Autobuses, cámaras, elección: cómo los gobernadores de Texas y Florida explotan la 'tolerancia cero' de Trump
Los gobernadores Greg Abbott y Ron DeSantis han profundizado la estrategia populista de usar a inmigrantes para promover un regreso a la política de 'tolerancia cero' de Donald Trump, para ganar elecciones y proyectarse como “herederos” de legado del expresidente.
El envío de inmigrantes al exclusivo y alejado frente a la residencia de la vicepresidencia en Washington DC son medidas efectistas tomadas por gobernadores republicanos para avivar el debate sobre la inmigración indocumentada y la crisis en la frontera con un claro interés electoral.
Tras varias semanas enviando buses con solicitantes de asilo recién llegados a EEUU a Nueva York y Washington DC, el interés mediático en la estrategia del gobernador de Texas, Greg Abbott, había empezado a decaer.
El miércoles esa mirada se reactivó cuando los buses dejaron inmigrantes a la entrada de la residencia de Kamala Harris en la capital estadounidense, en la avenida Massachussets, conocida por ser la zona de las embajadas con representación en EEUU.
Quien conoce la ciudad, sabe que en ese lugar no hay nada que puedan hacer los recién llegados. No hay instalaciones para procesarlos y acogerlos, ni siquiera hay plazas en cuyos bancos puedan sentarse a esperar asistencia.
El mismo miércoles, llegaron a la exclusiva isla de Martha ́s Vineyard dos aviones provenientes de Florida, que el gobernador, el también republicano Ron DeSantis, dijo haber enviado como parte de su política de trasladar inmigrantes a regiones que se definen como santuarios, aquellas que no persiguen a extranjeros indocumentados.
“Ponerlos en esa isla podría haber sido adecuado para los esfuerzos políticos [de DeSantis] para tratar de llamar la atención. Pero fue uno de los peores lugares para hacer eso”, dijo a The Washington Post el demócrata William R. Keating, quien representa a Martha’s Vineyard y otras partes del sureste de Massachusetts.
Un gesto grandilocuente que no soluciona el problema
Pero la idea era alterar las normalmente tranquilas dinámicas de esas dos zonas y crear un momento noticioso con decenas de personas agolpadas en la entrada de la residencia vicepresidencial o en el exclusivo resort del norte.
Si la intención fuera ayudar a los inmigrantes, sería lógico esperar que se produjera alguna coordinación con los gobiernos locales y con las organizaciones en capacidad de prestarle asistencia a los trasladados.
No ha habido eso y los envíos de inmigrantes han creado problemas al colapsar -por si insuficientes- los servicios de asistencia a desamparados con los que cuentan ciudades como Nueva York o Washington DC.
Además, algunos advierten que esos traslados pueden complicar al procesamiento de los casos de los solicitantes de asilo que quedan referidos a cortes lejos de los lugares a los que han sido enviados.
Según declaraciones de algunos de los inmigrantes, no parece que hayan estado muy conscientes o suficientemente bien informados de lo que implicaba aceptar el pasaje en autobús que les estaban entregando.
De acuerdo con datos de la oficina del gobernador de Texas, desde que en abril empezaron los traslados, más de 10,000 inmigrantes han sido transportados a “ciudades santuario mientras brindan el alivio que tanto necesitan las abrumadas comunidades fronterizas de Texas”.
La explotación de una agenda electoral
El gobernador Abbott explota un tema de la agenda electoral de los republicanos de cara a las elecciones de noviembre, donde él busca la reelección y se debaten las mayorías en el Congreso federal.
Pese a la retórica de ambos gobernadores, los trasladados no son “ilegales”, ni siquiera indocumentados, porque han sido aceptados temporalmente en el país mientras se resuelven las peticiones de asilo que realizaron, algo que implica que se presenten en tribunales cuando sean citados para hacerlo.
Es claro que la llegada de inmigrantes a la frontera sur y el desmontaje de la polémica política de 'tolerancia cero' que practicó el expresidente Donald Trump para recuperar el debido proceso, han generado nuevas presiones en las regiones fronterizas.
Pero las acciones de Abbott (y ahora de DeSantis) son una estrategia de propaganda con la que buscan destacar los supuestos beneficios que dio al país las políticas de Trump, a quien ambos son afines. Abbott busca la reelección en Texas, un estado republicano que siempre ha sido codiciado por los demócratas. Se enfrenta a Beto O'Rourke, quien en 2018 perdió el escaño en el Senado frente a Ted Cruz por tan solo 1.6% de los votos.
Algunos consideran que su línea dura ante la Casa Blanca de Joe Biden lo convierte en un contendiente con opciones para lograr la nominación presidencial republicana para las elecciones de 2024.
También DeSantis suena entre círculos conservadores como un potencial candidato. Ambos están ganando créditos apelando a la base dentro y fuera del Partido Republicano que sigue al expresidente Trump.
En caso de que este no se lance a buscar nuevamente la presidencia, Abbott y DeSantis pueden presentarse como seguidores de su plataforma. Ahora mismo son, sin duda, los dos gobernadores republicanos más conocidos en el país.