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CityLab Política

Cómo evitar el próximo Charlottesville

Ya se prevén varias manifestaciones de supremacistas blancos para las próximas semanas. Las ciudades están lidiando con las formas de manejar a estos visitantes indeseables.
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21 Ago 2017 – 03:00 PM EDT
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Una imagen de la contraprotesta a una reunión de supremacistas blancos en Boston, este sábado. Crédito: Scott Eisen/Getty Images

Una creciente lista de alcaldes han publicado declaraciones condenando el racismo que provocó la manifestación "Unite the Right", convocada por supremacistas blancos y que terminó con los sucesos de violencia en Charlottesville, Virginia.

"Queremos enviar el mensaje firme y unificado de que el odio y la violencia no tienen cabida en nuestras plazas públicas", dijo Tom Cochran, director ejecutivo de la Conferencia Estadounidense de Alcaldes, en un comunicado de prensa. "Instamos a cada líder, en cada nivel de gobierno, a sostener que en el año 2017 no hay cabida en ningún lugar de Estados Unidos para el tipo de demostración que hemos visto en Charlottesville ni para la violencia que ha provocado".

Varios alcaldes hicieron declaraciones utilizando el mismo lenguaje de que en Estados Unidos "no hay lugar para el racismo y la intolerancia", incluyendo los alcaldes de ciudades en el sur como Alexandria, Virginia; Knoxville, Tennessee; y Mobile, Alabama.

Pero el mitín de Charlottesville no fue ni el primero ni el último de su especie y muchas de esas mismas ciudades se convertirán inevitablemente en el sitio de algunos de esos futuras manifestaciones. De hecho, este fin de semana ya vimos un intento de reunión 'de odio' en Boston y otro a nivel nacional contra los musulmanes también está programado para septiembre.

"Charlottesville fue la primera. Boston es la siguiente", dijo Iván Espinoza-Madrigal, presidente del Comité de Abogados para los Derechos civiles y la Justicia económica con sede en Boston. El alcalde de Boston Marty Walsh ha enviado un mensaje de " no los queremos" a los organizadores del mitin, pero parece que hay poco que se pueda hacer para evitar que suceda.

La interrogante para las ciudades es: si realmente no hay lugar para reuniones basadas en la intolerancia racial en Estados Unidos en 2017, entonces ¿qué van a hacer las autoridades acerca de esos mítines previstos para las semanas y meses venideros?

¿Retiro de monumentos?

Las ciudades que tienen monumentos a figuras confederadas y supremacistas blancos tendrán más dificultades para enfrentar posibles conflictos. Durante décadas, las autoridades de estas localidades y las comisiones históricas han dicho que estos monumentos son sólo ‘patrimonio’ e historia, no odio, pero el mitín ocurrido en Charlottesville pone a prueba esa teoría.

Los mitines por los monumentos confederados no son nada nuevo, pero podemos decir que la era moderna de este conflicto se remonta a 2015, cuando las ciudades del sur empezaron a hablar y actuar con seriedad sobre el retiro de las banderas de batalla de rebeldes confederados que ondearon sobre los edificios del gobierno durante décadas. Ese período coincidió o probablemente provocó que Dylann Roof asesinara a tiros a nueve afroestadounidenses dentro de la Iglesia Africana Metodista Episcopal ‘Mother Emanuel’, una histórica iglesia negra en el centro de la ciudad de Charleston, Carolina del Sur. La iglesia está a sólo una cuadra de la imponente estatua del secretario de guerra John C. Calhoun, un acérrimo defensor de la esclavitud en el siglo XIX.

El ‘ manifiesto’ de Roof sobre por qué sintió la necesidad de perpetrar esa masacre tenía un mensaje similar al que corearon los neonazis y neoconfederados en Charlottesville durante el fin de semana y en mayo: una sensación de que la gente blanca estaba siendo ‘sustituida. Este fin de semana los disturbios pueden haber llegado a su fin, pero el sentimiento que impulsó en primer lugar a los supremacistas blancos a reunirse alrededor de la estatua de Lee no.

