Ómicron es la “mayor amenaza” a la salud global: no está comprobado que sus síntomas sean más leves
Ministros de salud de los países que conforman el G7 (EEUU, Gran Bretaña, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia y la Unión Europea) declararon este juves a variante del coronavirus causa una enfermedad más leve.
En un momento en que la variante ya ha sido oficialmente detectada en 77 países y probablemente ya está en todas partes según la Organización Mundial de la Salud, subestimarla tendría graves repercusiones.
Los cuatro países con la mayor cantidad de casos documentados de ómicron —Dinamarca, Noruega, el Reino Unido y Sudáfrica— han excedido sus récords de contagios vistos durante toda la pandemia y las cifras siguen aumentando, advirtió el científico Eric Topol en su cuenta de Twitter, quien ha denunciado el estado de ‘negación’ en el que se encuentra Estados Unidos.
El país se encamina a una quinta ola en medio de un repunte de casos, hospitalizaciones y muertes ocasionado por la variante delta, que es menos contagiosa que ómicron y ante la que las vacunas ofrecen mayor protección contra la enfermedad sintomática, un mal punto de partida para un nuevo pico de contagios que a este punto el experto califica como “inevitable”.
Que la mayor cantidad de la población se vacune y reciba la necesaria tercera dosis que redobla la protección ante ómicron es imperativo, advierten él y otros expertos. Insisten en que también hay que retomar el uso de máscaras, pruebas rápidas y evitar los conglomerados de personas.
¿De verdad es menos virulenta?
Si bien hay información que sugiere que menos personas son hospitalizadas o mueren por ómicron , es demasiado temprano para asumir que esta versión del virus genera síntomas más leves.
“En realidad es por nuestra inmunidad derivada de las vacunas, refuerzos o enfermedad previa, pero no hay evidencia de que ómicron per se cause una enfermedad menos severa y, hasta que la haya, hay que asumir que la gente que no tiene protección es muy vulnerable a terminar en el hospital”, recalca Topol en entrevista con PBS News.
“Nos preocupa que la gente descarte a ómicron como leve. Ya hemos aprendido que siempre subestimamos a este virus en nuestro detrimento”, dijo el director de la Organización Mundial de la Salud Tedros Adhanom Ghebreyesus.
De hecho, un análisis del Imperial College de London basado en datos del Reino Unido determinó que en este momento, a juzgar por la “proporción de gente que da positivo y reporta síntomas” o que buscan atención médica en el hospital, “no hay evidencia” de que ómicron sea menos severa que delta.
Datos que se contradicen con algunas de las estadísticas más recientes de Sudáfrica donde el índice de hospitalización durante esta ola ha sido del 1.7%, en comparación con el 19% visto durante el pico de casos impulsado por delta.
“Estamos viendo un descenso en la proporción de gente que necesita oxígeno”, dijo en una conferencia de prensa Waasila Jassat, investigadora del Instituto Nacional de Enfermedades Comunicables de ese país. Por primera vez ven más pacientes no graves que graves en el hospital.
En pocas palabras: que ómicron esté asociada a una enfermedad más leve es algo que no se descarta, pero que tampoco está escrito en piedra. Y confiar en que así será podría costar millones de vidas.
Los no vacunados y quienes no han recibido el refuerzo son especialmente vulnerables al contagio. En Dinamarca, tres cuartos de los casos positivos de ómicron ocurren en personas completamente vacunadas pero que no se habían puesto la tercera dosis.
Una “amenaza real” al sistema de salud
Incluso si de verdad produce síntomas más leves —sea por cualidades intrínsecas al virus o por inmunidad previa en la población—, el mero hecho de ser tan transmisible —mucho más que la variante delta de por sí sumamente contagiosa— y que además evada cierta protección de las vacunas y de la infección previa contra el contagio hará que el denominador de casos aumente exponencialmente.
Por ello, el riesgo de un nuevo colapso del sistema de salud sobrecargado está latente.
“Para trabajadores de salud, gente que enferma incluso con otras cosas que no sean covid-19, esto representa un peligro y una amenaza real”, dice a CNN, Andy Slavitt, exasesor del gobierno de Biden en materia de vacunación.
“Vamos a experimentar una marejada viral. En las próximas tres a ocho semanas veremos a millones de estadounidenses contagiarse con ómicron, eso se solapará con delta y no sabemos exactamente qué va a pasar”, explica a CNN Michael Osterholm, director del Centro de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota. “Es una tormenta perfecta. Estoy muy preocupado de que veremos a trabajadores médicos convertirse ellos mismos en casos contagiados”, agrega.
“Los síntomas no serán leves en todos”
“Creo que debemos prepararnos para la posibilidad que de que esto sea al menos tan malo como las olas anteriores”, alerta al New York Times, Justin Lessler, epidemiólogo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
“Incluso si la infección es leve en muchas personas, no va a ser leve en todos”, recalca a ese medio Bansal Shweta Bansal, de la Universidad de Georgetown.
Y a medida que se propague por el mundo, ómicron bien podría mutar para hacerse aún más resistente a las vacunas, virulenta o contagiosa.
Lo mejor que puede hacer la gente de cara a las fiestas navideñas es redoblar la protección: recibir la tercera dosis, usar máscara de calidad en espacios cerrados, evitar aglomeraciones de gente y hacerse pruebas rápidas para evitar contagiar a los demás.
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