El terremoto en Turquía reactiva temores por la construcción de la primera central nuclear del país
Un devastador terremoto de magnitud 7.8 con epicentro en la provincia turca de Gaziantep, en el sureste del país, seguido por otro similar y numerosas réplicas, ha reavivado un debate de larga data a nivel local y en el vecino Chipre sobre la construcción de una gran central nuclear en la costa del Mediterráneo.
La central nuclear está siendo construida por Turquía cerca del mar, en Akkuyu, unas 220 millas (354 kilómetros) al oeste del epicentro del primer sismo. Ha sido diseñada supuestamente para soportar fuertes temblores y, clos pasados temblores, no experimentó ningún daño ni importantes sacudidas en el suelo.
Pero la magntiud y poder destructivo del terremoto, el más letal en la historia moderna de Turquía, ha reavivado las preocupaciones sobre la construcción de la instalación al borde de una importante falla tectónica.
Rosatom, la empresa estatal rusa a cargo del proyecto, dice que la central eléctrica está diseñada para “soportar influencias externas extremas” de un terremoto de magnitud 9. Las plantas nucleares se construyen de forma tal que puedan sobrevivir a sacudidas mayores que las registradas previamente en el área.
La posibilidad de que ocurra un terremoto de magnitud 9 en las cercanías del reactor Akkuyu “es aproximadamente de una cada 10,000 años”, dijo la empresa a la agencia AP en un correo electrónica la semana pasada. “Así es exactamente como se está implementando el concepto de margen de seguridad”, agregó Rosatom.
Un funcionario del Ministerio de Energía de Turquía ado por AP dijo que por el momento no había planes de reevaluar el proyecto.
Según Rosatom, un estudio de la Oficina para la Prevención y Eliminación de las Consecuencias de Situaciones de Emergencia de Turquía indica que el sitio en Akkuyu, a unas 60 millas (95 kilómetros) de la costa norte de Chipre, está ubicado en una zona de terremotos de quinto grado, que es considerada la región más segura en términos de sismos.
El diseño de la planta incluye un muro exterior de hormigón armado y un caparazón protector interno de “hormigón pretensado”, con cables de metal estirados dentro del caparazón de hormigón para dar solidez adicional a la estructura, dijo la compañía. Y el diseño del reactor moderno, el VVER-1200 de Rusia, incluye una característica de seguridad adicional: un cono de acero de 144 toneladas llamado 'receptor de núcleo' que, en caso de emergencia, atrapa y enfría cualquier material radiactivo fundido, agregó Rosatom.
La compañía enfatizó que las unidades de potencia con reactores VVER-1200 cumplen con los requisitos posteriores a Fukushima de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
La opinión de un experto
Las instalaciones nucleares están construidas con hormigón fuertemente reforzado, dimensionadas para terremotos significativos y mucho más robustas que los edificios comerciales, dijo Andrew Whittaker, profesor de ingeniería civil en la Universidad de Buffalo, experto en ingeniería sísmica y estructuras nucleares.
El hecho de que esté ubicada en el extremo occidental de la falla de Anatolia Oriental, que estuvo vinculada al poderoso temblor de la semana pasada, sugiere que el diseño habría sido verificado en busca de sacudidas significativas, agregó Whittaker.
Aún así, sería prudente reevaluar los cálculos de riesgo sísmico en la región para toda la infraestructura, incluida la planta. “No hay razón para preocuparse, pero siempre hay una razón para ser cauteloso”, declaró.
Activistas aseguran que el proyecto es una amenaza
Sin embargo, a pesar de las garantías de seguridad que ofrece la empresa estatatal rusa así como ingenieros expertos, algunos activistas insisten en que el proyecto, que sería la primera planta de energía nuclear de Turquía, representa una amenaza, por lo que han vuelto a pedir que se descarte.
Activistas alegan que los recientes terremotos son una prueba del gran riesgo que representa construir una central nuclear cerca de fallas sísmicas. En un comunicado a AP, la plataforma Chipriota Antinuclear, una coalición de más de 50 grupos ambientalistas, sindicatos y partidos políticos grecochipriotas y turcochipriotas, hizo “un llamado a todos los partidos políticos, organizaciones científicas y ambientales y a la sociedad civil a unir esfuerzos y presionar al gobierno turco para que ponga fin a sus planes con la planta de energía nuclear de Akkuyu”.
El miembro chipriota del Parlamento Europeo, Demetris Papadakis, preguntó a la Comisión Europea qué acciones inmediatas piensa tomar para detener la planta debido a los peligros que representa la construcción de una central nuclear en una zona sísmica tan cercana a Chipre.
La central nuclear de Akkuyu
Los reguladores nucleares turcos otorgaron la licencia para la construcción de la planta en Akkuyu en 1976, tras ocho años de estudios sísmicos para determinar la ubicación más adecuada. Pero el proyecto se ralentizó después del accidente nuclear de Chernobyl en 1986.
La construcción del primer reactor comenzó en 2018. Las grandes plantas de energía nuclear han tardado tradicionalmente en construirse debido al tamaño, la escala y la complejidad de la infraestructura, y los retrasos asociados con las plantas pioneras.
La planta, cuyo primero de cuatro reactores está programado para entrar en funcionamiento a finales de este año, tendrá una capacidad total de 4,800 megavatios de electricidad, proporcionando alrededor del 10% de las necesidades de electricidad de Turquía.
Según cifras del gobierno, si la central eléctrica comenzara a funcionar hoy, podría proporcionar por sí sola suficiente electricidad para una ciudad de unos 15 millones de habitantes, como Estambul, agregó Rosatom.
Se estima que costará $20,000 millones. Rosatom tiene una participación del 99.2% en el proyecto y está contratada para construir, mantener, operar y desmantelar la planta.
Las plantas de energía nuclear en todo el mundo están diseñadas para resistir terremotos y apagarse de manera segura en caso de un gran movimiento de tierra: aproximadamente el 20% de los reactores nucleares están operando en áreas de actividad sísmica significativa, según la Asociación Nuclear Mundial.
Por ejemplo, las plantas nucleares japonesas, incluida la planta de energía nuclear de Hamaoka, se encuentran en regiones donde se pueden esperar terremotos de hasta una magnitud de 8.5, dijo la asociación.
Se adoptaron estándares de seguridad más estrictos después del desastre nuclear de Fukushima de 2011, cuando un tsunami se estrelló contra la planta de Daichi, derritiendo tres reactores y liberando niveles peligrosos de radiación.
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