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Inmigrantes indocumentados

"Por las noches se oye llorar a la gente": las duras condiciones que soportan los migrantes de la caravana en Tijuana

Las autoridades mexicanas habilitaron un segundo refugio de emergencia en el este de Tijuana para miles de migrantes centroamericanos que viajaron como parte de la caravana para buscar asilo en EEUU, pues la situación en el complejo deportivo Benito Juárez ya es inmanejable, proliferan las enfermedades y la lluvia de este jueves agravó todo.
29 Nov 2018 – 08:32 PM EST
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TIJUANA, México.– Le llovió sobre mojado al salvadoreño David Benítez: lleva más de 20 días con gripe y este jueves no encontraba dónde cubrirse de la tormenta que inundó el campamento para migrantes centroamericanos en esta ciudad fronteriza donde espera para pedir asilo en Estados Unidos.

Una sección de la cancha de béisbol en la que se instaló este refugio ya estaba inundada por un charco de agua sucia que se acumuló por las duchas, pero este jueves la lluvia que cayó agravó la situación.

"Aquí no sabemos si nos tapamos de la lluvia o nos subimos a algo para no estar en la ‘alberca negra’", dice en tono irónico este hombre que aún no decide si regresar a su país o mudarse a la explanad a El Barretal, el nuevo refugio que habilitaron el Instituto Nacional de Migración (INM) y otras entidades del gobierno mexicano para albergar –al menos– a la mayor parte de los 6,150 de la caravana migrante. La mudanza será voluntaria y empieza esta misma noche.

"Quiero ver cómo está ese lugar, porque si es igual de feo que aquí pues mejor me regreso a El Salvador", sentenció Benítez, quien trata de llegar a Los Ángeles, California, donde vivió hace unos años, hasta que una enfermedad hizo que se fuera a su comunidad de origen. "Veremos qué pasa", agregó.

En el lúgubre campamento que parte de la caravana migrante está a punto de abandonar se sufre –sobre todo– por las noches, a partir de las 10:00 pm, cuando empleados municipales cierran los dos s. A esa hora el frío invernal cobra la osadía de estar a la intemperie. Incluso quienes duermen dentro de carpas e improvisadas casas de campaña elaboradas con lonas de plástico y colchas, también han contraído enfermedades respiratorias. Los niños han sido los más afectados.

Cientos que no alcanzaron un espacio dentro del albergue, se han instalado en la acera , sobre la calle Cinco de Mayo.

"En la mañana mi cobija se llena de agua porque gotea la carpa. Lo más difícil es no tener techo, por el frío", lamenta Norberto Caña, un salvadoreño de 50 años que tiene hace días un dolor de garganta que no se le va. "Por las noches se oye llorar a la gente, hombres y mujeres. Yo creo que tratamos de pensar en otra cosa porque si estamos con ese pensamiento nos ahorcamos", expresó.

Caña dice que ya se acostumbró a dormir entre el ruido de quienes prefieren conversar y escuchar música, y la potente luz de los reflectores que jamás se apagan. "Así nos tienen controlados", dice este expolicía que huyó de su país porque de la Mara Salvatrucha le dieron un ultimátum.

A este albergue en el centro de Tijuana también llegaron mareros, afirma Caña. "Vengo huyendo de los pandilleros y aquí vienen. Fuman mota (marihuana) aquí adentro. Cuando se bañan se les ven las letras (de la Mara)", asegura este centroamericano. Las autoridades no se han pronunciado sobre la supuesta presencia de delincuentes. Al momento solo un caso ha sido reportado por la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP), que esta semana detuvo a un marero que confesó que venía en la caravana.


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Baños sucios, robos y droga

Los sanitarios portátiles suelen estar desbordados por tanto uso. Ducharse es un lujo. Varios traen apenas un par de mudas de ropa. Y para obtener algo siempre hay que hacer largas filas: recibir alimentos, hablar por teléfono con familiares, tener atención médica, conseguir artículos de higiene personal, cargar el celular o recibir asesoría legal.

Cuidar las pocas pertenencias es una regla no escrita en este lugar. A David Benítez le robaron el celular; a Norberto Caña, la ropa. "Solo tengo este pantalón. Me dieron un short y con ese me baño", dice Caña.

Dentro y fuera del campamento, las autoridades han puesto en cintura a los que se portan mal. César Palencia Chávez, director de Atención al Migrante del ayuntamiento de Tijuana, uno de los funcionarios a cargo de este sitio, detalló que han arrestado a 120 de la caravana por distintas faltas.

