null: nullpx
CityLab Política

De Ferguson a Charlotte, por qué las protestas contra la policía se convierten en disturbios

Un experto teme que, mientras sigan existiendo casos de abusos policiales y no se condene a agentes, estas manifestaciones no cesarán.
Patrocina:
24 Sep 2016 – 03:42 PM EDT
Comparte
Default image alt
Los manifestantes en Charlotte bloquearon la carretera interestatal. Crédito: Brian Blanco/Getty Images

En la noche del miércoles, disturbios violentos sacudieron Charlotte, Carolina del Norte, en respuesta al homicidio a balazos por parte de la policía de Keith Lamont Scott, un afroestadounidense de 43 años de edad. Cientos de personas marcharon por el distrito de ocio de la ciudad, enfrentándose una vez más con la policía antimotines que utilizó balas de goma y gas lacrimógeno. Algunos manifestantes lanzaron botellas contra la policía y dañaron establecimientos comerciales tarde en la noche, mientras agentes de la Guardia Nacional y de la Policía Federal de Caminos comenzaban a llegar a la ciudad. Durante la protesta, un civil recibió disparos y fue herido de gravedad. La policía alega que los disparos a este civil no fueron hechos por sus agentes, algo que algunos manifestantes han refutado.

Algunos observadores denunciaron rápidamente los disturbios como violencia insensata, criticando el saqueo de una tienda de Walmart el martes y de una serie de establecimientos comerciales el miércoles. Pero vale la pena señalar que los disturbios en Charlotte son sorprendentemente similares a los que ocurrieron en Baltimore en 2015, donde el distrito de ocio del centro de la ciudad fue también el lugar de los enfrentamientos entre manifestantes y clientes, y en Ferguson en 2014, donde las tiendas minoristas fueron a menudo blanco de los disturbios.

El homicidio de Keith Lamont Scott ocurrió en un vecindario de mayoría afroamericana en el noreste de Charlotte. Pero las protestas posteriores a su muerte se trasladaron de esa comunidad hacia un área de mayoría blanca, y culminaron en el bloqueo de la carretera I-85 la noche del martes. El miércoles, casi todos estos sitios de protestas estaban en los lujosos distritos de ocio del área del centro (desplácese sobre el mapa para ver el desglose racial por sección censal).

Martin Luther King Jr. dijo que "los disturbios no salen de la nada". La muerte de Keith Lamont Scott provocó que los agravios, que durante tanto tiempo bulleron bajo la superficie de Charlotte, se desbordaran.

Charlotte, a pesar de su condición de potencia económica en Carolina del Norte, está intensamente segregada, demográfica y económicamente. Como se muestra en el siguiente mapa, la riqueza de la ciudad se concentra en el extremo sur de mayoría blanca, y su pobreza está distribuida de forma desproporcionada entre los extremos norte y oeste de mayoría negra.

Desplácese sobre las secciones censales para ver el porcentaje de residentes que viven por debajo del umbral de pobreza por cada sección censal (nota: algunos puntos de la población de las zonas exteriores del condado no estaban disponibles en los datos del censo).

Desde 2014, 70 de las 79 secciones censales de Charlotte con alta pobreza eran de mayoría no blanca, según Gene Nichol, profesor de derecho de la UNC Chapel Hill. Y mientras 70% de las familias negras allí ganan menos de 60,000 dólares al año, casi un 60% de las familias blancas ganan más que esa cifra. El ingreso medio de las familias blancas es 86% superior al de las familias hispanas y negras.

Louis Hyman, profesor asociado de historia de la Universidad Cornell , sostiene que no se pueden comprender las protestas, disturbios y saqueos esporádicos que se han producido en los últimos dos días sin analizar la intensa segregación geográfica y económica en donde se produjeron. De Ferguson a Baltimore y a Charlotte, los disturbios, apunta Hyman, a menudo estallan en los vecindarios negros pobres, donde las personas se siente oprimidas tanto por la policía como por los prestamistas abusivos y las tiendas caras en sus comunidades. Hyman exploró esta idea en una conversación con CityLab:

Ferguson, Baltimore, y ahora Charlotte: A veces vemos que las protestas locales en respuesta a los homicidios cometidos por la policía se convierten en disturbios. ¿Por qué cree que sucede esto?
–Los disturbios, aunque sí ocurren, son relativamente raros. Las manifestaciones pacíficas y reuniones de la comunidad son más frecuentes, pero éstas, por supuesto, no reciben la misma cobertura. Los disturbios se producen porque estos homicidios cometidos por la policía siguen ocurriendo, sin importar cuántas marchas pacíficas sucedan. Es algo exasperante, en todo sentido.

