México debe considerar operaciones militares con EEUU para combatir el narco, dice excandidato presidencial
Francisco Labastida Ochoa es una figura emblemática en la política mexicana. Fue el primer candidato del histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI) en perder una elección presidencial hace más de dos décadas, luego de que ese partido mantuvo un control hegemónico del poder político por más de 70 años.
Pero la larga trayectoria de Labastida Ochoa, de 82 años de edad, también incluye haber sido gobernador del complejo estado de Sinaloa, hace casi 40 años, en un momento en el cual el cartel del mismo nombre apenas consolidaba su fuerza y lugar en el mundo criminal.
Por esa razón es que las revelaciones que hace en su reciente libro "La duda sistemática. Una autobiografía política" sobre la colusión entre el narco y las fuerzas de seguridad que encontró al asumir la gubernatura en 1987 parecen vigentes casi 40 años después.
En medio de la ola de violencia criminal desatada en Sinaloa tras el arresto de Ismael Zambada García, alias 'El Mayo', las autoridades han intentado sin éxito tranquilizar a la sociedad en Sinaloa, que ha denunciado una "parálisis" del estado ocasionada por las pugnas entre facciones del cartel de Sinaloa.
El contexto de violencia en Sinaloa y en otras regiones de México ha cobrado aún mayor relevancia por las amenazas lanzadas por el virtual presidente electo estadounidense Donald Trump, quien ha puesto énfasis en la lucha contra el tráfico de fentanilo de México hacia Estados Unidos y el combate a los carteles de la droga mexicanos.
Entre sus amagos está la categorización de los carteles como organizaciones terroristas trasnacionales, lo que ha destado temores de una incursión militar estadounidense. El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que un despliegue militar estadounidense en México no es una opción viable y que violaría la soberanía mexicana.
El lunes, cuestionada por reporteros sobre la difusión la semana pasada en la revista Rolling Stone de versiones sobre una supuesta intención de Trump de buscar una “invasión suave” a México para combatir a los cárteles de drogas en el país, Sheinbaum rechazó favorecer una acción de ese tipo.
Sin embargo, para Labastida Ochoa, a quien se le atribuye haber creado la ahora extinta Policía Federal Preventiva durante el gobierno de Ernesto Zedillo, dijo que, ante el descontrol ocasionado por la expansión criminal, México debe considerar la autorización de incursiones militares de Estados Unidos para acabar con los carteles.
“ Creo que se pueden hacer (incursiones) juntas", dijo en entrevista con Univision Noticias . "Eso sí, conjuntas. Eso sí lo recomendaría. Yo diría que va a ser necesario. No sólo es recomendable, que fuerzas militares (estadounidenses) con mexicanas en México combatan juntas al narco”.
El también exsecretario de Gobernación dijo que los estados en los que debería incursionar el ejército estadounidense y actuar de forma conjunta con las fuerzas mexicanas son Tamaulipas, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Baja California, Guanajuato y Zacatecas.
“Más de la mitad de los estados traen problemas serios de seguridad pública, porque el narcotráfico se transformó y hoy es crimen organizado, y se mete con trata de blancas, con tráfico de personas, con control de actividades productivas, llámese limón, naranja, aguacate, huevo, pollo, y las cadenas productivas”, declaró.
En esos estados, México enfrenta el reto de combatir de manera frontal al narco, donde actualmente ocurre un escenario similar al de una "guerra", cada una con características únicas que requieren de estrategias diferentes.
"Es una especie de guerra de guerrillas que es diferente en cada región", declaró.
México debe reaccionar ante las amenazas de Trump, asevera Labastida Ochoa
Para el exgobernador de Sinaloa, el gobierno de Sheinbaum no tiene mayor alternativa que establecer una “colaboración intensa” con Estados Unidos para acabar con los carteles de la droga.
Labastida Ochoa dijo que México no sólo debe reaccionar por las constantes amenazas del virtual presidente electo estadounidense Donald Trump, sino porque a los dos países les conviene acabar con el tráfico de drogas, en particular del fentanilo.
“Si no llegamos a un acuerdo (con Estados Unidos)... de colaboración amplia en información, en inteligencia y en acciones, no se va a poder arreglar”, dijo. “Y vamos a tener que actuar ante las amenazas de Trump o no solo ante las amenazas de Trump”.
Durante las campañas, Trump planteó en numerosas ocasiones la idea de atacar frontalmente a los carteles mexicanos y en un momento incluso propuso “bombardear” a las organizaciones criminales que operan en México.
El republicano y legisladores de su partido han buscado por años catalogar a los carteles de la droga mexicanos como organizaciones terroristas transnacionales, desatando temores de acciones militares de EEUU en México.
Colusión entre el narco y autoridades llega hasta parte del Ejército, afirma el excandidato presidencial
Cuando Labastida Ochoa asumió como gobernador de Sinaloa hace casi cuatro décadas, le dijo a sus colaboradores más cercanos que no confiaba en la mayoría de los mandos policiacos por las sospechas de colusión con los grupos dedicados al narcotráfico.
