Yraida Guanipa: "Creo que puede ser una fuerza positiva fuera de prisión, tal como lo es en la cárcel"

Yraida Guanipa, de 56 años, todavía está luchando contra su condena por intento de conspiración para traficar drogas en 1997 que, según ella, no reflejaba la gravedad de su crimen. Sentenciada a casi 13 años, cumplió 11 años por su papel en la entrega de 30 libras de cocaína en el aeropuerto internacional de Miami.
Guanipa ite haber aceptado tontamente recoger las cajas como un favor para un cliente venezolano en el negocio donde trabajaba, pero dice que no tenía conocimiento de lo que contenían. Fue arrestada en el aeropuerto por agentes de aduana encubiertos que habían descubierto la cocaína a bordo de un vuelo desde Venezuela y esperaban a ver quién venía a recoger las cajas.
El dueño de las cajas desapareció y Guanipa fue la única persona acusada en el caso. Inmigrante venezolana de Coro, en el estado de Falcón, fue su primer y único roce con la ley.
"Ha sido mi batalla constante. Todavía me atormenta", dice.
De acuerdo con la ley de Florida, a los criminales convictos se les prohíbe votar en las elecciones y solo se les puede restaurar su derecho alvoto cuando cumplen toda su sentencia, incluida la etapa de libertad condicional. Una vez llenado ese requisito, hay un período de espera de cinco a siete años, después del cual deben someterse a un proceso de solicitud de 'clemencia' altamente selectivo.
Una enmienda incluida en la boleta electoral de la Florida en noviembre restablecería automáticamente el derecho al voto de las personas con condenas por delitos graves –excepto los condenados por asesinato o por delito sexual–, al completar sus sentencias.
Guanipa vino a Estados Unidos con una visa de estudiante a los 20 años para aprender inglés en Indianápolis. Luego estudió ingeniería arquitectónica en la Universidad de Colorado y ya era ciudadana estadounidense, casada con dos hijos pequeños, en el momento de su detención.
Apeló su caso, sin éxito, mientras estaba en la cárcel, representándose a sí misma. En el proceso adquirió las habilidades legales que ahora usa para ayudar a otros como asistente legal.
Fue puesta en libertad en 2008 y creó su propia organización sin fines de lucro, la Fundación YG, que ayuda a las mujeres con niños pequeños en casas intermedias cuando salen de la cárcel e intentan reintegrarse a la sociedad.
Cuando fue liberada en 2008, dice, sus propios hijos la rechazaron. "Yo era una extraña para ellos", dice ella, explicando que eran bebés cuando fue a la cárcel y que solo pudieron visitarla unas cuantas veces durante su encarcelamiento.
Hizo una huelga de hambre en la cárcel para exigir programas para madres con niños pequeños y cree que los delincuentes novatos no violentos como ella deben salir periódicamente para mantener los lazos familiares.
Ella vivió en una casa de rehabilitación durante cinco meses después de su liberación y sufrió de problemas emocionales. "Cuando vas a la cárcel es como si estuvieras congelada en el tiempo. Pero, de hecho, el tiempo no se detiene afuera. Cuando sales, descubres que tus hijos han crecido, la sociedad ha cambiado, te sientes perdido", agrega con lagrimas en los ojos.
Ella recuerda que fue liberada en Navidad y no tenía dinero para comprar regalos para sus hijos. "Decidí que quería crear una organización para obtener regalos para otros niños para que no tuvieran que pasar por lo que sufrí", dijo.
Ahora trabaja con tres casas intermedias en el sur de Florida, recibiendo donaciones para comida y juguetes.
"Él fue mi voz"
Mientras estaba en la cárcel, escribió a cada miembro del Congreso para discutir su caso. Uno de los que respondió fue el senador Paul Simon, un demócrata de Illinois que lucho por la reforma del sistema de justicia penal. Ella atesora la correspondencia que guarda en una carpeta.
"Él fue mi voz todo el tiempo que estuve en prisión", dice ella.
En una carta fechada el 8 de diciembre de 2003, Simon escribió: "Creo firmemente que puede ser una fuerza positiva fuera de prisión, tal como lo es en la cárcel". Simon murió un año antes de la liberación de Guanipa.
La semana pasada visitó a Washington para hablar en una conferencia sobre las condiciones cárcelarias con el ex Secretario de Educación, John King Jr.
Aprovechó el viaje para ir al Senado de Estados Unidos para agradecer a uno de los exayudantes de Simon, David Carle, que ahora trabaja para el senador Patrick Leahy de Vermont. "Yraida ó al senador Simon, algo completamente inesperado. No vivía en Illinois. Lo único que sabía era que parecía una buena persona que se preocupaba por los demás", dijo Carle a Univision. "Paul fácilmente podría haber ignorado una petición de alguien en un estado lejano, pero no lo hizo, y es una bendición que se hayan encontrado", agregó. "Sé lo orgulloso que estaría de que ella haya seguido trabajando duro, en contra de las dificultades, para construir una buena vida y mejorar la vida de los demás".
Cuando Guanipa se enteró de que un exdelincuente planeaba demandar al Estado de Florida por el incómodo sistema de clemencia actual, solicitó unirse a la demanda. "Yraida es un emblema de quiénes son estas personas. Han hecho todo lo que el estado les ha pedido", dijo Jon Sherman, abogado principal de la Red Legal de Elecciones Justas y principal abogado de la demanda.
El defensor público federal de Guanipa, Randolph Murrell, también se ha convertido en uno de sus simpatizantes.
"Ella fue sentenciada en los días en que solían emitirse sentencias muy largas", dijo Murrell, de 67 años, quien ahora es el Defensor Federal para el Distrito Norte de Florida y ha pasado 40 años trabajando como defensor público. "La representé en la cárcel. Ella está realmente motivada y cree profundamente en ayudar a los demás", dijo a Univison. "Ella es bastante excepcional si ves todo lo que ha hecho. Realmente no pudiste encontrar a nadie más merecido [del derecho a votar]".
Guanipa es asistente legal con licencia y también tiene una maestría del Miami Dade College. Ahora está trabajando en un doctorado en gestión empresarial de la Universidad de Capella.
Guanipa es elegible para solicitar la restauracion de su derecho a votar en junio del próximo año. Vive cerca de su recinto electoral. "Siento gran emoción, cada vez que paso, veo todos los carteles de votación", dice.
Mientras tanto, ha solicitado un indulto presidencial que está en espera de adjudicación ante la Oficina del Fiscal del Perdón en el Departamento de Justicia. "Entrevistaron a todos, desde mis compañeros de trabajo hasta mis vecinos. Deben saber todo sobre mí", dice ella.