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Los vuelos de la marihuana en aviones incautados y reciclados en México

En tiempos de cosecha, en el Triángulo Dorado operan por lo menos tres vuelos diarios de envíos a la frontera de México con EEUU, que surten de marihuana al mayor mercado de drogas del mundo.
19 Nov 2017 – 01:00 PM EST
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TRIÁNGULO DORADO, MÉXICO.- Cuando se llega a los límites del Triángulo Dorado, la sierra de México donde confluyen los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, muchos dicen que ya no existen los narcovuelos.

Para comprobar que esta creencia es falsa y que esta región aún persiste como una fábrica exportadora de drogas, hay que adentrarse cinco horas por caminos imposibles de piedra y curvas al borde de las montañas hasta un valle donde los campos de marihuana se riegan con agua del río, transportada con mangueras de jardinería.

A esta región pocas veces vienen los funcionarios del gobierno y apenas un par de años atrás fue instalada la electricidad. A decir de los pobladores, aquí operan tres vuelos diarios de envíos a la frontera de México con Estados, que surten de marihuana mexicana al mayor mercado de drogas del mundo y el cliente principal del cartel de Sinaloa.

Es época de cosecha. Los patios de las casas despiden un olor penetrante a marihuana. En una de ellas, una joven de unos 20 años limpia las hojas a una velocidad de máquina. Sus ojos se posan fijos en la hierba que días antes fue colgada en sábanas, como si fuese ropa, para que se secara al sol.

La joven es célebre en la zona por la velocidad con que deshoja. Le ayuda quizá el hecho de que es sordomuda y no conoce el lenguaje de señas. Su familia cuenta que el único aparato para la sordera que ha tenido “se quedó sin baterías desde hace un rato”.

Desde estas casas los paquetes salen a otras de la zona donde se empaca la hierba en bultos de 10 kilos, a los que llaman “almohadas”. Hace más de treinta años que usan las mismas medidas, muy efectivas para llenar las avionetas.

“A un avión le caben como 400 kilos, son 40 paquetes de 10 kilos. Aquí los arman y ya se va, en pura avioneta”, explicó un jefe local a Univision.

El método de las almohadas fue inventado en los años setenta por una familia de uno de los caseríos de la zona, a la que pertenecía José, un exnarcotraficante que fue detenido en 2001 y ya no se dedica al trasiego. Su padre fue uno de los primeros narcopilotos del Triángulo.

“A un avión le caben como 400 kilos, son 40 paquetes de 10 kilos. Aquí los arman y ya se va, en pura avioneta”, explicó un jefe local a Univision.


“Mi papá primero aprendió a volar que a leer. Entonces no sabían leer, no sabían escribir, no había comunicación, no había nada”, contó José, quien solicitó omitir su apellido por seguridad.

Con varios familiares dedicados a los narcovuelos, los agricultores locales dejaron de caminar siete días con la carga escondida entre la ropa para llevarla a Culiacán, la capital de Sinaloa. Comenzaron a transportarla en menos de 40 minutos directamente a la frontera, o muchas veces, a cruzarla hasta Estados Unidos.

“Mi papá llegó a tener 18 avionetas, en ese momento era la flota aérea privada más grande de México”, explicó José.

Desde entonces y aun actualmente, el vuelo es pagado por lo que llaman “el cliente”, este es, el primer revendedor de la mercancía dentro de Estados Unidos. Cuando llega a su destino final en las ciudades del norte, la droga puede valer 10 veces más de lo que ganó el productor local en el Triángulo.

Hace 10 años el gobierno mexicano declaró una guerra contra las drogas. Desde entonces las cifras oficiales muestran decomisos de sustancias ilícitas por más de 2,600 toneladas. Una base de datos obtenida por Univision de la Procuraduría General de la República confirma que menos del 10% de estas incautaciones han sido en avionetas.


En ese periodo el gobierno ha incautado 455 aeronaves relacionadas con investigaciones federales por narcotráfico y lavado de dinero. Un registro hemerográfico elaborado por Univision muestra que la mayoría lo han sido porque se accidentaron o tuvieron fallas mecánicas, y no por trabajos de inteligencia.

Después de ser incautadas muchas de estas aeronaves han regresado al narcotráfico con un método simple: son reclamadas en juicios por sus supuestos dueños y la institución encargada de su resguardo debe devolverlas, por orden del juez.

Alonso Carriles es director corporativo de bienes en el Servicio de istración y Enajenación de Bienes, la dependencia que resguarda las incautaciones. ite que sus mecanismos de control de lavado de dinero no les permiten saber si quién está comprando o litigando una avioneta es prestanombres del narcotráfico.

“Desde el año 2013 se han devuelto 55 aeronaves por instrucción judicial o ministerial”, dijo en entrevista.

Los pobladores del Triángulo tienen una lógica para el traslado de la droga: la amapola se va más por tierra porque huele menos y los paquetes son más pequeños, de un kilogramo cada uno. La marihuana, en cambio, viaja en avionetas hasta ranchos cercanos a la frontera, ubicados después de los últimos retenes militares en territorio mexicano.

En los últimos años han llegado a la sierra más militares y marinos. Aquí aseguran que el trasiego no se ha detenido, sino que han encontrado nuevos métodos para esquivar la vigilancia oficial. El más común es volar de madrugada, antes de que comiencen los sobrevuelos militares.


“Para las 6:00 de la mañana ya llega el avión por ella, entonces ya tempranito, por las 10:00, 11:00 ya está en la frontera”, reveló uno de los jefes locales, quien controla y compra la producción de los campesinos de la zona.

Los pilotos de esta región refutan que se utilicen solo pistas clandestinas y aviones no registrados. Al contrario, explican que son aviones con registro formal, que pueden abastecerse de combustible en los aeródromos, los más efectivos.

“Tú llegas al aeropuerto y si va a estar ahí estacionado tu avión, tiene que ser una matrícula real, tiene que ser un avión legal, tiene que ser todo”, explicó José.

Varias fuentes confirmaron a Univision que regularmente los aviones salen de aeródromos registrados, viajan a la sierra y allí tapan las matrículas o modifican algunas letras, para que no se observe su matrícula real si son detectados desde el aire. Una vez allí quitan los asientos, llenan la aeronave de mercancía y cuando la han entregado, los colocan nuevamente y eliminan cualquier rastro de droga en el suelo del aparato.

Regularmente los aviones salen de aeródromos registrados, viajan a la sierra y allí tapan las matrículas o modifican algunas letras, para que no se observe su matrícula real si son detectados desde el aire.


Los pilotos locales cuentan fuera de cámaras que ya los vuelos no son tan buen negocio. La legalización de la marihuana en Estados Unidos y el aumento de la producción de heroína sintética han reducido la demanda en la sierra y ha disminuido también el pago para quienes mueven las cargas.

El riesgo de aterrizar en pistas de menos de 400 metros de largo es demasiado grande y el pago actual es tres veces menor a lo que antes ganaban, por lo que son pilotos menos experimentados quienes rentan avionetas para completar los viajes.

“A veces, se lleva la mercancía y ni siquiera quieren pagar”, contó uno de ellos. “Te dicen ‘ahí le pago cuando llegue (al otro lado de la frontera)’ y uno no puede ponerse pesado con ellos. Ya no es lo mismo de antes. Cuando uno de nosotros muere llevando mercancía solo dicen que fue un accidente, nunca dicen qué estaba transportando”.

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