Capo colombiano le enviaba "prostitutas y regalos" a los agentes de la DEA, según confesó en juicio de 'El Chapo'
Antes de concluir su testimonio en 150 asesinatos que ordenó siendo el jefe del cartel del Norte del Valle, su lujoso estilo de vida y cómo mantuvo una exitosa sociedad con el cartel de Sinaloa en la década de 1990.
La defensa del capo, por su parte, se enfocó en los crímenes de 'Chupeta' para tratar de desacreditarlo ante el jurado. El abogado Bill Purpura resaltó que por el acuerdo de cooperación de Ramírez Abadía con el gobierno estadounidense recibiría una sentencia máxima de 25 años de prisión. Eso significaría cumplir solo una condena de "60 días" por cada asesinato.
Al ser interrogado por Purpura, el testigo aceptó que ordenó múltiples crímenes en Estados Unidos, incluyendo el homicidio de una mujer que se encargaba de una de sus bodegas clandestinas en el barrio de Queens, en Nueva York. A ella le dispararon "en cuatro ocasiones en su lugar de trabajo" por un motivo no especificado, describió el litigante.
El narco colombiano contó que también pidió que mataran a un hombre llamado Vladimir Beigelman en Brooklyn el 2 de diciembre de 1993 y a una familia en Nueva Jersey que sospechaban estaba colaborando con las autoridades o robando una de sus casas clandestinas en Ft. Lee.
Si de algo tenía fama era de no perdonar a los traidores que se volvían informantes. Este martes confesó que intentó ejecutar a Víctor Patiño, uno de los jefes del cartel del Norte del Valle que había aceptado cooperar luego de su extradición a EEUU. Como no lo pudo eliminar, entonces se la cobró a sus cercanos, matando a "36 de su familia y a socios".
Otro caso del que habló fue cuando pidió que envenenaran a uno de sus principales lugartenientes cuando este se encontraba en una prisión colombiana en espera de ser extraditado. "Con su muerte murieron muchos secretos sobre tu organización, ¿es correcto?", le preguntó Purpura al testigo, quien lo aceptó.
Este hombre ordenó tantos asesinatos que no pudo recordar en la corte los nombres de tres personas por cuyas cabezas ofreció 45,000 dólares. No siempre pagaba lo mismo, contó. Por la ejecución del hermano de uno de sus socios en el cartel desembolsó más de 338,000 dólares y esta fue su explicación: "Fue un gran grupo de sicarios el que participó en ese asesinato”.
Para controlar sus operaciones ilícitas, 'Chupeta' relató que le pagó a un equipo élite de la Policía de Colombia para "suministrar prostitutas, apartamentos y regalos" a los agentes de la istración para el Control de las Drogas (DEA) que realizaban investigaciones en su país.
La excéntrica vida de 'Chupeta'
La fortuna de este capo colombiano se multiplicó en la década de 1990 cuando conoció a un mexicano de baja estatura al que apodaban 'El Rápido', porque ningún otro pasaba cocaína a través de la frontera en menos tiempo. Era Joaquín 'El Chapo' Guzmán, entonces un narcotraficante en ascenso.
Los envíos menos riesgosos llegaban desde 1993 en barcos camaroneros por la ruta del Pacífico. Los recibía 'El Chapo'. "Les dije que tenía tanta confianza en ese método que (en el primer cargamento) enviaría 10,000 kilos, que saldrían de Buenaventura, en el Valle del Cauca (en Colombia)", contó Ramírez Abadía en la corte de Brooklyn.
La mercancía llegaba a la costa de Guerrero porque ahí Guzmán tenía os con la Policía, facilitando su desembarque y transportación hacia Sinaloa, y su posterior envío hacia la frontera.
Como resultó ser un método efectivo, 'El Chapo' supuestamente elevó su porcentaje de ganancia del 40% al 45% alegando que tenía que pagar sobornos a un alto mando de la Procuraduría General de la República (PGR). Se trataba de Guillermo González Calderoni. Más tarde, este le dijo que los costos se elevabarían nuevamente porque "tendría que hacer arreglos con la Marina".
Esa complicidad con las autoridades mexicanas, dijo 'Chupeta', le permitió enviar una sola noche hasta 14 aviones cargados de cocaína. Esa bonanza ocurrió entre 1990 y 1993. Luego vino un período de cinco años en los que envió más de 20 embarcaciones, cada una con un cargamento de unas 10 toneladas de la droga. Para 1998, la mercancía fluía tanto que el cartel del Norte del Valle aceptó repartir por igual las ganancias con los sinaloenses. Y desde 2002 diversificaron los métodos de transporte, usando lanchas rápidas, submarinos, avionetas y barcos pesqueros.
El narco colombiano también detalló en el tribunal el lujoso estilo de vida que llevaba hasta su arresto en 2007: tenía un yate, una colección de arte con al menos dos piezas valoradas en más de 500,000 dólares y varios relojes. Cuando fue detenido por la Policía colombiana le incautaron $120 millones en oro y efectivo.
En el interrogatorio de la defesa se hizo un repaso de algunas de las cirugías estéticas que se ha hecho el narcotraficante en la nariz, los ojos, la barbilla, los pómulos, así como implantes de labios y de cabello. Por eso también lo conocen como 'el hombre de las mil caras'.
La tarde del martes se presentó el cuarto gran testigo de la Fiscalía, Germán Rosero, uno de los lugartenientes de 'Chupeta' y quien se encargaba de comunicarse con el cartel de Sinaloa. El juicio continúa.