"Lo sucedido en Virginia no fue la batalla culminante de este conflicto", escribió el historiador William Cobb Jelani para The New Yorker. "Es probable que sea un preámbulo trágico a más de lo mismo".

Los principales funcionarios electos en otras ciudades con monumentos, banderas y demás símbolos confederados en exhibición pública ahora se están comprometiendo a retirar esas cosas. En Lexington, Kentucky, el alcalde Jim Gray dijo que se está preparando para ordenar el retiro de dos estatuas confederadas del césped de una antigua corte de condado situada en la calle principal de la ciudad.


En Baltimore, Maryland, ya retiraron algunas estatuas súbitamente y por la noche hace unos días. Antes de eso, Nueva Orleans retiró algunos de sus polémicos monumentos (aunque hay todavía muchos más dispersos por toda la ciudad).

En Memphis, Tennessee, donde la ciudad tiene una estatua que conmemora al fundador del Ku Klux Klan Nathan Bedford Forest, el ayuntamiento efectivamente votó a favor de que se retirara en 2015. Lamentablemente, la suerte del monumento está en manos del estado, que hasta ahora ha prohibido que la ciudad de Memphis lo retire.


En respuesta a lo ocurrido en Charlottesville, el alcalde de Memphis Jim Strickland escribió en una serie de tuits durante el fin de semana: "Los supremacistas blancos, el Ku Klux Klan y los nazis no tienen cabida en nuestra ciudad o ninguna ciudad. También estoy contento de ver que más personas se unen a nuestra causa para retirar las estatuas confederadas de nuestra ciudad. Seguimos trabajando para el día en que esto sea posible".

Las respuestas a los tuits del alcalde Strickland revelaron los retos que enfrentan las autoridades de la ciudad que intentan manejar a los manifestantes armados que propugnan la supremacía blanca. "El MPD [la policía local] les da protección completa cuando vienen y contrata autobuses para transportarlos hacia y desde sus hoteles", dijo una usuaria de Twitter, respondiendo a las frases del alcalde.

Vigilancia policial

También está la cuestión de cómo estas ciudades vigilarán estos mítines. La policía de Ferguson, Missouri, no tuvo ningún problema en enviar tanques y otras armas militares pesadas durante protestas sin armas en 2014. En Charlottesville, en cambio, la policía tomó una actitud más flexible contra la muchedumbre evidentemente armada.

"Varias veces, un grupo de de la milicia del estado de Nueva York con armas de asalto, vistiendo chalecos antibalas y camuflaje, desempeñó un papel más activo a la hora de interrumpir las peleas", informa ProPublica.

"Todavía hay muchas preguntas acerca de la forma en que la policía se comportó [en Charlottesville] y si estaba debidamente preparada para lo que enfrentó", dice Sherrilyn Ifill, presidenta y directora asesora para el Fondo Educativo y de Defensa Jurídica de NAA. "Espero que los alcaldes y las fuerzas locales del orden aprendan de esta experiencia acerca de la forma en que los supremacistas blancos podrían intentar secuestrar el espacio donde estos monumentos [confederados] están ubicados y utilizar la intención de retirar esos monumentos en algunos lugares como base para el tipo de cosas que vimos ayer".

En Nueva Orleans, donde una campaña popular que durante décadas ha intentado retirar los monumentos que celebran la supremacía blanca culminó con el retiro de cuatro estatuas tan sólo en mayo pasado, hubo negociaciones con la policía local en todo momento. Cuando los organizadores del movimiento #BringEmDownNOLA anunciaban una acción directa contra un monumento de supremacía blanca en la ciudad, a menudo la policía los llamaba a reuniones antes de esas acciones para negociar lo que sucedería y cómo sería la protección. Defensores de monumentos confederados se aparecieron en Nueva Orleans para sus mítines y acamparon con ametralladoras y otras armas a plena vista. Pero no hubo víctimas en Nueva Orleans a diferencia de los sucedido en Charlottesville, donde tres personas murieron.

