuestas por posturas básicas, no son lo que ofrecen las clases típicamente. En segundo lugar, este estudio se llevó a cabo en un contexto clínico. Falta aún comprobar la efectividad del yoga en el contexto del hogar: ¿puede un video o app ayudar de la misma manera? Afortunadamente hay planes para crear guías y videos para diseminación masiva para que uno pueda hacer estos ejercicios en casa (¡con el debido cuidado!). Esto ayudará en especial a las personas de bajos recursos, quienes muchas veces no pueden pagar el costo de las clases típicas de yoga.
En cuanto a quiénes derivaron el mayor beneficio a raíz de haber participado en el estudio, pues fueron los que más se adhirieron al tratamiento. “Se trata de ir y hacer los ejercicios con los maestros, y de luego regresar a casa y practicar”, dijo el Dr. Saper. “Las personas que no tuvieron tan buenos resultados fueron los que por algún motivo u otro no pudieron lograr mantenerse adheridos al programa”.
Aunque esta investigación se llevó a cabo únicamente en inglés, los investigadores también tienen planes de crear una investigación similar pero en español, para así poder monitorear el efecto del yoga en el dolor lumbar en las poblaciones hispanas de Boston y luego de Estados Unidos.
En conclusión, opina el Dr. Saper, es imperativo explorar el uso de tratamientos que no estén basados en los medicamentos, como la terapia física, el yoga, la acupuntura, la quiropráctica, la concienciación y el masaje.
Y ahora sí, a tomar nuestros tapetes de yoga, que se nos hace tarde para la clase.