Fumar no sólo afecta tu salud física, también tiene efectos sobre la mental

Un fumador de cuarenta o cincuenta años que ha tenido el hábito durante décadas es hasta tres veces más susceptible de morir joven, que alguien que jamás haya fumado. Se sabe que fumar es un alto factor de riesgo para varios tipos de cáncer, así como de problemas de pulmón y cardiovasculares. También está asociado a otros problemas de salud como complicaciones en el embarazo, bajo conteo de esperma en hombres, problemas orales y aumento de las probabilidades de padecer cataratas.
Por todo esto, no sorprende que la Organización Mundial de la Salud vea al tabaco como la primera causa de muerte evitable en el mundo. Las estadísticas de Estados Unidos revelan que fumar causa más muertes al año que el VIH, las drogas ilegales, el alcohol, los accidentes viales y los homicidios, juntos. Comparaciones similares se pueden encontrar en la data del Reino Unido.
Sin embargo, los efectos del fumar durante mucho tiempo sobre otras áreas como el aprendizaje y la memoria son menos conocidos.
Algunos estudios han demostrado que la nicotina en los cigarrillos aumentan la concentración y la atención (lo que hace que los fumadores se sientan más alertas), pero los cigarrillos contienen muchas otras sustancias. 4,000 químicos en total, de los cuales 50 son tóxicos por naturaleza: el monóxido de carbono que deriva del humo que expelen los autos, el butano, y el arsénico, amoníaco y metanol que hay en la gasolina de los cohetes, por ejemplo.
Se cree que la acumulación a largo plazo de estos químicos tóxicos puede deteriorar el cerebro, lo que generaría déficits de aprendizaje y memoria, esenciales para las tareas diarias como recordar una cita médica o tomar la medicina a tiempo. También inciden sobre la función ejecutiva, que es aquella que nos ayuda a planificar tareas, prestar atención e ignorar las distracciones. Sin ellas la vida diaria sería mucho más difícil.
En el primer estudio de este tipo, nuestro equipo de investigadores de la Universidad de Northumbria, concluyó que aquellos que beben o fuman mucho, tienen mayores déficits en su memoria prospectiva. Lo que es más: el efecto es mayor en quienes fuman pero no toman en exceso, y en aquellos que beben pero no fuman.
Otras investigaciones recientes sobre problemas de salud vinculados al cigarrillo, así como sus efectos sobre la pérdida de memoria incluyen las consecuencias en los fumadores pasivos. Los científicos han determinado que afectan la salud de ambos por igual aumentando el riesgo de problemas cardiovasculares, respiratorios y cognitivos.
Esto alteraría la salud de los fumadores pasivos en muchas esferas de su vida, no sólo en cuanto a la salud, sino también la parte educativa y ocupacional.
Dejar de fumar mejora la salud y conlleva mejoras cognitivas. Esto se debe a un aumento en el grosor de la corteza cerebral, la capa exterior del cerebro que juega un papel vital en el procesamiento de la información y la memoria. El córtex cerebral disminuye con la edad, pero fumar puede aumentar este efecto, haciendo que se reduzca a una velocidad más acelerada.
Dejar de fumar puede revertir parcialmente este efecto sobre la corteza, pero no hasta los niveles que tienen los no fumadores. Los métodos tradicionales para dejar de fumar se enfocan en la Terapia de Reemplazo de Nicotina (NRT, por sus siglas en inglés), como chicles de nicotina, parches, inhaladores y sprays nasales. Esto tarda entre 8 a 12 semanas antes de demostrar mejoras en la salud.
Una forma muy popular de NRT es el cigarrillo electrónico: un dispositivo con baterías que suministra nicotina al igual que un cigarrillo, pero no contiene tabaco. Su uso ha mejorado la memoria prospectiva (memoria para actividades futuras), pero se sabe poco su impacto a largo plazo sobre la salud, el humor y las funciones cognitivas.

*Tom Heffernan es Líder de Programas en Psicología y Criminología, de la Universidad de Northumbria, Newcastle

*Anna-Marie Marshall, PhD investigadora en la Universidad de Northumbria, Newcastle