Inmigración y otros temas incómodos que tratarán Biden y López Obrador en su reunión en la Casa Blanca
El presidente Andrés Manuel López Obrador visita Washington este martes para reunirse con Joe Biden, un mes después de que el mandatario mexicano desairara la invitación del estadounidense a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles.
El mandatario mexicano había exigido que Biden invitara a la cumbre a los líderes de Cuba, Nicaragua y Venezuela -todos ellos países con regímenes antidemocráticos- y también ha calificado de "craso error" el apoyo de Estados Unidos a Ucrania.
Pero más allá de los tópicos internacionales, la agenda de la cita Biden-AMLO estará centrada en la creciente migración irregular, según lo anunciaron ambos gobiernos cuando informaron sobre el encuentro, justo un día después de que autoridades estadounidense hallaran los cadáveres de 55 migrantes, 27 de ellos mexicanos, dentro y en los alrededores de un camión abandonado en una carretera de Texas.
La migración es tema "central, es básico a tratar", añadió el mandatario izquierdista, al adelantar la agenda de asuntos que tratará con Biden.
Con republicanos como el gobernador de Texas, Greg Abbot, criticando implacablemente el manejo del tema migratorio por parte de Biden, México tiene una enorme ventaja. No tiene ninguna obligación de aceptar a nadie devuelto en su frontera, excepto a los ciudadanos mexicanos, pero ha permitido a EEUU seguir deportando a migrantes de otras nacionalidades en virtud del Título 42.
López Obrador desea encarecidamente que Estados Unidos conceda más visados de trabajo a los mexicanos y centroamericanos. Aunque ese sigue siendo un tema delicado en la política interna de Estados Unidos, más visas podrían ayudar a controlar los cruces fronterizos clandestinos.
Aumentar esos visados "parecería una forma de resolver la escasez de mano de obra que tenemos en este país, y también de reducir parte de la presión sobre México y Centroamérica", comenta Andrew Rudman, del Instituto México del Wilson Center. "Así que parece algo por lo que López Obrador está a favor, y el gobierno de Biden podría estar inclinado a ofrecer".
Sarukhan cree que Biden se encuentra en una situación similar a la de los líderes europeos que esencialmente subcontrataron los controles migratorios de cientos de miles de refugiados y migrantes sirios a Turquía, que los aceptó e impidió que pasaran a Grecia. Los europeos, a cambio, han tenido que soportar los modos cada vez más autocráticos y los desaires en política exterior del presidete turco.
Una agenda bilateral más difícil de conciliar
Con Biden en la Casa Blanca, la relación entre Estados Unidos y México se ha convertido en un amplio abanico de desacuerdos bilaterales sobre comercio, política exterior, energía y cambio climático.
En la istración de Donald Trump el interés básicamente se concretó a limitar, o prácticamente impedir, que los inmigrantes llegaran a la frontera. México frenó la migración y Estados Unidos no presionó en otros temas, aunque permanentemente el expresidente estadounidense amenazó a México con medidas de represalias económicas
Con el gobierno de Biden la relación se ha replanteado porque más allá del asunto migratorio, la Casa Blanca intenta que López Obrador retroceda en su dependencia de los combustibles fósiles y en su campaña para favorecer a la empresa estatal de electricidad de México a expensas de las plantas construidas en el extranjero que funcionan con gas y energía renovable.
Washington ha presentado varias quejas en el marco del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, presionando a México para que aplique las leyes medioambientales y las normas que garantizan los derechos sindicales.
López Obrador también ha rechazado airadamente cualquier crítica de Estados Unidos a los asesinatos de periodistas en México o a sus propios esfuerzos por debilitar los controles y equilibrios en el gobierno de México. También está enfadado por la financiación estadounidense de grupos cívicos y no gubernamentales en México que, según él, forman parte de la oposición.
"El gobierno de Biden se ha esforzado por reinstitucionalizar la relación y restaurar la relación que no está centrada únicamente en la inmigración y el comercio. Y creo que como resultado eso lleva a que surjan temas de los que AMLO se siente menos cómodo hablando", explica Andrew Rudman, director del Instituto México del Wilson Center, citado por la AP.
"Al final del día, el problema es que tienes el desajuste completo en esta relación", dijo Arturo Sarukhan, quien fue embajador de México en Estados Unidos de 2006 a 2013.
Estados Unidos "necesita a México como un socio clave en todo, desde el 'near shoring' (fabricación para el mercado estadounidense)... en términos de competitividad, en términos de seguridad energética norteamericana, independencia energética, eficiencia energética", dijo Sarukhan. "El problema es que tienes un presidente mexicano al que no le interesa ninguna de estas cosas".
La neutralidad de México ante la invasión rusa de Ucrania
López Obrador señaló el viernes pasado que en la reunión con Biden reafirmará su "neutralidad" sobre la invasión de Rusia a Ucrania.
"La postura va a ser la misma, nosotros no tomamos partido en esa guerra, lo que queremos es que se llegue a un acuerdo, que haya una solución pacífica, porque las guerras solo producen sufrimiento", dijo al justificar que debe "apegarse" a "la política exterior que está establecida en la Constitución", que contempla el principio de no intervención y de autodeterminación de los pueblos.
"Desde luego no estamos de acuerdo con invasiones, pero no queremos nosotros participar en conflictos internacionales, hemos optado por la neutralidad”, sostuvo.
Desde que estalló la invasión de Rusia a Ucrania, López Obrador ha manifestado su "neutralidad" y ha rechazado sanciones contra Moscú, lo que ha despertado críticas de senadores demócratas y republicanos en Estados Unidos.
Pero el líder mexicano, que sí ha condenado la invasión, negó ahora que haya recibido presiones de la Casa Blanca.
"El Gobierno de Estados Unidos, el gobierno que encabeza el presidente Biden, es un gobierno respetuoso de nuestra soberanía, me consta, jamás ha habido una insinuación para que México se pronuncie en este conflicto de Rusia y Ucrania", manifestó.
Una propuesta antiinflacionaria y un tema incómodo, Assange
De lo que sí le interesa hablar al presidente mexicano es de la inflación, que en junio se disparó hasta casi el 8%. La inflación y las secuelas económicas de la pandemia están llevando a un número creciente de mexicanos a emigrar: 22 de los 53 migrantes que murieron recientemente tras ser abandonados por contrabandistas en un semirremolque en Texas eran mexicanos.
"Tenemos que buscar la manera de actuar juntos, ayudarnos en el control de la inflación", dijo López Obrador el pasado viernes. "Ese es un tema que voy a proponer. Tenemos un plan".
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo el mismo día que los Biden están deseando recibir a López-Obrador y a su esposa en la Casa Blanca.
"Discutirán una agenda amplia y profunda, incluyendo esfuerzos conjuntos en materia de migración, seguridad alimentaria y oportunidades económicas, por lo que el presidente espera tener esa conversación", dijo Jean-Pierre.
La funcionaria eludió las preguntas sobre las reiteradas críticas públicas de López Obrador a la istración de Biden, incluyendo los esfuerzos de Estados Unidos por extraditar al fundador de Wikileaks, Julian Assange, desde el Reino Unido para ser procesado.
Recientemente el mandatario mexicano dijo que la Estatua de la Libertad debería ser desmantelada y devuelta a Francia si Assange es encarcelado en Estados Unidos.
"Vemos a AMLO, el presidente de México, como un socio", dijo Jean-Pierra, añadiendo que se mantendrán muchas conversaciones. "Y lo voy a dejar así".
La pregunta es hasta qué punto la istración Biden está dispuesta a presionar a México en algo.