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Este ciclista recorre las calles de Nueva York con un claxon de auto. Mira las reacciones que provoca

El joven neoyorquino dice que está cansado de peatones despistados y que no respetan las pistas para bicicletas.
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16 Jun 2017 – 10:42 AM EDT
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Especialmente en zonas atestadas de turistas como el puente de Brooklyn, el ciclismo urbano puede ser algo difícil. Crédito: JANIFEST/iStock

Hace un par de años atrás, Eugene D. andaba en bicicleta en la Primera Avenida de Manhattan cuando un peatón distraído se salió de la acera y se metió a la pista para bicicletas.

“Mi rueda delantera terminó dándole en el interior del muslo a unas 9 millas por hora”, dice Eugene, un diseñador gráfico de veintitantos años que vive en el sur de Brooklyn. “Un poco más hacia el medio y la cosa hubiera sido fea”.

El próximo choque ocurrió cuando Eugene bajaba en una loma a toda velocidad en la avenida Vanderbilt de Brooklyn. “Tenía la verde e iba derecho y un tipo doblando a la izquierda me obstruyó la ciclovía y le choqué yendo a unas 25 millas por hora”, recuerda. “Mi rueda delantera quedó destruida”.

Después de ese incidente traumático Eugene empezó a grabar sus viajes alrededor de Nueva York, ciudad que experimentó un leve incremento en fatalidades de ciclistas a pesar del lanzamiento de Vision Zero en 2014. Luego posteó varios videos de los viajes en YouTube con títulos tales como “Espacio personal”, “Los peatones imprudentes de Nueva York me hicieron estallar” y “La lucha continúa”. La creación de sus minidocumentales ha sido buena para compartir el peligro y el dolor de ser ciclista en la ciudad. Sin embargo, no ha logrado aliviar su situación.

“[El área al norte], desde Prospect Park a hasta un poco al sur del Central Park es un manicomio total”, dice. “Las leyes no se aplican, el derecho de paso no existe y los dedos del medio son un saludo. Es como Mad Max”.

Sin embargo, el viaje diario en bici de Eugene se acaba de facilitar un poco gracias a un dispositivo que, cuando se fija en una bicicleta y se le aprieta el botón, emite un bocinazo gutural que agobia los oídos. Se llama Loud Bicycle ( CityLab escribió acerca de su prototipo hace un tiempo atrás). Tiene 125 decibelios de poder y suena como el bocinazo de un claxon de automóvil. Los diseñadores del gadget —Jonathan y Andrew Lansey, residentes en Boston— se lo enviaron gratuitamente después de que la audiencia online de Eugene repetidamente sugirió que se consiguiera una sirena o algún otro tipo de sistema de alerta para ciclistas.

“Nuestra misión en Loud Bicycle es hacer que el ciclismo sea más seguro y despertar conciencia es una gran parte de eso”, dice Jonathan Lansey. “Eugene está haciendo un buen trabajo al compartir sus experiencias en su canal de YouTube y nosotros queríamos apoyarlo”.

El Loud Bicycle está diseñado para imitar el sonido de un auto que se acerca tan cercanamente como sea posible, con la idea de que sea más posible que tanto conductores como peatones le presten atención al sonido del claxon de un auto y su peligro implícito, en lugar del tintineo alegre de una campana de bici. “Cuando lo desembalé y lo usé por primera vez, se puede notar en el video hasta ese pitido chiquito en el cuarto cerrado era intenso”, dice Eugene.

Ese pitido también es intenso en la jungla de cemento, tal como se evidencia en su video excelente de sus efectos poderosos en las masas desatentas de la ciudad.

(Eugene D/Youtube)


Hay unas cuantas opciones en el mercado para los ciclistas que buscan una presencia auditiva un poco más fuerte. Hornit es un dispositivo del Reino Unido que ofrece 140 decibelios y se le promociona como el claxon de bici más alto del mundo. Oi es un dispositivo de Australia que promete sonar como “un ángel tocando un glockenspiel (también se puede cantar, tal como el ciclista y fenómeno viral Noam Osband recientemente demostró). Pero la gente de Loud Bicycle enfatiza que su dispositivo “habla el idioma de los autos”, lo cual permite a los ciclistas a navegar la aglomeración de tráfico urbano de manera más segura y llamarles la atención a los peatones.

“Bajarse de la acera mirando al teléfono es simplemente un acto de locura en Nueva York”, dice Eugene D. El claxon cura todo esto: cada vez que Eugene lo activa, provoca una reacción en la gente como si se hubiera dado cuenta que se han atravesado en el camino de un tren de carga. “Siempre me hace reír”, dice. Sin embargo, algunos se enojan muchísimo: fíjate en el hombre que grita en el video 1 minuto con 45 segundos después del inicio.

Eugene no siente simpatía por ellos. “Sólo duele cuando te das cuenta de lo inatentas que son las personas”, dice. “Piensan que soy un patán por seguir las reglas”.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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