Qué hacer con el aborto y con Trump: las incógnitas que dejó Kavanaugh tras las tensas audiencias en el Senado
Finalmente, Brett Kavanaugh sobrevivió los cuatro tumultuosos días de audiencias en el Comité Judicial del Senado con las que empezó su proceso de confirmación para magistrado de la Corte Suprema de Justicia, cargo al que lo postuló el presidente Donald Trump para ocupar el escaño que dejará vacante en octubre Anthony Kennedy.
Desde el primer día quedó patente que el proceso sería más tenso de lo acostumbrado, con inusuales pulsos entre senadores republicanos y demócratas sobre las normas que rigieron el proceso impuestas por la mayoría. Y manifestaciones de ciudadano opuestos al postulado como nadie recuerda haber visto en una sesión de este tipo (ni los más veteranos periodistas, ni los policías que los sacaban arrestados de la sala).
Los republicanos se quejaron de que los demócratas convirtieron el procedimiento en un “circo” y los demócratas aseguraron que los republicanos lo rodearon de un secreto innecesario, represando información sin que existiera un argumento válido de seguridad nacional.
Al final de horas de intensos intercambios, es poco más lo que se sabe de Kavanauhg, quien esquivó varios temas álgidos amparado en su condición de actual juez, una estrategia que usa cada aspirante a un puesto en la máxima instancia judicial del país desde hace varias décadas y que ha terminado recibiendo el nombre de la “regla Ginsburg”.
Kavanaugh siguió el modelo de la jueza Ruth Bader Gingsburg, quien en 1993, en su proceso de confirmación, no respondió ninguna pregunta relacionada con su pasado de activista de causas progresistas.
En realidad, Ginsburg entonces, como Kavanaugh ahora, cumplían con el Código de Conducta Judicial establecido por la Asociación de Abogados Estadounidenses que prohíbe a jueces o aspirantes a serlo hacer declaraciones que indiquen cómo podrían fallar en casos que potencialmente serían presentados ante ellos para no comprometer la apariencia de imparcialidad de la judicatura.
Por eso, pese al bombardeo de preguntas que le hicieron los senadores (demócratas) para tratar de entender cómo manejaría temas álgidos de la coyuntura política, no tenemos una mayor idea que una semana atrás de qué piensa Kavanaugh sobre las cosas que están pasando.

La posibilidad de que sea revocado o limitado aún más el derecho al aborto consagrado por la decisión Roe vs. Wade de 1973 es la mayor preocupación de quienes temen la llegada de Kavanaugh a una corte de clara tendencia conservadora.
El tema fue planteado en repetidas ocasiones por los demócratas y en todas ellas Kavanaugh se refirió a Roe vs. Wade como un “importante precedente”.
“Como juez, eso es un importante precedente de la Corte Suprema. Por ‘eso’ me refiero a Roe vs Wade y Planned Parenthood vs. Casey. Han sido reafirmados muchas veces. Casey es precedente sobre precedente”, dijo Kavanaugh sumando el último caso, de 1992, que indica que las regulaciones que se hagan al aborto no deben imponer cargas indebidas sobre la mujer.
Quienes dudan de las intenciones de Kavanaugh recuerdan que los precedentes de la Corte funcionan hasta que la misma corte los revoca con nuevas interpretaciones legales.

El jueves apareció publicado en The New York Times un correo electrónico que envió cuando el nominado era asesor legal de la Casa Blanca, en el que parece poner en duda que Roe vs Wade sea “la ley establecida” que indicaba un documento que estaban corriendo en el equipo presidencial.


“No debería y no podría comprometerme sobre cómo manejaré un caso particular”, dijo Kavanaugh ante el pedido que hizo el senador demócrata Richard Blumenthal de que se comprometiera a recusarse en casos que impliquen al presidente con el argumento del “territorio sin precedentes” de tener a un mandatario señalado como cómplice por su exabogado en la violación de leyes de financiación de campaña.