Antes de tomar medidas, recurrió a la colaboración de expertos ses, españoles e israelíes para analizar la situación real de la seguridad en el estado, bastión del Cartel de Sinaloa, que en ese momento apenas comenzaba a consolidar su poder criminal.
El mejor diagnóstico, dijo, se lo proporcionaron dos agentes del órgano de inteligencia israelí Mossad a quienes les pidió recorrer el estado y analizar la situación de las policías locales. En su análisis, los agentes revelaron que las fuerzas de seguridad estatales estaban al servicio del crimen.
“Al 70% (de los policías) los corrí, y al 40% los metí a la cárcel. Metí a la cárcel a cinco grupos de la Policía Judicial Federal”, dijo en entrevista con Univision Noticias. “ ¿Por qué lo hice? porque si no los tiene con usted, pues no tiene instrumentos. Y si los instrumentos no están a su servicio, están al servicio de la otra parte, de sus enemigos”.
La situación era aún más grave porque, según lo que observaron los agentes del Mossad en Sinaloa, la infraestructura de las agencias de seguridad no estaba preparada para enfrentar a las organizaciones criminales, cuyo armamento y coordinación superaba a las fuerzas estatales.
Hoy las condiciones son peores porque el problema no se reduce a la violencia en Sinaloa ni a la colusión de autoridades con el crimen ahí, sino que la situación se replica en gran parte del territorio mexicano, dijo Labastida Ochoa.
“ Porque antes estaba concentrado en pocos estados. Hoy está muy extendido y llega hasta el Ejército. Cuando menos a una parte”, declaró el exgobernador.
Labastida Ochoa, de 82 años de edad, es una figura emblemática en la política mexicana. Además de haber gobernado el complejo estado de Sinaloa y ocupado varios cargos en distintas áreas del gobierno, fue secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal de México con el expresidente Miguel de la Madrid y secretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de México y secretario de Gobernación con Zedillo.
Pero en México es principalmente recordado por haber sido el primer candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en haber perdido una elección. Esa derrota en el año 2000 frente al opositor Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), rompió con el dominio que el PRI ejerció sobre la política mexicana por más de 70 años y abrió paso a una transición en el poder que era considerada imposible apenas una década antes. Labastida Ochoa dijo que su libro autobiográfico es su "última aportación" a la vida pública mexicana y que, tras su difusión, hará oficial su renuncia a décadas de militancia al PRI, del que se ha convertido un duro crítico.
Gobernador actual de Sinaloa paga los costos de haber pactado con el narco, dice Labastida Ochoa
Labastida Ochoa gobernó Sinaloa de 1987 a 1992, una época en la que el cartel de Sinaloa comenzaba a establecer alianzas y a consolidar su posición en el mundo del narcotráfico a través de acuerdos con otros grupos criminales.
En la jeraquía más alta del cartel en esa época aún no figuraban los nombres de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán e Ismael ‘El Mayo’ Zambada, sino figuras ahora consideradas históricas como Ernesto ‘Don Neto’ Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero, llamado ‘El narco de narcos’ y Miguel Ángel Félix Gallardo, apodado ‘El Jefe de jefes’.
Pero aún así, según Labastida Ochoa, los criminales en el estado habían infiltrado las principales agencias de seguridad, expandiéndose por grante parte del aparato del gobierno estatal. Antes de asumir el poder, dijo, un vehículo estacionado afuera de su casa fue rafagueado, lo que interpretó como un mensaje del narco.
Tras el ataque, dijo, recibió un mensaje de "los jefes" para decirle que su grupo criminal -al que Labastida evitó identificar por nombre- no había sido el responsable de la agresión. Como una muestra de que esa organización no era la responsable, identificaron al presunto atacante y le ofrecieron asesinarlo.
En respuesta, el entonces gobernador entrante le dijo a su encargado de seguridad que respondiera la comunicación rechazando el gesto.
“ Dígales que no lo puedo aceptar”, dijo Labastida Ochoa a uno de sus coroneles. “Porque la seguridad en el estado va a depender del gobierno del estado, no del narcotráfico".
Según Labastida Ochoa esa fue la única vez que se comunicó con el narco en el estado. En represalia a la postura que asumió al depurar las agencias estatales de seguridad, el 40% de sus mandos de seguridad fue asesinado. En otro momento, durante su gestión como gobernador, también balearon un vehículo para amedrentarlo. Pero tal vez la mayor amenaza vino poco después de haber concluido su gestión.
En 1993, luego del asesinato de quien se había desempeñado como procurador de Sinaloa en la última fase de su mandato como gobernador, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari lo convocó a un encuentro para advertirle que él y su esposa también corrían el riesgo de ser asesinados por encargo de un criminal.
Ante las amenazas, Salinas de Gortari le dijo que debía salir del país y refugiarse como embajador en cualquier otro sitio del mundo, por lo que optó por asumir como embajador de México en Portugal.
“ Nos costó mucho”, dijo. “ Mataron a mi procurador, a mi jefe de escoltas, al comandante operativo de la policía. Es parte de lo que debe estar dispuesto el servidor público, poner su vida en la línea”.
