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Fictosexual: cuando te enamoras de un personaje que solo existe en la ficción

El término “fictosexual” es nuevo, pero la tendencia de enamorarse de seres ficticios, es vieja. Algunos incluso llegan a “casarse” con figuras imaginarias como Hatsune Miku, la cantante japonesa de pop de largo cabello celeste sintetizada por ordenador.
Publicado 30 Abr 2022 – 09:55 AM EDT | Actualizado 30 Abr 2022 – 01:59 PM EDT
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“Este hombre se casó con un personaje de ficción”. Este es el titular del artículo reciente del The New York Times que relata la historia de Akihiko Kondo, un hombre japonés de 38 años que asegura que su adoración por Hatsune Miku, una cantante de pop de larguísimo pelo azul generada por computadora, le sacó de su depresión. Tanto es así, que se casó con una muñeca que encarna esta ficción.

Kondo no está solo. Según el diario, decenas de miles de personas se enamoran de personajes de ficción, y los matrimonios (no oficiales) no son tan raros en el país asiático, donde hay incluso hoteles con tarifas especiales para personas que quieren pasar una noche loca con sus personajes o menús para quienes celebran el cumpleaños de su personaje favorito.

Los fans pueden comprar cartas de amor de sus enamorados, reproducciones de su ropa e incluso aromas destinados a evocar su presencia.

Legalizar los matrimonios entre humanos y personajes ficticios

Ya en 2008 se lanzó en Japón una petición para legalizar los matrimonios entre humanos y personajes de dibujos animados. "Durante mucho tiempo sólo he podido enamorarme de personas bidimensionales y actualmente tengo a alguien a quien quiero de verdad", escribía uno de los firmantes en aquel momento, según recogía The Guardian. "Aunque sea ficticia, sigue siendo amar a alguien. Me gustaría que se aprobara legalmente este sistema a toda costa".

La cuestión es que los personajes no son reales, pero los sentimientos sí.

Este es el caso de Kondo, que explica que desde hace mucho es consciente de que una pareja humana no es para él debido a su intensa atracción por personajes como Miku, una figura popular en el anime y la cultura japonesa.

Creada como una voz sintetizada, Miku entró en los medios de comunicación como un personaje humano, pero ficticio, en series de anime y videojuegos. Con el tiempo, adquirió la suficiente notoriedad como para salir de gira con artistas de la talla de Lady Gaga en su gira Artpop Ball de 2014.


Kondo pidió en matrimonio a Miku en 2017 a través de Gatebox, una máquina que permite a sus propietarios interactuar con caracteres vía hologramas.

Invitó a su familia y compañeros de trabajo a la ceremonia, aunque ninguno de ellos acudió. Miku, en forma de muñeca de peluche, vestía de blanco en la pequeña ceremonia no oficial en Tokio en 2018 y él llevaba un esmoquin a juego.

A la boda asistieron 39 personas, entre desconocidos y amigos de Internet, algunos de los cuales también son "fictosexuales".

"Hay dos razones por las que me casé públicamente", dijo entonces en declaraciones a la BBC. "La primera es demostrar mi amor por Miku. La segunda es que hay muchos jóvenes otaku como yo [una palabra japonesa para describir a personas intensamente interesadas en anime y manga ] que se están enamorando de personajes de anime. Quiero mostrar al mundo que los apoyo".

Aceptar sus sentimientos fue difícil al principio. Pero la vida con Miku, argumenta, tiene ventajas sobre estar con una pareja humana: ella siempre está ahí para él, nunca le traicionará y nunca tendrá que verla enfermar o morir.

Kondo se ve a sí mismo como parte de un movimiento creciente de personas que se identifican como "fictosexuales". Eso es, en parte, lo que le ha motivado a hacer pública su boda y a conceder incómodas entrevistas a medios de comunicación de todo el mundo.

Quiere que el mundo sepa que hay gente como él y que, con los avances en inteligencia artificial y robótica que permiten interacciones más profundas con lo inanimado, es probable que su número aumente.

Enamorarse de un héroe televisivo

¿Es tan raro todo esto? A primera vista desde luego que sí. Pero pensemos que tener un flechazo con un personaje literario cuando se es adolescente es de lo más común, y no es nada inusual que mujeres que hace muchos años dejaron atrás la pubertad atrás suspiren por héroes de la pantalla como Sam Heughan (Jamie, en el drama histórico Outlander).

Así que quizás enamorarse de alguien famoso y completamente inaccesible —como el mencionado Heughan— tenga menos sentido que prendarse de un muñeco de peluche que, al fin y al cabo, se puede palpar.

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