Un adolescente intentó suicidarse, otro se encerró en casa: el daño que deja la orden de Abbott de investigar a los padres de niños transgénero

Antonio Voe nació siendo una niña, pero no se sentía como tal. Los cambios en su cuerpo propios de la pubertad le generaban mucho estrés. Decidió confesarle a su madre en 2020 lo que estaba sintiendo. La familia investigó qué hacer y decidieron, juntos, dar los primeros pasos hacia su transición: el adolescente cambió su nombre de nacimiento y su pronombre a "él". Se sentía más feliz consigo mismo, "auténtico".
Pero la pubertad seguía avanzando, rellenando su cuerpo, abultando sus pechos. "Eso aún le generaba mucho estrés", cuentan sus abogados en una demanda al estado de Texas, donde vive con su familia. En verano de 2021, los Voe consultaron a un médico. A sus 15 años, Antonio fue diagnosticado con "disforia de género", definido por la Clínica de Mayo como el sentimiento de angustia que surge cuando una persona no se identifica en su expresión de género con el sexo con el que nació.
Bajo la recomendación del doctor entonces decidieron que comenzarían a usar bloqueadores de pubertad para aliviarle algunos síntomas de esa etapa. Seis meses después, avanzaron hacia la terapia hormonal.
"Su humor y ansiedad mejoraron, él veía un futuro más brillante. Poder reafirmarse como realmente era le auguraba un gran alivio", se lee en el documento, que exigía al gobernador Greg Abbott frenar las investigaciones en contra de esta familia y dos familias más por haber apoyado a sus hijos en la reafirmación de su género. Para la Sociedad Americana de Pediatría (SAP), hacer lo que estos padres hicieron es considerado una atención médica "apropiada para el desarollo, que no debe generar prejuicios y que debe ser proporcionada en un espacio clínico seguro".
Pero para el gobernador Abbott y el fiscal general del estado, Ken Paxton, lo que los padres estaban haciendo era "abuso infantil". Sin basamentos científicos, ordenaron en febrero de este año que el Departamento de Familia y Servicios de Protección (DFSP) investigaran a padres como los de Antonio. A los médicos, les exigieron que reportaran estos casos a las autoridades y con eso, centros médicos importantes en el estado frenaron las terapias en los adolescentes.
El mismo día que Abbott hizo su anuncio— el 22 de febrero— Antonio intentó quitarse la vida. "Dijo que el ambiente político, incluyendo la orden de Abbott y el que confundieran su género en la escuela, lo llevó a tomar esas acciones”, se lee en el documento.
Sus padres lo llevaron a un hospital y allí, lo refirieron días después a una unidad de Psiquiatría. La orden de Abbott ya se estaba cumpliendo. Cuando en una terapia familiar el personal de este centro supo que el adolescente de 16 años estaba recibiendo terapia hormonal para tratar la disforia de género, les notificaron que serían reportados por abuso infantil.
El 5 de marzo, le dieron de alta a Antonio; el 11, un investigador de los Servicios de Protección al Menor (S en inglés) tocaba la puerta de la casa de los Voe para iniciar una investigación.
Mirabel, la madre, creyó que estaban allí por el intento de suicidio del adolescente. "Pero el investigador le dijo que solo habían ido porque Mirabel había cometido presuntamente abuso infantil como padre de un adolescente transgénero que había sido reportado por presuntamente proveer a su hijo tratamientos para la disforia de género", relatan los abogados.
La madre quedó en shock, cuenta la demanda; el hijo quedó "devastado". Dejó de asistir en persona a la escuela para que la madre pudiera monitorearlo de cerca.
Antonio no está solo en esta demanda. Lo acompañan dos jóvenes transgénero más que tras el inicio de las investigaciones del estado en contra de sus familias comenzaron a vivir con el mismo miedo.
Del cambio deseado al miedo extremo
Tommy Roe, de 16 años, comenzó a sufrir de ansiedad y nerviosismo poco después del anuncio de Abbott.
