México y los ‘Panama Papers’

Quizás tuvo razón Obama al decir que el problema con el escándalo de los Panama Papers podía ser que todo fue legal. Se refería al caso de grandes empresas norteamericanas, como Apple, que desde hace años ubican sus ganancias en llamados paraísos fiscales, o en todo caso en países donde pagan menos impuestos que en Estados Unidos, llevando a cabo una elusión fiscal, perfectamente legal, pero que le cuesta mucho al erario: menos dinero para educación, salud, investigación, infraestructura y las Fuerzas Armadas. Pero Obama por lo menos reflexionó sobre el asunto e invitó a la sociedad de su país a conversar sobre ello.
En México no es el caso. El presidente Peña Nieto no nos ha invitado a tener una conversación sobre el verdadero dilema de los mexicanos en los ‘Panama Papers’.
Me explico. Yo no tengo la menor idea si los 100 millones de dólares con los que Juan Armando Hinojosa, el contratista favorito del presidente Enrique Peña Nieto, abrió su fideicomiso, vía Mossack Fonseca, sean bien habidos o no. Tampoco sé si pagó, él o los beneficiarios del fideicomiso, el impuesto sobre las ganancias antes y después de estacionarlos en el paraíso fiscal.
El problema consiste en saber de dónde un contratista de dimensiones modestas hace 10 años dispuso sin mayores complicaciones de 100 millones de dólares líquidos, al mes y medio de estallar el escándalo de la Casa Blanca de la esposa de Peña Nieto, y ubicar esa fortuna fuera de la jurisdicción del fisco mexicano, de la fiscalía, de los medios de comunicación y del congreso mexicanos. ¿De dónde saca tanto dinero Hinojosa, tan rápido, tan líquido y tan desplazable?
Lo mismo podría decirse de las otras personalidades que salen en los Panama Papers, aunque conocemos menos sobre los montos específicos de sus inversiones iniciales. Pero sí sabemos, insisto, lo que dijo Obama, que es muy posible que sea legal.
Por eso es tan importante que deje de serlo, que empiece a funcionar el fisco como parte de la política anticorrupción en México, que, como lo dijo la Subsecretaria de Estado norteamericana Roberta Jacobson, la corrupción en México y en América Latina figure en la agenda porque Estados Unidos tiene potentes instrumentos para ayudar a acotarla: al final del día todas estas transacciones financieras tienen que pasar, de un modo o de otro, por Nueva York.
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