Uber tendrá taxis aéreos sobre Los Ángeles: por qué esta idea crea una ciudad más desigual
El tráfico de São Paulo es horrendo. Pero si eres lo suficientemente rico, puedes evitarlo. Con la flota más grande de helicópteros privados en el mundo, se estima que en esta ciudad se realizan 1,300 vuelos diarios, los que llevan a los ultrarricos de un lado a otro, por 1,000 dólares cada viaje.
Imagínate estas aeronaves sobrepasando trancones de más de 100 millas. Imagínatelas volando sobre las masivas protestas que hubo en las calles de la ciudad en 2013, en el punto máximo de la locura de los helicópteros, cuando las autoridades intentaron subir los precios del metro de São Paulo.
Si es que Uber logra lo que quiere, algo muy similar podría suceder en Los Ángeles. Este martes, la compañía anunció planes para crear su nuevo producto: UberAir, un ya prometido servicio de ‘taxis voladores’ que funcionaría en el sur de California en 2020. Para entonces, dice la empresa, los pasajeros podrán reservar viajes en aeronaves eléctricas a través del app de Uber, pagando algo similar al costo de un UberX, una de las opciones más baratas que hoy tiene esta empresa.
Un video promocional muestra a los vehículos saliendo de ‘skyports’, instalados estratégicamente en los techos de rascacielos, llevando a fotogénicos empleados desde sus torres a sus hogares suburbanos, a tiempo para la cena con los niños.
Esto puede verse algo familiar: en los sesenta y setenta, la ciudad de Nueva York tenía un sistema relativamente asequible de servicio de helicópteros, como recientemente recordó Bloomberg Businessweek. Esto se acabó cuando un helicóptero chocó en el helipuerto del edificio Pan Am, en mayo de 1977, accidente en el que murieron cinco personas y se acabó el boom de este sistema de transportes (Donald Trump fue uno de los empresarios que fallidamente intentaron resucitarlo, con un sistema que llevaba de LaGuardia a Wall Street en los ochenta).
De todas maneras, el alcalde angelino Eric Garcetti ha apoyado la propuesta. Dallas-Fort Worth y Dubái también están trabajando con Uber para probar el sistema. Estas ciudades, como São Paulo –donde Uber probó viajes en helicóptero a precios reducidísimos– son conocidas por sus extensiones y niveles épicos de tráfico. Para los líderes de Uber, quienes intentarán promover sus servicios entre quienes tienen que hacer largos viajes, todo esto las hace locaciones perfectas para este negocio.
“Los Ángeles es una ciudad modelo para esto debido a su alta congestión, desde la perspectiva de tráfico, y ya que no hay muchas propuestas de apoyo al transporte masivo en el horizonte”, dijo Jeff Holden, el jefe de producto de Uber, al Los Ángeles Times.
Esta frase es curiosa, porque los ciudadanos de Los Ángeles aprobaron hace un año la propuesta M, un aumento de 120,000 millones de dólares en impuestos para apoyar la expansión más ambiciosa de transporte público en la historia moderna de la ciudad. Esto también es una ventana a las ambiciones de Uber: en momentos, la empresa ha dicho que apoya el transporte público y la reducción de la congestión; y en otros momentos ha salido en defensa explícita de políticas públicas que apoyan estas metas.
Sin embargo, un estudio reciente hecho en Los Ángeles y otras seis grandes ciudades de EEUU muestran el efecto opuesto de parte de servicios como Uber y Lyft. Estos e starían generando más tráfico y alejando a la gente del transporte público. Y, bueno, decir que la congestión se debe a la falta de helicópteros parece ir un poco demasiado lejos.
Los Ángeles está en medio de un proceso de transformación hacia una ciudad cada vez más urbana. Como el mismo alcalde Garcetti lo ha dicho, la ciudad busca deshacerse del auto personal en lo que será una “liberación”. Esto significa vecindarios más densos, más caminables y calles conectadas por transporte público. Esta visión es una obligación dada por el electorado: un 70% de los votantes aprobaron la medida M, lo que es una crítica directa a la expansión suburbana de la que Los Ángeles “quizás nunca se recuperará”, como dijo un crítico. La medida M será un proyecto de décadas para lograr que más gente viaje a pie, en bicicleta, en trenes y buses. Esto implica implícitamente una Los Ángeles más igualitaria, ya que siempre han existido angelinos que toman buses. Es solo que los buses por mucho tiempo han estado en una segunda clase respecto a los autos.
Las compañías como Uber y Lyft parecen estar yendo en contra de estas metas y UberAir lo haría más explícitamente. Dejando a un lado las muchas preguntas prácticas que todavía deben ser respondidas (los helicópteros eléctricos todavía no existen, por ejemplo), hay un tema fundamental sobre el modelo de ciudad: una red de helipuertos privados en las puntas de los rascacielos va en dirección opuesta a la idea de una vida más peatonal.
Y, obviamente, no produce una ciudad más igualitaria: incluso si UberAir supera problemas de seguridad, tecnología, regulación y precios de tarifas, la adopción de UberX no ha sido igual entre personas de distinto nivel de ingreso y educación. Los estadounidenses más pobres no están usando estos servicios como si fueran el transporte público. Mientras tanto, distintas ciudades están cortando y eliminando rutas de autobús, con la excusa de que pueden ser reemplazados por un Uber. Los servicios de taxi por app están creando, incluso cuando se comparten, una nueva clase de transporte. Los Ubercópteros solo propiciarán un espacio para más división.
Pero esto no tiene que ser así. Como con los vehículos autónomos, los hyperloops y los drones, el público tiene que opinar. Nosotros y nuestros líderes debemos decidir qué tecnologías cambiarán nuestros vecindarios y de qué manera. Las ciudades no tienes que ser más extendidas, estresantes y llenas de esmog. Tampoco tienen que estar marcadas por la división de ingresos y movilidad. Pero estos cambios en las ciudades del futuro no pasarán naturalmente o simplemente porque los titanes de la tecnología lo permitirán. La ciudadanía es la que debe establecer la agenda pública.
“Esto se trata de lo siguiente: ¿queremos que nuestras ciudades estén definidas por la tecnología de transporte o queremos primero crear ciudades vivibles y sustentables”, dijo Yonah Freemark, investigador de temas de movilidad, en Twitter.
Lo último –la idea de una ciudad con mejor calidad de vida y más verde– perfectamente puede incluir a servicios como Lyft y Uber, a los helicópteros y a los vehículos autónomos, si sirven un propósito social. ¿Simplemente hacer que los ricos floten sobre las furiosas y estancadas clases más bajas? Mejor decidamos juntos al respecto de eso.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.