¿Son realmente peligrosos los refugiados? La experiencia en las ciudades que más los han acogido dice que no

En una reunión con el primer ministro canadiense Justin Trudeau el lunes, el presidente Donald Trump defendió sus órdenes ejecutivas sobre la inmigración, incluyendo la prohibición de refugiados y viajeros procedentes de siete países de mayoría musulmana. "Estamos recibiendo muchos elogios por nuestra postura, y es una postura de sentido común", dijo el mandatario, de acuerdo a la agencia UPI.
Trump a menudo ha alegado que suspender el reasentamiento de refugiados es imprescindible para la seguridad del país. Él y sus partidarios suelen citar los ataques terroristas en San Bernardino y Orlando para apoyar su caso, aunque en ninguno de los dos participaron refugiados. Entretanto, como todos saben, la asesora de Trump, Kellyanne Conway, evocó la ficticia ‘ masacre de Bowling Green’ para demostrar que los refugiados representaban una amenaza.
Pero existe un considerable cuerpo de evidencia sobre los vínculos entre las poblaciones de refugiados y la delincuencia en las ciudades de Estados Unidos. La última adición a este campo de estudio proviene de un análisis realizado por la Asociación para una Nueva Economía Americana (Partnership for a New American Economy), un consorcio de líderes políticos y empresariales bipartidistas para la reforma migratoria.
Utilizando datos de reasentamiento del Departamento de Estado de Estados Unidos, los investigadores elaboraron una lista de las 10 ciudades estadounidenses que recibieron la mayor cantidad de refugiados en proporción a sus dimensiones en los últimos 10 años. Luego examinaron las tasas de criminalidad en estas comunidades utilizando conjuntos de datos del FBI. Aquí están las diez ciudades que integran la lista:
10 ciudades que recibieron mayor cantidad de refugiados | Número de refugiados reasentados de 2006 a 2015 | Población total de la ciudad, 2015 | 3 principales países de origen (si son cifras importantes) |
---|---|---|---|
Clarkston, Georgia | 4,182 | 11,990 | Bután, Birmania, Somalia |
Decatur, Georgia | 6,593 | 20,605 | Bután, Birmania, Irak |
El Cajón, California | 11,389 | 102,383 | Irak |
West Springfield, Massachusetts | 2,687 | 28,600 | Bután, Irak, Birmania |
Utica, Nueva York | 4,356 | 61,628 | Birmania, Bután |
Southfield, Michigan | 4,478 | 72,859 | Irak |
Syracuse, Nueva York | 8,438 | 144,564 | Birmania, Bután, Somalia |
New Bern, Carolina del Norte | 1,732 | 30,218 | Birmania |
Lancaster, Pensilvania | 3,375 | 59,344 | Bután, Birmania, Somalia |
Glendale, California | 11,023 | 196,984 | Irán, Irak |
Su análisis reveló que, después de que los refugiados se trasladaron a las ciudades, el crimen generalmente disminuyó. Nueve de las diez ciudades en la lista presentaron disminuciones en el número de delitos contra la propiedad y de crímenes violentos, algunas localidades en cifras muy importantes. En Southfield, Michigan, por ejemplo, el crimen violento disminuyó en un 77% entre 2006 y 2015. En Decatur, Georgia, a las afueras de Atlanta, este disminuyó en un 62.2% entre 2007 y 2015. La única excepción fue West Springfield, Massachusetts, que experimentó un importante aumento de la delincuencia durante este tiempo. Pero la ciudad era un hervidero de delincuencia relacionada con las drogas opioides incluso antes del reasentamiento de refugiados.
Ciudades | Cambio en el crimen violento | Cambio en el crimen contra propiedades |
---|---|---|
Clarkston, Georgia | -4.80% | -8% |
Decatur, Georgia | -62.20% | -8.90% |
El Cajón, California | -31.70% | -43.70% |
West Springfield, Massachusetts | 87.90% | 2.60% |
Utica, Nueva York | -20% | -23.60% |
Southfield, Michigan | -77.10% | -46% |
Syracuse, Nueva York | -25.60% | -24.90% |
New Bern, Carolina del Norte | -37.50% | -36.50% |
Lancaster, Pensilvania | -20.60% | -38.10% |
Glendale, California | -47.10% | -10.90% |
Los datos de criminalidad del FBI son reportados por la policía local y no son perfectos. Por eso, para un par de ciudades, los cambios en la delincuencia reflejan un período más corto de tiempo. Y, por supuesto, una tendencia en diez ciudades relativamente pequeñas no necesariamente refleja lo que está sucediendo en todo el país en las grandes ciudades que acogen a los refugiados. Pero la conclusión general —que hay una fuerte correlación entre inmigración y menor delincuencia— está bien fundamentada por la investigación.
Si no es la delincuencia local, ¿qué hay de la amenaza del terrorismo? En el blog Lawfare, Nora Ellington, estudiante de Derecho de Harvard y ex analista de la División Antiterrorista del FBI, analizó profundamente los datos. Desde el 1º de enero de 2015, el FBI arrestó a cuatro refugiados por cargos relacionados con el terrorismo, dos de los cuales eran de países en la lista de Trump. Omar Faraj Saeed Al Hardan llegó a Estados Unidos procedente de Irak en 2009 y fue acusado de ‘apoyo material’ al Estado Islámico. El ciudadano iraquí Aws Mohammed Yunis Al-Jayab llegó procedente de Siria en 2012. Según el Departamento de Justicia, regresó allí durante unos meses en 2013 y 2014 para luchar junto a los grupos terroristas.
Para tener algún contexto de esas dos detenciones: alrededor de 85,000 refugiados llegaron al país en 2016 y un 46% de ellos son musulmanes. En el año fiscal 2015, Estados Unidos acogió a más de 69,000 refugiados.
“Absolutamente nada en el gran cuerpo de datos que tenemos sobre verdaderos atentados terroristas en Estados Unidos respalda, ni remotamente, un enfoque en la prohibición de refugiados o un enfoque en estos siete países. Nada”, concluyó Ellington.
Esto se pone de manifiesto incluso si analizamos períodos previos. Alex Nowrasteh, del Instituto Cato, encontró que entre 1975 y 2015 ni una sola persona en Estados Unidos fue asesinada por un refugiado procedente de los siete países en la lista de Trump.
Los días posteriores a la orden ejecutiva de Trump fueron caóticos: a personas en condiciones precarias en todo el mundo, quienes ya habían pasado años de investigación rigurosa, se les prohibió inmediatamente abordar sus vuelos. Aquellos que ya habían llegado a Estados Unidos fueron recibidos por un muro de agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Ahora, aunque los tribunales han suspendido temporalmente la orden, el destino de miles de refugiados quienes en Estados Unidos esperan escapar de la persecución en sus propios países está en riesgo.
Por supuesto, Estados Unidos —como cualquier otro país— tiene derecho a restringir su política de inmigración para promover sus intereses nacionales. Pero asfixiar el programa de reasentamiento de refugiados, según han argumentado los expertos, puede resultar contraproducente.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.