Tu ciudad sí podría tener trenes como los de la película Black Panther

Entre las muchas tecnologías que aparecen en la nueva y exitosa película Black Panther –mallas sanadoras, autos holográficos sin chofer y capas indestructibles–, hay una que llama poderosamente la atención y en la que, con el permiso de los fanáticos de la ciencia ficción, vale la pena reparar: los trenes (ojo: este artículo tiene spoilers más adelante).
En la primera toma en la capital de Wakanda, la nación africana ficticia gobernada por el superhéroe T'Challa, se ven los trenes de levitación magnética volando sobre pistas que serpentean y entre rascacielos afrofuturistas. Este sistema de transporte avanza a baja altura, en una ciudad colmada de parques y bosques, así como comerciantes. Más adelante, T'Challa y Nakia, espía élite de Wakanda y su antigua amante, conversan mientras se ven tranvías planeando sobre el moderno vecindario de Steptown. Una extensa red de transporte de carga traslada el vibranio –el fantástico metal hallado solo en Wakanda–, la cual también se alinea y conecta con las minas del lugar.
En medio de todas las escenas de acción que suceden en Black Panther, los espectadores no aprenden demasiado de los trenes de Wakanda: no sabemos dónde paran, cómo se abordan, si aceptan boletos mensuales o vales, si son financiados vía bonos aprobados por los votantes (si se trata, de hecho, de una monarquía democrática) o si se trata de un monopolio comercial infinitamente alimentado y respaldado por el vibranio. Pero está claro que emplean tecnología de levitación magnética, desarrollada a partir de cierta combinación energía sónica tipo Hyperloop, el vibranio y el genio inventivo de Shuri, princesa de Wakanda y benefactora tecnológica del reino. Se sabe que el BART ( Bay Area Rapid Transit), sistema de metro de la juventud del director Ryan Coogler, influyó en la estética de los autos, según una entrevista para Wired de la diseñadora de producción Hannah Beachler.
Es justamente ahí donde las similitudes entre el transporte en Wakanda y el del mundo real terminan, especialmente a los ojos de los espectadores estadounidenses, según lo hicieron notar en Twitter. He aquí un tuit sobre la muy criticada agencia de transporte de Washington DC: “ @wmata debería enviar una delegación a Wakanda y así revisar su sistema de transporte”, ironizó un .
Otras ciudades también han recibido críticas inspiradas en la propia película. Probablemente refiriéndose al enredo de problemas que es el sistema de Boston, @NCC20 tuiteó: “En Wakanda, el transporte público siempre funciona a diferencia del T [como se conoce a ese metro]”. “Wakanda cuanta con mejor transporte público que Atlanta”, observó @cbolden_15. Y leamos este otro, captando plenamente el sentir neoyorkino después de ver Black Panther:
Pues bien, ¿por qué no podemos realmente aspirar al transporte de Wakanda? Tecnológicamente hablando, no hay mucho que se interponga en nuestro camino. Incluso sin vibranio, la levitación magnética ya ha probado su eficacia en un grupo de sistemas ahora operativos. El conocido como Shanghái Maglev, o sistema de levitación magnética de Shanghái, alcanza un máximo de 267 millas por hora. En Japón, los trenes de esa misma tecnología pronto recorrerán las 178 millas entre Tokio y Nagoya a más de 310 millas por hora. Como tablas de surf por sobre olas magnéticas, los trenes de levitación siguen carriles inteligentes guiados, propulsados por ondas eléctricas. Ideado para viajes cortos dentro de la ciudad, el diseño sin fricción y sin ruedas de esta tecnología permite a los trenes alcanzar rápidamente altísimas velocidades.
Algunos investigadores del sector sostienen que la levitación magnética (maglev, por sus siglas en inglés) tiene el potencial de ser más eficiente y duradera que el tren de alta velocidad (otros están en desacuerdo). Pero, pese a décadas de desarrollo, el maglev no se ha esparcido ampliamente por Asia, y no ha despegado siquiera en Estados Unidos o Europa (excluyendo una línea al aeropuerto, ahora cerrada, en Reino Unido y una pista de prueba también obsoleta en Alemania). Ello se debe a que el tradicional tren de alta velocidad puede andar casi a la misma velocidad que su contraparte magnético, es más barato de producir y puede conectarse con los sistemas ferroviarios existentes. Para muchos países con líneas ferroviarias ya establecidas, es difícil justificar un eventual gasto de billones de dólares en un proyecto de levitación magnética.
Ahora bien, eso no ha hecho que se dejen de proponer trenes flotantes: ya se ha hablado de tener rutas maglev en Estados Unidos (más recientemente, entre Baltimore y Washington DC). Pero son una venta difícil, particularmente en estos tiempos. El gobierno federal, que muestra poco interés por financiar mejoras incluso en el tren básico de pasajeros o los existentes sistemas de transporte público, abona billones en carreteras y autopistas. El asunto no es el dinero para costearse esa novedosa tecnología de transporte, porque dinero hay; es solo que Estados Unidos prefiere no gastarlo.
De hecho, como pasa en muchos otros sectores, la razón por la que las urbes estadounidenses carecen de transporte como el de Wakanda es la falta de voluntad política. Como apunta Brentin Mock en CityLab, la monarquía africana a puertas cerradas de Black Panther, tanto en la cinta como en el cómic, promueve libertad, igualdad y prosperidad para todos los habitantes. Es también un enclave muy urbano por necesidad. Para protegerse del colonialismo y el saqueo, Wakanda se presenta en el escenario mundial como un pobre y árido remanso; esto impulsa un denso desarrollo ( con una llamativa carencia de autos privados) enfocado hacia su oculto interior. Hay ahí un paralelismo con Estados Unidos, que también es muy urbano, con más de un 80% de su población en áreas metropolitanas. Pero la distribución de la representación política, y por lo tanto los dólares, favorece a las áreas rurales.
¿La consecuencia? Muchos sistemas de transporte están pagando la desidia de décadas de sub-financiamiento. Más recientemente, la istración Trump propuso separar unos miles de millones para proyectos “transformadores” (algo para el maglev, ¿quizás?). Pero su muy cacareado plan de infraestructuras está esencialmente prejuiciado contras las ciudades, en el sentido de que requiere enormes cantidades de dólares locales para complementar sus propuestas de infraestructura.
La corte de T'Challa no tiene problemas como estos: su director de transporte lo más probable es que disfrute de un cheque en blanco para mejorar el sector que dirige, algo así como el que el gobernador de Maryland, Larry Hogan, prometió entregar a Amazon (luego se retractó) para establecer su segunda sede en el condado de Montgomery (Wakanda sería prudente si se alejara de tales juegos de bienestar corporativo). No es de extrañar que el agente de la CIA Everett Ross quedara estupefacto, en especial, con el transporte de Wakanda. De ahí que le confesara a Shuri: “Nunca he visto algo de una eficiencia parecida”.
Se trata de una monarquía afrofuturista que mucho tendría que enseñar al actual planeta Tierra. Al menos en eso coincide un pasajero en DC: “Lo primero que Wakanda debería hacer por el mundo es arreglar WMATA”, tuiteó @dshif. Sin embargo, esta realidad puede ser demasiado para soñar, como respondió otro tuitero. “Incluso para Wakanda, nuestra realidad puede volverse una misión imposible”, dijo @Baetsmen.
Este artículo fue originalmente publicado en CityLab.com