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Los grupos de odio en EEUU aumentan por cuarto año consecutivo

El fracaso en la construcción de un muro y un giro a la izquierda en las elecciones de mitad de periodo generó "profundos temores de una aceleración" del clima de odio e intolerancia que se riegan por la nación, advierte el Southern Poverty Law Center (SPLC).
20 Feb 2019 – 11:29 AM EST
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El número de grupos de odio en Estados Unidos volvió a aumentar por cuarto año consecutivo, pasando de 954 a 1,020 en el 2018, un aumento del 7% en comparación con 2017, revela un informe elaborado por el Southern Poverty Law Center (SPLC).

El año pasado fue la primera vez que se contabilizaron grupos de odio en los 50 estados, con 66 organizaciones de este tipo en el estado de Florida y 917 a nivel nacional.

La SLPC, basada en Alabama (sur del país), es una entidad que cuantifica los delitos de odio. En su último reporte publicado este miércoles bajo el título “Año del odio y del extremismo. Rabia contra el cambio. La supremacía blanca aflora entre miedos de inmigración y la cambiante demografía de la nación”, revela que en mitad del gobierno de Donald Trump los grupos de odio han aumentado una vez más, y alcanzaron un 30% en los últimos cuatro años.

“El año pasado marcó el cuatro año consecutivo (desde el 2014) en que el número de grupos de odio aumentó después de un corto período de disminución”, indica. En el período entre 2010 y 2014, entre el primer y segundo gobierno de Barack Obama, el número de grupos de odio había disminuido un 23%.

Elección bajo ataques

El estudio añade que el poderío de la supremacía blanca “se propagó en las dos semanas previas a las elecciones de mitad de periodo” durante las cuales se cometieron tres ataques por parte de radicales de derecha y en el marco del envío de cartas bombas que no explotaron, actos que dejaron un saldo de 15 muertos.

“El número total de muertes vinculadas a la derecha radical también aumentó en 2018, ya que los supremacistas blancos en Canadá y Estados Unidos mataron al menos a 40 personas, frente a 17 en 2017”, agrega el reporte.

El SPLC dice que los crecientes crímenes de odio en 2018 obedecen a “ la ira de la supremacía blanca que alcanzó un punto álgido el año pasado, cuando la histeria por perder a una nación de mayoría blanca debido al cambio demográfico y una presunta falta de voluntad política para detenerlo envolvió al movimiento”.

Clima antiinmigrante

El reporte del SPLC revela además que otro blanco de ataque utilizado por Trump para fomentar el discurso de odio, han sido las caravanas de inmigrantes centroamericanos que huyen a causa de la violencia y la pobreza en busca de asilo en Estados Unidos.

La razón del enfado del presidente y la frustración mostrada por los grupos supremacistas al no ver contenida la presión migratoria en la frontera sur, “acentuados por las proyecciones de la Oficina del Censo de los Estados Unidos de que los blancos ya no serán una mayoría para el 2044, ayudaron a impulsar el odio a un nuevo nivel el año pasado”, indica el estudio.

Al aumento en el número de grupos de odio el SPLC dice que se suma un aumento de casi un 50% de los grupos nacionalistas blancos, pasando de 100 capítulos en 2017 a 148 en 2018, y también un aumento de grupos de odio de nacionalistas negros de 233 a 264 en el mismo período.

“En general, la gran mayoría de los grupos de odio son aquellos que desprecian a las minorías raciales, étnicas o religiosas”, precisa.

Factor de decisión

El clima de violencia vivido en el 2018, sumado a la intolerancia, los crímenes de odio y el discurso antiinmigrante jugaron un papel determinante el resultado de los comicios del pasado 6 de noviembre, cuando electores salieron a las urnas para elegir una nueva Cámara de Representantes, renovar un tercio del Senado, gobernadores y autoridades locales a nivel nacional.

“La violencia fue tan impactante que las encuestas de salida de CNN hallaron que tres cuartas partes de los votantes dijeron que fue un factor importante en su voto”, subraya el estudio.

Añade que los comicios de mitad de periodo “tendían a validar los temores de los grupos de odio hacia el futuro” y muchos candidatos extremistas perdieron, entre ellos destacados candidatos antiinmigrantes y anti-LGBT.

“Incluso más enojados con los grupos de odio fueron las mujeres”, apunta el reporte. Se unieron y consiguieron establecer un récord de legisladoras electas en el nuevo Congreso, incluidas dos musulmanas y una representante por Arizona que es abiertamente bisexual.

“Para los supremacistas blancos, estos funcionarios recién elegidos simbolizan los cambios demográficos del país, el futuro que los supremacistas blancos detestan y temen”, puntualiza.

Sin embargo, agrega el informe, “hubo algunos puntos brillantes para los extremistas”, entre ellos la elección del republicano Ron DeSantis como gobernador de Florida, “quien tiene un historial de asociación con grupos anti-musulmanes y declaraciones racistas”.

La lista incluye al republicano Brian Kemp, el nuevo gobernador de Georgia, quien se presentó en una plataforma hostil contra los inmigrantes, y la reelección del representante Steve King, de Iowa, “que ha regurgitado repetidamente las ideas de la supremacía blanca”.

El legado de Sessions

El nuevo estudio del Southern Poverty Law Center advierte que “la mayoría de los estadounidenses ahora está plenamente consciente de que Trump está envalentonando a los supremacistas blancos”.

Añade que una encuesta realizada en octubre por el Public Religion Research Institute muestra que la mayoría cree que Trump ha "alentado a los grupos de supremacistas blancos", pero indica que el mandatario “ha hecho más que eso. Él ha instalado personas con opiniones extremistas en su gobierno, y sus puntos de vista son una política activa”, denuncia el SPLC.

Entre los funcionarios que el mandatario llamó para asistirlo, se cuenta el exsenador republicano por Alabama, Jeff Sessions, quien fungió hasta principios de noviembre del año pasado como fiscal general.

Sessions, un declarado político antiinmigrante, encabezó la planificación y puesta en marcha de la cuestionada política migratoria de tolerancia cero, que entre las medidas incluyó la separación forzada de familias migrantes en la frontera con México y restricciones a la política de asilo.

“Trumpo le mostró la puerta (despidió) a Sessions inmediatamente después de las elecciones de medio tiempo, pero no antes de que este dejara una marca indeleble en la política de la istración. Durante su gestión, Sessions lideró el cargo contra los inmigrantes acelerando el sistema de las cortes de inmigración para hacer más difícil que las personas permanezcan en Estados Unidos”, indica el informe.

Además de quitarle poderes a los jueces de inmigración, Sessions “ordenó al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que remita a todos los extranjeros ilegales detenidos en los cruces fronterizos al Departamento de Justicia para su enjuiciamiento, y poner fin a una política que otorga asilo a la mayoría de las víctimas de abuso doméstico y violencia de pandillas en sus países de origen”.

El SPLC dice que el exfiscal general Sessions “tiene una estrecha relación con los grupos de odio antiinmigrantes, incluida la Federación para la Reforma de la Inmigración de los Estados Unidos (FAIR)”, organización que cuenta con varios de sus activos integrando el gobierno de Trump laborando en puestos clave como el DHS, la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS) y la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), cabeza de la fuerza nacional de deportaciones que Trump prometió a sus electores durante la campaña que lo llevó a la Casa Blanca.

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