Piden una ciclovía para la frontera entre Tijuana y San Diego

Cada mañana, los habitantes de la frontera entre San Diego y Tijuana prenden sus radios para escuchar las noticias, como lo hace tanta gente en todo el país. Pero, junto con el pronóstico del tiempo (el que suele decir 75 grados y soleado), los resultados deportivos y las principales noticias, los radioescuchas también están atentos al tiempo de espera para cruzar de un país a otro.
Para los trabajadores y estudiantes que viven al sur del límite y que viajan regularmente a Estados Unidos, así como los que viven en Estados Unidos y hacen negocios en Tijuana, saber los tiempos de espera es algo esencial.
El puerto de entrada de San Ysidro es el cruce fronterizo más utilizado en el hemisferio occidental, con alrededor de 50,000 automóviles y 25,000 peatones pasando del sur al norte cada día. Las esperas en auto pueden durar hasta tres o cuatro horas, e incluso los peatones muchas veces deben esperar una hora en la fila.
Desde el 11 de septiembre, la seguridad ha sido reforzada y los requerimientos de documentos han hecho que las filas avancen aún más lento. Para miles de estadounidenses y mexicanos, la larga espera en Tijuana para cruzar a San Ysidro –comunidad en el sur de San Diego– es parte de su vida diaria. Para contribuir a la descongestión del cruce, una gran cantidad de organizaciones están pidiendo que se reinstaure una infraestructura que brevemente tuvo mucho uso luego del 11 de septiembre, pero ahora ya no está en funcionamiento: una ciclovía.
“Yo monto mi bicicleta todos los días y trabajo mucho en Tijuana. Yo iría en bicicleta todo el tiempo si fuera más fácil”, dice John Holder, el coordinador de la frontera en Wildcoast, una organización sin fines de lucro que realiza trabajo de conservación costera en Estados Unidos. Wildcoast apoya la expansión de las oportunidades para los ciclistas.
“El tráfico está totalmente estancado cada mañana viniendo desde San Ysidro”, dice Holder. “Hay mucho potencial en hacer de la frontera y de San Diego un gran polo de ciclismo. No es una gran inversión, así que, ¿por qué no hacerlo?”.
Antes del 11 de septiembre, el cruce entre Tijuana y San Diego funcionaba relativamente sin conflictos. Las filas eran cortas y no era necesario tener un pasaporte. Luego del 11 de septiembre, las operaciones fronterizas en Estados Unidos comenzaron a ser istradas por el nuevo Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security), el cual, siguiendo su misión, endureció considerablemente la seguridad.
Para cruzar hacia Estados Unidos hoy, los viajeros deben mostrar su pasaporte o la nueva credencial de pasaporte de Estados Unidos (válida para viajar desde y hacia México, Canadá y el Caribe). Quienes cruzan constante mente pueden postular al programa llamado SENTRI (Red Electrónica Segura para Inspección Rápida de Viajeros, de acuerdo a sus siglas en inglés), el que provee documentación especial y a filas más cortas.
Justo después del 11 de septiembre, las bicicletas fueron permitidas, pasando a través de las pistas de automóviles, pero poco después la agencia de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP) prohibiría esta opción por razones de seguridad. Luego, existió una ciclovía, la que avanzaba más rápido que las pistas de autos y de peatones, pero comenzaron a abusar de esta opción. Un emprendedor comenzó a arrendar bicicletas rotas, con ruedas pinchadas y sin asientos. Una vez que el arrendador pasaba la frontera, la compañía recuperaba las bicicletas en el lado mexicano. Esto obligó a la CBP a cerrar esta ciclovía en 2006.
La zona está, en la actualidad, en un proceso de remodelaciones, tanto en el lado mexicano como en el estadounidense. Se está realizando una expansión en tres fases, la que implicará una inversión de 741 millones de dólares, e incluirá nueva infraestructura para istrar el tráfico comercial y privado, tanto de vehículos como de peatones.
El puente PedWest, que debería ser inaugurado este verano, está siendo construido con una pista especialmente ancha, para acomodar el paso de bicicletas y gente con discapacidades. La istración General de Servicios de Estados Unidos está construyendo este proyecto, pero la CBP lo operará, y depende de esta agencia decidir si existirá una pista exclusiva para bicicletas o si los ciclistas tendrán que bajarse de sus vehículos.
Para los ciclistas, el desenlace perfecto de esta historia es claro: poder pasar rápido en sus bicicletas adelantando a los automóviles, montar directamente hasta la ventana de la aduana y salir sin nunca bajarse de su vehículo de dos ruedas.
Lawrence Herzog, académico de Asuntos Públicos en la Universidad Estatal de San Diego, explica que San Diego y Tijuana son dos partes de una metrópolis transfronteriza. Él cree que el énfasis en seguridad se ha transformado en algo excesivo y que el enfoque en los vehículos en los planes para el cruce es demasiado angosto.
