Cuáles son las principales posibilidades (y obstáculos) en el camino de Ron DeSantis a la Casa Blanca
La euforia generada por la ventaja de casi 20 puntos con la que obtuvo en noviembre la reelección como gobernador de Florida y su triunfo en notables bastiones demócratas, como Miami-Dade, llevó a numerosos republicanos a impulsar una candidatura presidencial de Ron DeSantis en 2024.
Pero la idea ha perdido ímpetu en meses recientes, en buena parte por la estrategia de gobernador de impulsar causas del conservadurismo más extremo, lo que complica a DeSantis el panorama para una candidatura que probablemente lanzará el mes próximo una vez que la Asamblea Legislativa estatal culmine su periodo de sesiones, de acuerdo a lo dicho a medios por personas cercanas.
El obstáculo principal tiene nombre y apellido, Donald Trump, quien, justo tras la debacle republicana en las elecciones de mitad de período, lanzó su candidatura para volver a la Casa Blanca
El exmandatario ha experimentado un incremento notable en su índice de aprobación entre republicanos desde que a principios de mes el fiscal de Manhattan Alvin Braggs le imputara 34 cargos criminales por falsificación de registros empresariales en el caso del pago a la actriz porno Stormy Daniels, que además violaría leyes de financiamiento electoral y posiblemente le habría ayudado a evadir impuestos.
Trump duplica el apoyo que tiene DeSantis entre republicanos
Un 30% de estadounidenses, incluyendo un 55% de republicanos, dicen que desean ver una candidatura de Trump en 2024, según una encuesta AP-NORC difundida esta semana. Los porcentajes son casi idénticos a los recogidos por la misma encuestadora en enero, lo que evidencia el escaso impacto de la imputación.
El expresidente duplica el 25% de apoyo que recibe DeSantis, según el promedio de encuestas nacionales del sitio web FiveThirtyEight. Otros aspirantes republicanos distan considerablemente de la segunda posición que ostenta DeSantis.
Un comité de acción política partidario de Trump ha gastado casi cuatro millones de dólares para criticar a DeSantis en la televisión por cable, según estadísticas recopiladas por la empresa AdImpact y citadas por el diario The Washington Post.
Y a pesar de que Trump lo critica públicamente desde hace meses, DeSantis ha evitado responder. Y de hecho, ha asumido la postura de defender a Trump ante una imputación que ambos consideran motivada políticamente.
Trump ha reiterado su mensaje de que DeSantis no debe lanzar una candidatura presidencial, para no dividir el voto conservador.
Pero durante un evento celebrado esta semana en Carolina del Sur, DeSantis promovió su gestión como gobernador y subrayó que tiene un estilo de trabajo “sin drama”, centrado en la eficacia de la gestión, algo que algunos interpretan como un mensaje velado a Trump.
“Tenemos un trabajo que debemos cumplir. Y hemos podido ejecutar día tras día, con muy poca fanfarria detrás de bastidores o filtrando información o intrigas palaciegas, porque ultimadamente, todo lo que eso hace es distraerte”, dijo DeSantis según el diario USA Today.
Trump ha recaudado más de 15 millones de dólares tras la imputación en Manhattan y ha obtenido el apoyo de al menos 40 legisladores republicanos en el Congreso federal, incluyendo ocho de los 20 republicanos en la delegación de Florida, según la agencia AP.
Las declaraciones de apoyo no tienen una gran incidencia en la preferencia de los votantes, pero generan publicidad y captan la atención de los donantes.
DeSantis, “guerrero cultural”
DeSantis comenzó a cobrar prominencia nacional por su resistencia a las políticas de confinamiento impuesto por el gobierno federal durante la epidemia del coronavirus.
Un elemento crucial de la estrategia de DeSantis ha sido la promulgación de varias leyes de tendencia conservadora, tales como prohibir clases de orientación sexual e identidad de género a estudiantes entre kínder y tercer grado; limitar el aborto a partir de la sexta semana de gestación o aprobar una permisiva ley para el porte de armas sin necesidad de permisos.
Uno de los episodios más llamativos de su gestión ha sido la reacción a las críticas que la empresa Disney hizo sobre la prohibición de clases sobre orientación sexual en ciertos niveles, conocida como ‘No digas gay’.
DeSantis hizo que la Asamblea Legislativa estatal le quitara el control de un distrito autónomo que Disney gerenciaba desde su fundación en los
años 70 en sus parques temáticos.
Esa pelea, parte de la llamada “guerra cultura” que enfrenta a liberales y conservadores en EEUU no quedó allí. Antes de que los designados por DeSantis asumieran el control, la junta directiva de Disney despojó a los futuros de gran parte de su autoridad. El gobernador ordenó a su inspector general que investigue la jugada de la junta directiva del gigante del entretenimiento.
Otro punto importante de su mandato fue el decreto para suspender al fiscal Andrew Warren, citando un artículo de la Constitución que permite al gobernador destituir funcionarios por incompetencia o negligencia.
DeSantis alegó que las declaraciones de Warren de negarse a formular cargos contra personas que ofrezcan o busquen practicarse abortos o
tratamientos para cambiar de género ameritaban la destitución.
Pero lo que para muchos es un mérito, o una estrategiaara radicalizar al gobernador ante los ojos de muchos votantes republicanos moderados, que podrían no querer el “drama” de una nueva presidencia de Trump, pero tampoco el extremismo conservador del que está haciendo gala en Florida.