"Por fumar droga. Hubo casos delicados que ocurrieron afuera: algunos robos; unos que estaban en una tiendita de droga; y hasta hubo un presunto intento de violación contra una menor", aseveró.

En este ambiente insalubre e inseguro hay alrededor de 1,000 niños y algunos solo tienen un par de meses de edad. "Hay una realidad y son ellos", dice la hondureña Melany Murillo, apuntando a menores que hacen fila para recibir un plato con frijoles y espagueti que les entregan marinos mexicanos.

"El albergue ya superó su capacidad. Es horrible y parece que eso no les importa, aunque hay mujeres, adolescentes y niños", lamentó Murillo, quien tiene más de cinco meses de embarazo. "Mi mayor miedo y el de mi esposo es en qué condiciones, dónde y cómo nacerá mi hijo".

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Las enfermedades y la lluvia agravan las condiciones que soportan los migrantes de la caravana en Tijuana

"No queremos tener niños con pulmonía"

De acuerdo con la Secretaría de Salud de Baja California, el hacinamiento al aire libre ha provocado enfermedades respiratorias, piojos y alergias en la piel a varias personas que están en el refugio.

"Hubo un brote de varicela que afectó a cuatro personas. Se está vacunando a niños menores de cuatro años", dijo Edgar Corzo Sosa, representante de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México, un organismo que se encarga de que la caravana reciba asistencia humanitaria, que el actuar de las entidades de gobierno sea el adecuado, así como de recibir quejas y emitir recomendaciones.

"Cuando tienes un lugar que es para 3,500 personas y metes a más de 6,000 personas provocas un hacinamiento y la situación se complica", advirtió Corzo Sosa en una entrevista con Univision Noticias. "Este es un llamado de atención", advirtió.

El representante de la CNDH considera "histórico" el éxodo de migrantes que ha recibido Tijuana. Al tiempo aplaude que las autoridades federales estén habilitando un segundo albergue para que los migrantes puedan "tener un lugar que los resguarde de la lluvia y del sol".

"No queremos tener niños con pulmonía", señaló. "Vamos a tener quizás dos lugares, por lo que habrá que repartir alimentos aquí y allá; tener baños aquí y allá".

Para mantener a flote a esta pequeña ciudad ambulante, el ayuntamiento de Tijuana entregó hasta el 27 de noviembre alrededor de 4,000 cobijas, unas 4,150 despensas de alimentos, 200 colchonetas y más de 330 botellas de agua, según datos oficiales.

Un número creciente de migrantes ya no aguanta más. En los últimos dos días, más de 250 personas decidieron retornar a sus países para no seguir en este periplo, por el lento proceso de pedidos de asilo (solo 40 al día), por el reforzamiento de la seguridad en la frontera y por el uso de gas lacrimógeno para repeler a los que intentaron ingresar por la fuerza hacia California.

"Después de los sucesos del domingo, subió el número de personas que solicitan el derecho humano de retornar a sus países", dijo el representante de la CNDH.

Este éxodo ahora hacia el sur parece que no cambiará las pésimas situaciones en el albergue de Tijuana. Se espera que cerca de 1,000 migrantes que se encuentran en Mexicali lleguen pronto a esta ciudad. Con eso, la cifra total de personas en distintos albergues en esta frontera rondaría los 11,000.

Noches de oración

Antes de que cierren las puertas de la unidad deportiva Benito Juárez, organizaciones cristianas llaman a la gente con altavoces: son las noches de oración. "Cristo rompe las cadenas y nos da la libertad", se escucha una canción desde una bocina que tiene la frase "Jesús es el Señor".

Son las 7:30 pm y se han formado tres grupos sobre la calle Cinco de Mayo, que concluye en un cerco que instaló la Policía. Un hombre que se ha parado sobre la cajuela de un vehículo habla frente a varios jóvenes que lo escuchan con atención y dicen "amén" cuando este concluye algunas frases.

"Dios le está hablando a la humanidad y no quiere que dependamos del hombre, sino de Dios", dice el predicador. "Han llegado a este lugar con un propósito".

A unos pasos, una banda de músicos cristianos pone a bailar a otros migrantes.

El día se acaba y los niños aprovechan que no están en la escuela para jugar lo más que puedan. Otros venden frutas y cigarrillos individuales. "¡Fúmele! ¡Fúmele!", grita un joven de suéter negro.

David Montana, originario de El Salvador, dice que él prefiere quedarse dentro del albergue por las noches para no meterse en problemas. También la ha pasado mal en Tijuana, pero les miente a sus familiares por teléfono. "Les digo que estoy bien, que nos dan comida, que estamos esperanzados".

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