“Las formas alternativas para cruzar la frontera no están siendo suficientemente abordadas en el plan más amplio para la región. Hay demasiadas personas cruzando en automóviles y camiones”, dice Herzog. “Para San Ysidro y Tijuana, existe una maravillosa oportunidad de abordar a los peatones y ciclistas, y a la gente usando transporte como buses rápidos y trenes ligeros.
En la actualidad, existe un sistema que desincentiva el cruce de la frontera”.
Esta idea fue respaldada por un reporte de 2015 publicado por tres agencias de planificación regional, las que enfatizaron la necesidad de mejoras para los peatones y ciclistas en el límite, incluyendo una ciclovía y más rutas para bicicletas, tanto en San Ysidro como en Tijuana. El costo de una vía sólo para inspeccionar bicicletas en la frontera fue estimado en 300,000 dólares.
El informe, en todo caso, mencionó que sólo un 1% de la gente que va de Tijuana a San Ysidro lo hace en bicicletas. Pero Holder cree que ese número podría crecer. “Estoy seguro que más ciclistas lo utilizarían si existieran mejoras”, dice.
Con millones de dólares invertidos en mejoras para el tráfico en las comunidades a través de la frontera, activistas en ambos países están luchando para asegurarse que las bicicletas sean incluídas en el proceso de planificación.
Algunos son ecologistas, otros son ciclistas y otros simplemente ven a las bicicletas como un tema de salud y desarrollo.
“Hicimos un estudio de la calidad del aire de 2008 a 2011 y encontramos que, mientras más te acercas al cruce fronterizo, éste empeora”, dice David Flores, de Casa Familiar una organización de desarrollo comunitario en San Ysidro. “Esto simplemente confirmó lo que ya sabíamos”.
La deteriorada calidad de aire en la frontera fue una de las razones por las que Casa Familiar se sumó a esta lucha por modos alternativos de transporte. La organización promovió frente al gobierno de Estados Unidos el que se añada al cruce PedWest como parte de las mejoras que se están haciendo (el río Tijuana sigue la frontera, complicando la planificación y restringiendo los lugares donde se puede cruzar).
Pero, para que la gente realmente monte sus bicicletas desde y hacia la frontera, la mayoría de los activistas están de acuerdo en que se necesitan ciclovías en ambos lados, además de la vía para inspección de bicicletas en la aduana misma.
En San Diego al menos, como parte de 200 millones de dólares que se están invirtiendo en infraestructura para bicicletas, se está construyendo una ciclovía que va a de la frontera a la costa. Son nueve millas que conectarían San Ysidro con el resto de San Diego. El gobierno de Tijuana recientemente decidió transformar partes del canal de Tijuana en ciclovías e instaló una cicovía en una de sus principales carreteras.
“Los principales obstáculos están en la financiación de las agencias, especialmente en México, y en la alineación de los planes existentes, así como en la infraestructura para bicicletas”, dice Holder. “El tranvía de San Diego, que va hasta la frontera, no es amigable con los ciclistas. Sólo permite una bicicleta por carro en las horas pico”.
Este sentimiento es similar entre los activistas por las bicicletas en Tijuana. Elizabeth Chaney cruza la frontera varías veces a la semana en su bicicleta y ha ayudado a organizar grupos en Tijuana, pero dice que todavía muchos dudan en utilizar este medio para hacer el cruce.
“Cruzar en bicicleta no es lo más fácil de hacer”, explica. “Se necesita hacer mucho para mejorar la experiencia. Mejor infraestructura para bicicletas y ciclovías exclusivas ayudarían, pero también es importante planificar sistemas intermodales de transporte, tanto en Tijuana como en San Diego”.
A pesar de los desafíos, hay mucha energía puesta en este movimiento a favor de mejoras. Han surgido grupos que están promoviendo seguridad entre ciclistas, los activistas están participando en más reuniones con las autoridades e incluso los desarrolladores inmobiliarios esperan que el futuro sea más amigable con este medio de transporte. Por ejemplo, la compañía Centro Ventures, en Tijuana, está integrando estacionamiento para bicicletas en su nuevo proyecto inmobiliario mixto cerca de la frontera. El CEO de Centro Ventures, Miguel Marshall, planea conectar esta propiedad con las ciclovías que van hacia el PedWest, y está investigando cómo hacerlo para tener un espacio para un puerto de bicicletas públicas.
El 20 de mayo se celebrará de manera conjunta en San Diego y Tijuana el día de ir al trabajo en bicicleta, el que se realiza desde 2011 siempre en mayo. Pero este año, por primera vez, los ciclistas binacionales se reunirán en Casa Familiar, donde discutirán los problemas y los proyectos, para intentar construir una coalición más sólida.
“A través del activismo, le mostraremos a las autorizades que queremos una vía de inspección de bicicletas en la aduana y conectividad”, dice Flores. “Vamos a insistir con la Patrulla Fronteriza, para mostrarles lo que necesitamos”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.