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CityLab Transporte

El problema son los puentes

Para algunos, construir vías peatonales elevadas salva vidas. Otros, en cambio, creen que es una forma costosa de no molestar a los automóviles y evitar soluciones de largo plazo para los transeúntes.
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17 Mar 2018 – 12:53 PM EDT
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Al menos seis personas fallecieron luego de que colapsara un puente peatonal en un suburbio del suroeste de Miami. Pero esta no era la primera vez que alguien moría en ese lugar, intentando cruzar una calle de ocho pistas que bordea a la Florida International University (FIU).

El 20 de agosto de 2017, una estudiante de 18 años fue atropellada en esa calle. La muerte de Alexis Dale generó las protestas de los estudiantes. La universidad, sin embargo, ya tenía una solución en camino: un puente peatonal de lujo, que los ingenieros luego calificarían como “una proeza de ingeniería” (sí, estamos hablando del mismo puente que colapsó).

Antes de esto, la universidad ya sabía lo peligroso que era el cruce. Tanto así que tenían pequeños buses para ayudar a los alumnos, pero ellos se quejaban de su frecuencia. Cuando Dale falleció, los buses ni siquiera funcionaban, ya que en fines de semana dejaban de pasar. “Los estudiantes dicen que no quieren esperar. Ellos simplemente prefieren caminar al campus”, dijo en ese entonces el alcalde de la zona de Sweetwater, donde está la universidad, Orlando López.


Pero, ¿son estos puentes peatonales en realidad hechos para quienes “prefieren caminar”? Para muchos expertos en urbanismo, esto no es así. “La universidad, la ciudad de Miami o el Departamento de Transporte estatal podrían haber tratado de hacer que toda la calle sea más segura”, escribió Angie Schmidt en el sitio Streetsblog USA. “La calle Southwest 8th claramente es demasiado ancha y hay muchas formas de hacer más angostas las distancias de cruces y reducir el peligroso exceso de velocidad, como añadir islas de concreto o reemplazar pistas de autos con aceras”.

Sin embargo, la solución fue darle prioridad al auto y no al peatón, gastando 14 millones de dólares para no molestar a los conductores y obligar a los peatones a subir y bajar escaleras una y otra vez. La decisión de no poner a transeúntes y ciclistas primero no solo es más cara, sino que contribuye a que más gente utilice los autos, aumente el tráfico y las emisiones de carbono, entre otros problemas. Y es muchas veces la opción indiscutida en Estados Unidos y Latinoamérica.

Algunos se han atrevido a protestar al respecto, como reportó mi colega Andrea Penman-Lomeli en junio de 2017. En México, la organización Liga Peatonal está liderando una verdadera guerra contra los puentes peatonales, tratando de instalar la idea de que, en realidad, estas obras son “puentes antipeatonales”.

“El peatón está abajo [en la prioridad], aunque en realidad debería estar hasta arriba”, dijo Dana Corres, representante de la Liga Peatonal a CityLab, quien agregó que estos puentes “dificultan el movimiento de personas vulnerables. Son hechos para autos, no peatones”.


Según la Liga Peatonal, estos puentes elevados son excesivamente costosos -como lo demuestra el que colapsó en Florida- y son inefectivos para quienes eligen caminar. Cruzar por un cruce de calles seguro implica moverse once metros promedio (en el caso de una avenida de ocho pistas obviamente es más), pero pasar por un puente elevado significa caminar 103 metros. Sin ni siquiera pensar en gente mayor o discapacitados, esto es una gran diferencia.

Además, en vez de beneficiar una conducción segura y a velocidades prudentes, los puentes promueven el exceso de velocidad. Pero, nuevamente, el foco ha estado en apoyar a los autos y no a los peatones. En 2015 la Organización Metropolitana de Planificación de Miami Dade publicó un estudio específico sobre esta calle, pero sus recomendaciones hicieron énfasis en facilitar el tráfico de los autos, no de los transeúntes.

“La agencia de planificación rechazó añadir pistas para buses y en vez eligió transformar la calle más como una autopista”, explica Angie Schmidt en Streetsblog USA. “La Universidad Internacional de Florida ha estado haciendo esfuerzos para calmar el tránsito dentro de su campus. Pero las autoridades regionales y estatales de planificación claramente tienen otras prioridades”.

Mientras tanto, en México el trabajo de los activistas ya logró el retiro de un puente en la capital de ese país e impidió la construcción de obras similares en Puebla y Morelia. En Florida, el estado más peligroso para los peatones en Estados Unidos, deberían tomar nota de estas experiencias. Por ahora, no hay claridad sobre qué sucederá con ese cruce, pero las universidades -incluso en Florida- siempre han sido zonas amigables para los caminantes. Y sería una buena idea que generen ejemplos para el resto del estado y del país.

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