'Chupeta': El testigo más fuerte contra 'El Chapo' Guzmán
Nueva York - Juan Carlos Ramírez Abadía, el temido ex líder del Cartel del Norte del Valle de Colombia, iraba el trabajo de 'El Chapo' Guzmán. En especial la velocidad con la que el narcotraficante mexicano pasaba la droga colombiana por la frontera de Estados Unidos desde México.
Por esa razón, explicó, aceptó sin protestar el día en que 'El Chapo' le informó que aumentaría en un cinco por ciento el valor de la comisión por el transporte de los cargamentos de cocaína.
Guzmán le explicó a Ramírez que el ajuste del precio se debía a que la nómina de los funcionarios mexicanos corruptos que permitían la llegada de los cargamentos de droga estaba creciendo significativamente.
“Acepté porque era el mejor y el más rápido’’, afirmó 'Chupeta' en la sala de audiencias del octavo piso de la Corte Federal de Brooklyn donde Guzmán afronta un juicio por 17 cargos de narcotráfico, lavado de dinero y homicidio.
Al completarse cuatro semanas del juicio, Ramírez es quizás el testigos más comprometedor que el gobierno ha presentado contra Guzmán hasta el momento.
Su testimonio ha sido hábilmente utilizado por la fiscalía para mostrar cómo se consolidó la lucrativa alianza de los carteles de Colombia y México en la década de los noventa cuando los mexicanos eran solo “transportistas’’ que se limitaban a introducir la cocaína a Estados Unidos por un valor que los colombianos pagaban con la misma droga. La comisión pasó de 40 a 45 por ciento luego de que Ramírez aceptó el aumento de los costos de corrupción.
Ramírez y Guzmán se aliaron y en esa alianza quedaron combinadas las habilidades logísticas de los dos más eficientes operadores de la cadena de producción y transporte de drogas de esa década, según se desprende del testimonio. Obsesivos ambos con la eficiencia, la puntualidad y la dedicación la cocaína que empezó a pasar a Estados Unidos dejó de contarse en kilos para calcularse en toneladas.
La manera de responder con datos precisos en frases cortas y con un tono directo, casi militar, le dio contundencia a la intervención de Ramírez durante los tres días que declaró en el juicio. Su calculada desfachatez no le permitió al equipo de la defensa avergonzarlo o ponerlo en contradicción frente al jurado.
Con un rostro desfigurado por una cirugía plástica que quedó a medias cuando fue arrestado, 'Chupeta' aceptó sin escrúpulos ser asesino, mentiroso y corrupto. itió haber ordenado la muerte de unas 150 personas; dijo que le había mentido a las autoridades de Colombia y Brasil, y describió el pago de sobornos de más de 10 millones de dólares a congresistas colombianos para abolir la extradición. Afronta 30 años de prisión de los cuales aspira que le perdonen cinco por su testimonio contra Guzmán.
“Es imposible ser un jefe de un cartel sin violencia. Drogas y violencia van de la mano’’, explicó Ramírez fríamente.
Minutos después el abogado defensor le mostró una fotografía donde aparecían 130 personas de pie, en grupo, el mismo número de víctimas itidas por él.
“Eso es bastante gente, señor Ramírez, ¿no es así?’’
“Así es, señor’’, respondió Ramírez
Pionero de rutas
Los del jurado escucharon al testigo explicar cómo se convirtió en el pionero de diferentes métodos de envío de cocaína de Colombia a México: primero una flota de aviones turbohélice, luego barcos camaroneros que fueron reemplazados por lanchas rápidas y finalmente submarinos fabricados en Colombia. Cada una de las rutas iba sustituyendo a la anterior a medida que la actividad se “calentaba’’ en los radares de las autoridades.
Ramírez declaró que se reunió por primera vez con Guzmán en un hotel de Ciudad México a principio de 1990. Allí estaba presente también el socio histórico de 'El Chapo', Ismael 'El Mayo' Zambada. Ambos le pidieron que dejara de enviarle droga a los hermanos Arellano Félix con quienes el Cartel de Sinaloa estaba librando una sangrienta guerra y que trabajara exclusivamente para ellos.
