null: nullpx
Lavado de Dinero

Era un inmigrante "ejemplar" hasta que le lavó casi $1 millón al narco

Un mexicano que tenía un negocio en Los Ángeles se volvió una pieza clave para que un traficante recibiera ganancias por la venta de drogas ilícitas en Estados Unidos. Antes de involucrarse en ese delito, era un hombre honrado que cuidó a su madre enferma y a su familia, según documentos judiciales.
15 Oct 2021 – 11:12 AM EDT
Comparte
Cargando Video...

Esta es la historia de un mexicano que vino a California para darle una vida mejor a su familia y así lo hizo durante varios años. Huérfano de padre, comenzó a trabajar desde la adolescencia, se sacrificó para que sus hermanos estudiaran, cuidó a su madre enferma, abrió un negocio legítimo y jamás tuvo un encuentro con la policía más allá de una multa por manejar sin licencia. “Amoroso”, “buen amigo”, “adicto al trabajo”, “la columna de su familia”, lo describieron en cartas sus seres queridos.

Óscar Sánchez, de 52 años, tuvo esa imagen de migrante modelo hasta 2017, cuando los operadores de un cartel mexicano se le acercaron para ofrecerle un ingreso extra que no le caía mal: una comisión del 1% por cada transacción de lavado de dinero que realizara a través de su empresa.

Aceptó colaborar con los narcos sin decirle a su esposa. Hasta 2019, Sánchez recibió al menos 914,641 dólares de la organización criminal, que no identifican los fiscales. Se reunía en su negocio y en otros lugares del sur de California con los mensajeros del cartel, quienes le entregaban fajos de dólares.

Eran las ganancias por la venta de narcóticos en Estados Unidos. “El acusado proporcionó el dinero a terceros e intentó usar el dinero para pagar a empresas con sede en Los Ángeles, a fin de ocultar la fuente del dinero”, describe un memorando de sentencia.

Quienes recibieron los depósitos más tarde enviaron el dinero a los líderes del cartel en México. Sánchez cuidó que su familia no se enterara de lo que estaba haciendo, pero no evitó que agentes de la istración para el Control de Drogas (DEA) escucharan sus conversaciones telefónicas.


“Fui un tonto tratando de hacer dinero rápido y fácil”, escribió Sánchez en una carta dirigida a la jueza federal Virginia Phillips, en la cual le implora cumplir su condena por blanqueo de capitales bajo libertad supervisada. “Desearía mostrarme a mí mismo el video de la cara de mi esposa cuando me vio en la corte por este delito, de mi familia cuando se enteró sobre mis acciones vergonzosas”, agregó.

Su principal preocupación, explicó, era quién cuidaría de su madre anciana diagnosticada con Parkinson, demencia y diabetes, y con una operación de rodilla pendiente. Él la llevaba a todas sus citas médicas.

Al parecer, la jueza Phillips también tomó en cuenta que no tenía antecedentes penales, su remordimiento, el apoyo de sus familiares y que cooperó con la DEA, para imponerle una sentencia a tres años de prisión. La Fiscalía pedía un castigo de casi cinco años de cárcel y una multa de 25,000 dólares. Es posible que lo deporten a México al salir libre, ya que es un residente permanente.

El esquema del lavado de dinero

David Muñoz, su abogado defensor, había pedido que su cliente cumpliera ese castigo con un grillete electrónico que le permitiera estar en su casa, en West Covina.

“Ha sido el ciudadano modelo… Cuando muchos hombres jóvenes pierden su figura paterna tan temprano en la vida tienden a caer en la adicción a las drogas o en una vida delictiva. Este destino es especialmente cierto en un país como México… Sin embargo, Óscar bajó la cabeza y se puso a trabajar en Estados Unidos”, dijo el litigante en un documento sometido a una corte federal de Los Ángeles.

A decir de este defensor legal, Sánchez ganó “poco más” de 9,000 dólares en tres años, una cifra que catalogó como una parte mínima “en la rueda de operación de lavado de dinero”.


Fue un narcotraficante llamado Rubén Ramos, quien supuestamente opera desde Guadalajara, quien ordenaba llevaran miles de dólares al negocio de Sánchez, en el centro de Los Ángeles, detalló Muñoz.

“Tanto el señor Sánchez, como el narcotraficante, usaron lenguaje codificado en su conversación telefónica. Después de reunirse con el narcotraficante, el señor Sánchez recibió una llamada de Ramos verificando que había recibido 34,000 dólares”, agrega el abogado.

En vez de decir la cantidad, Sánchez expresó en clave “34 brasieres”, de acuerdo con la acusación.

Una entrega de dinero se vio frustrada por las escuchas telefónicas. El 2 de junio de 2017, la Policía interceptó una llamada de un traficante del estado de Washington en la cual le pidió a Sánchez verse en su local para entregarle dos sumas. Posteriormente, agentes de la DEA registraron el auto del narco en su camino a la reunión y decomisaron dos paquetes con 75,000 y 346,320 dólares en efectivo.

Espiando para la DEA

El Departamento de Justicia (DOJ) ignoró los atenuantes mencionados por el abogado defensor y lo consideró un blanqueador de capitales que merecía una condena ejemplar.

“Al ayudar a de organizaciones de narcotráfico con sede en México a trasladar sus ganancias a México, el acusado contribuyó al ciclo de distribución de narcóticos que causa daños sustanciales a las comunidades en Estados Unidos”, menciona la Fiscalía en el memorando de sentencia.

“El uso de lenguaje codificado por parte del acusado durante decenas de llamadas interceptadas demuestra que estuvo profundamente involucrado en el delito”, agrega el DOJ.

Sánchez dijo en su carta que se comunicaba en clave con los del cartel siguiendo órdenes. “No creo que me haga un criminal profesional porque usé palabras que Ramos y los traficantes me pidieron usar”, explicó.

El 4 de agosto de 2019, tras varios meses siendo el objetivo de una investigación, agentes federales se presentaron en su domicilio en West Covina para arrestarlo y ejecutar una orden de cateo. Ese día, él prometió usar un dispositivo de grabación para obtener evidencia inculpatoria de otros cómplices.

“Aceptó hacer esto sabiendo que él y su familia estarían en grave peligro por los narcotraficantes y lavadores de dinero en California y/o en México”, subrayó su abogado.


Además de las cartas redactadas por sus seres queridos, el litigante sometió a la corte fotos personales de su cliente: de su boda, reuniones familiares y una frente a un pastel de cumpleaños.

Su esposa, quien aparece en varias de esas imágenes, se sumó a los pedidos tratando que la jueza le impusiera la condena menos dura posible. “Mi marido cometió un terrible error. No sé ni entiendo por qué tomó esa mala decisión”, escribió antes de llenar la carta de elogios hacia su pareja.

“Él es un marido amoroso y un hijo protector… Es una persona increíble y desinteresada… Es muy responsable… Este es el Óscar que conozco y de quien me enamoré hace 30 años”, afirmó ella.

Loading
Cargando galería
Comparte