La tarde del 24 de febrero de 2022 lo sacaron sin explicaciones de clases y le dijeron que fuera a la oficina del de la escuela. Allí lo esperaba un investigador de S que le hizo preguntas de su vida personal y de su historia médica. Salió de allí temblando y molesto. "Tenía miedo de que lo que él dijo a los investigadores pudiera ser usado como una excusa para separarlo de su familia o para castigar a Wanda (su madre) o a sus hermanos; o que pudieran quitarle el al cuidado que sus médicos le han recomendado", se lee en la demanda.
Tommy sospechaba que el origen de todo el interrogatorio estaba en la orden de Abbott. Le escribió a su madre contándole lo que había pasado. Y en la tarde, cuando llegaron a casa, el mismo investigador que había indagado en la vida de Tommy los esperaba en la puerta. Esta vez quería hablar con Wanda, el padrastro y los hermanos.
"Le dijo a Wanda que DFSP les había pedido priorizar las investigaciones a padres que hubieran dado atención médica para reafirmación de género a sus hijos, abuso a menores y negligencia en general", narra la demanda.
Después de aquel día, las notas de Tommy se vinieron abajo, no lograba enfocarse a la hora estudiar, le costaba prestar atención por el estrés al que quedó sometido. "Tommy quedó traumatizado por la idea de ser separado de su familia", aseguran los abogados.
En la demanda también están los Briggle, que decidieron apoyar a su hijo de 14 años en el proceso de reafirmación de género: 48 horas después de la orden de Abbott fueron ados por un investigador. Desde entonces, en las redes sociales les han llamado "criminales", "abusadores de menores", "peluqueros"; los han seguido en el carro y les han gritado insultos desde otros vehículos.
MB, el hijo de los Briggle, vive asustado, ansioso y con la preocupación de que lo puedan separar de sus padres, hermanos, amigos, de su escuela y de la vida y las actividades que ama. No logra dormir bien, vive de mal genio y va de su casa a la escuela y viceversa. Decidió encerrarse en su hogar como una forma de protección. Sus notas, que nunca habían sido un problema, se vinieron abajo. Él y sus hermanos ahora van a terapia para manejar el estrés que les genera que su familia sea separada.
El trauma que queda
La Sociedad Americana de Pediatría asegura que cuando los pacientes con disforia de género no reciben la atención médica que necesitan corren un "alto riesgo" de sufrir "depresión, ansiedad y suicidarse".
Y el modelo de atención no es único, alertó Brittany Allen, miembro del Comité Ejecutivo LGBTQ de la Sociedad. Reconoce que existe un amplio espectro de identidades de género que deben ser consideradas "normales y saludables". "La atención de afirmación de género está creando un espacio para que los niños puedan contarnos su historia de género, en lugar de escribir por ellos el final de la historia (...) Se ha demostrado que estas herramientas ayudan a reducir la disforia de género y mejoran la salud mental de muchos jóvenes transgénero, no binarios y de género diverso".
Allen, profesora asociada de Pediatría en la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, dice que después de haber atendido más de 200 jóvenes transgénero puede asegurar que con las terapias se nota "el increíble alivio" que los tratamientos y terapias causan en los pacientes.
Este viernes, una jueza de Austin frenó temporalmente la orden de Abbott para investigar a estas tres familias. Las organizaciones involucradas en la demanda —y las que apoyan los derechos de las poblaciones LGBTQ, en general— celebraron la decisión. Pero el daño quedó hecho.
Amber Briggle, madre de MB y quien ha sido vocal en redes sociales con la investigación a su familia, aseguró en su cuenta de Twitter que aún se sienten "desconsolados por el trauma que DFPS nos causó y sigue causando a otras familias que se quieren. El dolor y la ansiedad de estar en la mira de una investigación de DFPS nunca podrá ser borrado".
Si tú o alguien que conoces está considerando el suicidio, aquí pueden ayudarte:
Línea Nacional de Prevención del Suicidio: 800-273-82-55
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