Ahora, sin embargo, el problema es más grave, dijo el exgobernador, porque el actual mandatario de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, no sólo está coludido con el narcotráfico sino que, según Labastida Ochoa, llegó al poder auxiliado por el crimen.
“No dudo que algunos gobernadores en Sinaloa y en otros estados hayan hecho trato con el narco, no lo dudo”, dijo.
“ Pero me parece que el primer gobernador o el primer candidato a la gubernatura que hizo un trato con los narcos para ganar el poder fue Rocha, y en consecuencia les hizo concesiones de todo para poder ser gobernador y está pagando el costo de los acuerdos que hizo él y su gente”.
Rocha Moya ha negado cualquier vínculo con el crimen. Las dudas sobre los presuntos nexos del actual gobernador con el cartel de Sinaloa aumentaron luego de que ‘El Mayo’ lo señaló como uno de los asistentes a una reunión que culminó con su secuestro y posterior arresto en Estados Unidos.
Según una carta difundida por el abogado de Zambada, Rocha Moya estuvo entre los asistentes a una reunión convocada el 25 de julio por Joaquín Guzmán López, uno de los líderes de ‘Los Chapitos’ , la facción del cartel de Sinaloa encabezada por los hijos de ‘El Chapo’. Al encuentro, ocurrido según ‘El Mayo’ en una hacienda en Culiacán, acudieron Rocha Moya, Guzmán López, y el político local Héctor Melesio Cuén, quien fue asesinado ese día.
Al llegar al sitio, los sicarios al servicio del hijo de ‘El Chapo’ lo sometieron, lo ataron de pies y manos y lo colocaron en un jet que lo trasladó a Estados Unidos para su arresto, de acuerdo con la carta. Al aterrizar en el aeropuerto cercano a El Paso, Texas, ‘El Mayo’ y Guzmán López fueron arrestados.
Buena parte de la versión narrada por ‘El Mayo’ en su carta ha sido respaldada por la Fiscalía General de la República (FGR).
Tras la captura de ‘El Mayo’, Sinaloa se ha visto sumida en una ola de violencia imparable que ha dejado cientos de muertos, desapariciones y secuestros.
Luego del arresto, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador trató de culpar al gobierno de Estados Unidos al sostener que la operación que llevó a la captura de ‘El Mayo’ desató la explosión de violencia en el estado.
Pero Labastida Ochoa sostuvo que los hechos que llevaron a la captura de ‘El Mayo’ en realidad son resultado de los pactos que, según él, Rocha Moya estableció con el cartel de Sinaloa para llegar al poder.
“ Yo creo que está pagando los costos y lo está pagando el estado, no sólo él, sino que lo está pagando el estado”, dijo.
Además de su acusación contra Rocha Moya, el exgobernador de Sinaloa dijo que la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) debe continuar sus indagatorias sobre los presuntos sobornos del cartel de Sinaloa a la primera campaña presidencial de López Obrador en 2006.
Labastida Ochoa hizo referencia a los reportes surgidos a principios de año sobre una indagatoria abierta por la DEA en 2010 sobre presuntos sobornos millonarios del cartel a la campaña López Obrador en 2006. Tras la difusión de esos reportes, López Obrador los desestimó, rechazó cualquier nexo criminal, y acusó a los medios de comunicación de actuar con fines políticos.
También López Obrador arremetió contra la DEA, cuya operación en México fue severamente disminuida por órdenes del entonces presidente, y acusó al gobierno de Estados Unidos de haber filtrado los datos a los medios.
Pero Labastida Ochoa dijo que las investigaciones periodísticas no eran los únicos indicios que apuntaba un supuesto nexo criminal entre López Obrador y el cartel de Sinaloa. También lo eran las constantes visitas del entonces presidente a Badiraguato, la cuna de ‘El Chapo’, y la relación del expresidente con la madre del narcotraficante, quien actualmente purga una condena de cadena perpetua en Estados Unidos
“Era muy sospechoso que López Obrador fuera tantas veces a Badiraguato. Badiraguato tiene 5,000 habitantes y que tuviera esa relación con la mamá del ‘Chapo’ y con otras gentes”, declaró.
México ahora vive en un "infierno" por la espiral de violencia, sostiene
El caos por la violencia en Sinaloa no sólo se limita a esa región del país, sino que se la situación se replica en vastas regiones de México, dijo el excandidato presidencial mexicano.
“La libertad de tránsito se ha roto en México. La paz se ha roto en México, en muchas zonas del país”, dijo al sostener que actualmente no le es posible visitar Sinaloa por el temor a sufrir atentados. “México ahora está en un infierno"
Ante la expansión criminal, dijo que la nueva istración en México ha dado señales de haber dado un viraje de la antigua estrategia de López Obrador basada en el lema "abrazos, no balazos". Ese viraje, sostuvo Labastida Ochoa, representa una esperanza de que podría ocurrir un cambio y revertir la espiral violenta.
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