Ramírez aceptó. El primer cargamento que le envió a Guzmán, dijo, fue de 4,000 kilos despachados en cinco aviones alrededor de 1990. La droga fue pasada por 'El Chapo' a Los Ángeles desde donde 'Chupeta' la envió a Nueva York. En esta ciudad, Queens y Long Island, Ramírez mantenía varias caletas de cocaína y dinero. Por el transporte de ese cargamento Guzmán se ganó 32 millones de dólares, anotó Ramírez.
Fue la inauguración de una relación empresarial que entre 1990 y 1996, le dejó a 'El Chapo' Guzmán un total de 640 millones de dólares en ingresos por comisiones de transporte, agregó Ramírez. En ese periodo el Cartel de Sinaloa recibió 200 toneladas de cocaína de la organización colombiana.
Control de calidad
Pero no todo funcionó como se esperaba. Ramírez, quien actuaba como un empresario “micromanager’’ se enteró de que alguien en México estaba mezclando su cocaína pura con otra de muy baja calidad para enviarla a Estados Unidos.
“Los clientes en Nueva York se estaban quejando de la calidad. La cocaína estaba resquebrajada’’, explicó.
Ramírez recordó que viajó expresamente a México a hacer el reclamo a Guzmán y a sus compañeros del cartel.
“Guzmán dijo que el problema era con los pasadores de la cocaína a Estados Unidos’, explicó Ramírez al referirse a los empleados encargados de cruzar la frontera con la droga.
El narcotraficante colombiano le dijo a sus socios que no tenía otra opción que enviar a un emisario permanente a México para que supervisara las entregas y el control de calidad de la mercancía. Guzmán aceptó, según él.
La terminología usada por Ramírez durante el testimonio para describir las operaciones dejó en claro que alguna vez estuvo orgulloso del negocio. 'Chupeta' no dejó de referirse a “mi droga’’, “mis aviones’’, “mis barcos’’ cuando describía el envío de sus cargamentos de paquetes de cocaína con marcas como Clinton, Reina y Metro.
Alardeó que su control del mercado de la cocaína que llegaba a Nueva York era tal que llegó a darse el lujo de provocar el aumento del precio de la droga reduciendo las cantidades que ponía en venta en las calles de la ciudad.
“Si había menos droga, el precio aumentaba’’, explicó
El ex cadete de la armada de Colombia, llevaba una estricta contabilidad de su negocio en dólares. Al lado de las cifras de los millonarios ingresos de la droga hacía que sus contadores asentaran las cantidades exactas que pagaba por asesinatos. Como el homicido de 'Tatiana’, apodo con el que se conocía a uno de los hermanos de su archirrival Víctor Patiño Fómeque, también líder del Cartel del Norte del Valle. Por esa muerte, Ramírez registro un gasto de 338,776 dólares
¿Por qué esa cantidad?, le preguntó el abogado de la defensa William Purpura.
“Fue un grupo de sicarios grande’’, respondió Ramírez.
'El Chapo' era identificado en la contabilidad con la letra Ch.
Puente aéreo
En los comienzos de la relación de 'Chupeta' con el Cartel de Sinaloa, la ruta que probó tener más éxito fue la de los aviones que aterrizaban en pistas clandestinas cercanas a la frontera o en el Triángulo Dorado, una zona de la Sierra Madre de México donde se unen las esquinas de tres estados.
De 10 a 15 aviones llegaban en una sola noche con la complicidad de controladores aéreos y autoridades militares. La masiva operación de la flota colombiana alarmó a autoridades antinarcóticos estadounidenses en México.
Ramírez declaró que Guillermo González Calderoni, comandante de la policía judicial federal de México que estaba en la nómina de los narcos, le pasó el dato a los de Sinaloa de que los gringos estaban diciendo que “eso ya parecía una invasión aérea a México’’.
Fue el momento, según Chupeta, en que pensó que había que buscar nuevas rutas y de mayor volumen. El narcotraficante explicó que puso a disposición de los mexicanos barcos camaroneros con capacidad para transportar desde un puerto del Pacífico colombiano un promedio de 10,000 kilos por viaje.
Algunos llegaron a su destino, otros quedaron en el fondo del mar. Uno de ellos fue hundido por el capitán de la embarcación en medio de un trance por consumo de cocaína que, según Chupeta, le ocasionó que empezara a ver fragatas guardacostas fantasmas del gobierno de Estados Unidos.
Un año después el cargamento fue rescatado por un equipo de buzos profesionales contratados por el Cartel de Sinaloa.