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    Trump y Putin se reúnen para la cumbre más impredecible e improvisada de la última década

    Siria, Rusiagate, proliferación nuclear, son algunos de los temas pendientes entre ambos países de cara a la reunión bilateral en Helsinski. Al igual que su encuentro con Kim Jong Un, el símbolismo es lo que prevalece.
    15 Jul 2018 – 09:25 AM EDT
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    Una victoria simbólica. Esa es la meta de los dos líderes más odiados y amados al mismo tiempo en el panorama internacional: la Cumbre de Helsinki parece más un duelo político que una reunión bilateral de alto nivel.

    Un clima de confusión es poco. El encuentro programado para este lunes es la tercera vez que ambos presidentes se miden cara a cara y la primera reunión planeada entre los dos gobiernos.

    En general este tipo de encuentros se programa con meses de anticipación, pero esta vez los preparativos se dieron en escasas tres semanas.


    Horas antes de la reunión, Trump se ha referido en su cuenta personal de Twitter a la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, que según los medios será tema de conversación entre los presidentes.

    "¡Nuestra relación con Rusia NUNCA ha estado peor debido a muchos años de tonterías y estupideces de Estados Unidos y ahora, la caza de brujas amañada!", tuiteó Trump en referencia a la investigación que dirige el fiscal especial Robert Mueller.

    También Trump ha aprovechado para autoelogiarse al asegurar que tras las presiones que ejerció a los países de la OTAN en la cumbre de Bruselas esta semana, ha hecho que la Alianza sea ahora "fuerte y rica".

    "He recibido muchas llamadas de líderes de la OTAN que me dan las gracias por ayudar a unirles y a hacer que se concentren en sus obligaciones financieras, tanto presentes como futuras. Tuvimos una gran Cumbre que muchos de los medios de comunicación cubrieron de forma imprecisa", tuiteó Trump desde Helsinki.

    "¡La OTAN es ahora fuerte y rica!", agregó.

    Este viernes en una conferencia de prensa celebrada junto a la primer ministra británica Theresa May, Trump mencionó entre los temas que trataría con Putin: “Ucrania, Siria, otras partes del Medio Oriente y la proliferación nuclear”.

    “Ellos están haciendo mucho y es una política mala. No tenemos opción. Nosotros somos masivamente grandes y ellos son muy grandes. Hablaremos de lo que podemos hacer no solo nosotros. Estados Unidos como el líder, Rusia segundo, China probablemente tercero. Sería un gran logro”, fue la confusa y desarticulada declaración de Trump.

    Joe Barnes experto en relaciones internacionales del Instituto Baker en Rice University, explicó a Univision Noticias que “en circunstancias normales, en una reunión de este tipo se esperaría progreso en al menos control de armas y Siria, pero ese no es el contexto actual. Trump le da un gran nivel de incertidumbre al encuentro, así como ocurrió con el líder norcoreano Kim Jong Un”.

    Una agenda concreta

    Aunque no es común que un presidente de EEUU muestre sus cartas antes de un encuentro bilateral de alto nivel, tampoco es usual que la agenda se mantenga en el limbo.

    Entre los temas cruciales pendientes entre Rusia y Estados Unidos está Ucrania y la anexión de Crimea.

    En junio de 2017 Estados Unidos anunció una intensificación de las sanciones contra Rusia por su presunto apoyo a los rebeldes separatistas de Ucrania. A principios de este año el Departamento del Tesoro impuso una nueva ronda de sanciones contra 21 individuos y 9 entidades de Rusia y Ucrania por sus actividades en Crimea, entre los que figuró el ministro de Energía ruso, Andréi Cherezov.


    Como justificación Washington habló de su compromiso de “mantener la soberanía e integridad territorial de Ucrania y apuntar a aquellos que quieren socavar los acuerdos de paz de Minsk".

    Putin ha hablado de la posibilidad de dejar entrar fuerzas de paz de Naciones Unidas en la zona, pero sus contrapartes europeos han restado seriedad a la oferta.

    “Incluso un tratado provisional en Helsinki respecto a las fuerzas de paz sería uno de los mayores avances en las negociaciones en años y podría reiniciar el debate sobre un alivio limitado a las sanciones”, detalló en su análisis Stephen Sestanovich, experto en Rusia del Think Tank Council on Foreign Relations.

    Proliferación

    En cuanto a control de armas, el acuerdo de reducción nuclear New Start expira en 2021. Tanto Trump como Putin han dicho públicamente que esta área necesita de su atención. El año pasado Washington acusó a Moscú de desplegar un nuevo sistema de misiles en directa violación de un tratado de 1987 que prohíbe el desarrollo de misiles balísticos o de crucero de alcance intermedio.

    El Pentágono advirtió sobre el peligro que implica desarrollar nuevos misiles nucleares rusos, pero al mismo tiempo ha dado un giro en su estrategia.

    En febrero presentó un nuevo plan de armas nucleares que se basa en modernizar el arsenal existente, pero no en aumentarlo. En el gobierno de Barack Obama la política siempre fue reducción de arsenal. Pero durante su campaña Trump prometió fortalecer la capacidad nuclear estadounidense.

    Intervención rusa

    En la conferencia de prensa junto a May, el magnate recalcó que volvería a preguntar a Putin por la intervención rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. “No creo que me diga ‘sí lo hice’, pero volveré a preguntar”, dijo.

    En las reuniones anteriores tanto Putin como Trump han minimizado el problema, pero esta vez les será difícil repetir esa jugada.

    Este viernes Robert Mueller, el fiscal especial del Rusiagate presentó una nueva acusación contra 12 funcionarios de inteligencia rusos por el presunto hackeo y robo de datos de la red informática del Comité Nacional Demócrata y la campaña de Hillary Clinton.


    Esta es la primera vez que la investigación identifica directamente a funcionarios del gobierno de Putin. Los acusados son de una agencia bajo el paraguas de la inteligencia del gobierno ruso (GRU).

    En cuanto a Siria, la especulación que circula en Washington es que el equipo de seguridad nacional de Trump quiere proponer un acuerdo que el presidente discutió previamente con el rey de Jordania Abdullah II.

    Este implicaría retirar las tropas estadounidenses de Siria, dar su apoyo al presidente Bashar al Asad y respaldar la toma del sur del país por parte de Rusia. A cambio Putin limitaría la presencia iraní en la frontera con Jordania e Israel.

    ¿Ganador?

    Inevitablemente cuando termine el encuentro habrá un ganador y un perdedor. Según Barnes “lo que gana Trump es elevar su imagen de hombre de Estado. Pero es una jugada difícil de concretar. Si no obtiene resultados evidentes sus críticos lo acusarán de haber fallado. Si otorga concesiones a Putin será criticado como su marioneta. Es difícil ver un escenario donde pueda ganar”.

    Otras expertas como Alina Polyakova del Centro para Estados Unidos y Europa en el Instituto Brookings ven una oportunidad para Putin “de ser visto como un igual frente al presidente de Estados Unidos. Dos grandes potencias reuniéndose para decidir el destino del mundo es un triunfo para Rusia”, comentó.

    En vísperas de una cumbre bilateral tan esperada como impredecible en décadas hay solo una apuesta segura: la diplomacia tradicional está fuera de la jugada.

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