Muchos han tratado de desacreditar los disturbios señalando el saqueo ocasional que ha ocurrido, alegando que semejantes acciones de los manifestantes son destructivas para "sus propias comunidades". En Ferguson, una gasolinera QT se convirtió en un sitio emblemático de la destrucción durante las protestas. En Baltimore, fue un CVS y ACE Cash Express, una compañía de préstamos rápidos sobre el sueldo. En Charlotte, el martes, fue un Walmart. ¿Qué motiva la animosidad contra estas instituciones, que a menudo parecen ser grandes cadenas corporativas, y por qué son los objetivos secundarios de protestas contra la brutalidad policial?
–Para las personas pobres de raza negra en las ciudades, la vigilancia que experimentan en las tiendas y en las calles son parte de lo mismo. Cuando entran a una tienda, los observan. Cuando salen de la tienda, les cuestionan sus comprobantes. Pueden no haber hecho nada malo, pero les hacen sentir menos como clientes libres y más como sospechosos. Los controles policiales injustificados causan los mismos sentimientos. Las personas que son vigiladas sienten que se les falta el respeto, y se les recuerda constantemente que no tienen el control. Los disturbios brindan esa sensación de control, pero a un costo terrible.
Las personas blancas de clase media rara vez sufren estas experiencias, por lo que les es difícil entender las semejanzas entre Walmart y la policía.

Usted ha escrito que "los disturbios reflejan la furia no sólo hacia la policía, sino hacia las restricciones de la economía minorista del gueto, donde los pobres pagan más". ¿De qué forma la policía defiende esta "economía minorista del gueto", donde los pobres se ven privados de la fijación competitiva de precios de mercado presente en los suburbios más acomodados?
–En los lugares donde hay pocos empleos legítimos, la economía sumergida marca la diferencia. Prestamistas y casas de empeño son la punta de un iceberg ilícito, del cual el tráfico de drogas es una parte importante. La lucha contra esta economía ilegal ha provocado que la policía se convierta en una fuerza de ocupación. Vigilar la economía con un arma de fuego, sobra decirlo, es una tarea imposible.


¿Hay casos históricos en los que los disturbios han sido una táctica eficaz para reformar la brutalidad policial?
–Los disturbios llaman la atención sobre estos temas de una forma en que las protestas y artículos de opinión no logran. Es difícil decir que los disturbios resultan en reformas, pero sin los disturbios, este tipo de actividades serían fácilmente olvidadas en el ciclo de noticias. En ese sentido, son eficaces. Pero el exceso de disturbios, y la buena voluntad de los estadounidenses disminuirán.
En la década de 1960, las cámaras móviles de televisión llevaron la realidad de la brutalidad policial a los noticieros de la noche y dieron legitimidad a los manifestantes por los derechos civiles. Pero a medida que se sucedían los disturbios en los años 60, esa legitimidad se convirtió en miedo.
Las evidencias que aportan los teléfonos inteligentes y las cámaras de los autos sobre la violencia policial podrían tener el mismo efecto, pero no si las imágenes de los disturbios terminan por ahogarlas. Es una triste verdad el hecho de que a algunos estadounidenses blancos les asuste más una tienda quemada que un homicio cometido por la policía.

¿Hay algo sobre los entornos económicos de los sectores negros pobres segregados de Baltimore, Ferguson, y ahora Charlotte que puedan haber hecho los disturbios en respuesta a los homicidios cometidos por la policía más probables en esas ciudades que en ciudades más grandes, como Chicago, Nueva York, y Los Ángeles?
–Sí. Las ciudades más grandes tienen un crecimiento más rápido, y economías más diversificadas. La gente pobre de las ciudades de segundo nivel, y las poblaciones rurales de todas partes, están quedando fuera de la economía urbana digital que es la que mantiene nuestras cifras del PIB (y las cotizaciones de bolsa) tan positivas. Al igual que Nueva York, la principal industria de Charlotte es la industria financiera. Pero a diferencia de Nueva York, para aquellos que quedan fuera de las finanzas, Charlotte puede parecerse a cualquier otra ciudad desindustrializada. En Nueva York (o Chicago o Los Ángeles), hay otros sectores en los que se puede buscar empleo. La mejor solución a estos problemas sería brindar oportunidades de empleo a las personas pobres de las ciudades y relajar la fallida guerra contra las drogas. Solamente cuando la policía sea policía, y no una fuerza ocupante, se les pondrá fin a estas tragedias.

Teniendo en cuenta lo que ha sucedido en Baltimore desde los disturbios por la muerte a manos de la policía de Freddie Gray, ¿qué puede esperar la población de Charlotte en los próximos meses?
–Pueden esperar un sistema de justicia que no hallará culpable a ningún individuo en una posición de poder. Ningún agente de policía fue declarado culpable de la muerte de Gray, y en alguna medida, eso es cierto. No es fracaso individual, es un fracaso del sistema. Insto a los residentes de Charlotte a no confiar demasiado en que alguien sea hallado culpable, sino en entablar una conversación más amplia sobre lo que puede hacerse, sistemáticamente, para evitar que esto [la violencia policial] siga sucediendo. Mientras la policía se considere a sí misma una fuerza militarizada y ocupante, este tipo de abusos continuarán.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.


Comparte
RELACIONADOS:CityLab Latino