Planificación urbana y la Primera Enmienda

También existen dudas sobre si los esfuerzos de las ciudades para facilitar la vigilancia policial serán frustrados por las cortes de justicia. Charlottesville le ordenó a Unite the Right trasladar su mitin de Emancipación Park por razones de seguridad. Pero, en una decisión de último minuto, una corte anuló la orden de la ciudad. La ACLU se apresuró a defender los derechos de los activistas de supremacía blanca en Charlottesville por razones de libre expresión y ahora está siendo criticada por personas que creen que la sangre derramada en Charlottesville está en las manos de los abogados de libertades civiles.

El estado de Virginia está revisando un permiso para un mitín de protesta planeado en Richmond para el 16 de septiembre en Monument Avenue, que, nuevamente, será en defensa de una estatua que conmemora al General. Robert E. Lee. Hay cinco monumentos confederados en esta área del centro de Richmond. El alcalde de Richmond Levar Stoney no se ha comprometido a retirarlos, pero recientemente nombró una comisión para estudiarlos.

No hay duda de que los simpatizantes confederados organizarán mitines, pero lo que Charlottesville ha demostrado, al menos, es que algunos de ellos no tienen miedo a derramar sangre. La cuestión es si los funcionarios estatales y las cortes tendrán en cuenta esta realidad si Richmond decide alterar esta solicitud de permiso y enfrenta un problema legal.

Como joven alcalde afroestadounidense que fue elegido recientemente, Stoney probablemente no tiene el capital político para hacer un llamado tan audaz como el del alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, para retirarlos. Además, tal vez no haya lugar más disputado que Richmond, dado que fue una vez la capital confederada y hay toda una industria turística basada en los recuerdos confederados en la ciudad. El patrimonio confederado y los grupos neoconfederados han invertido mucho en instalar estos símbolos no sólo en Richmond sino en todo el estado.

Ahora está claro que los mitines de la denominada ‘derecha alternativa’ o Alt-Right no sólo se relacionan con las estatuas confederadas. Las personas que se unen a estos mitines también han estado despotricando contra los inmigrantes de México, el Medio Oriente, los musulmanes y cualquier persona acusada de ‘sustituir’ a los estadounidenses blancos.

Farhana Khera, directora ejecutiva de la organización nacional sin fines de lucro Muslim Advocates dice que su organización ha estado rastreando mitines contra los musulmanes que han venido sucediendo desde mucho antes de Charlottesville, muchos de los cuales involucran a activistas armados. A ella le preocupa particularmente un mitín nacional que tendrá lugar el 9 de septiembre, coordinado por Act for America, organización que el Southern Poverty Law Center llama el "mayor grupo popular antimusulmán en Estados Unidos".

"Estamos pidiéndoles a las autoridades locales, incluidos los alcaldes, que hagan todo lo que puedan para crear espacios seguros y para proteger la seguridad de sus residentes porque, como lamentablemente los eventos del día de ayer nos recuerdan, no todos los que participan en la organización o participan en un mitín están interesados en protestar pacíficamente", dice Khera. "Algunos vienen a crear el caos y hacer desmanes e incluso a matar y agredir a sus conciudadanos".

Para el mitín que sucedió este fin de semana en Boston, el Comité de Abogados para los Derechos Civiles y Justicia Económica envió una carta a los funcionarios de la ciudad para pedirles que pospongan la reunión hasta que hayan desarrollado un plan integral de seguridad pública, para evitar otra pelea como la de Charlottesville. El presidente del Comité de Abogados, Iván Espinoza-Madrigal, dijo que su personal y socios locales de Boston han estado siguiendo los organizadores del mitin de Boston y descubrieron que muchos de los oradores e influenciadores participaron en el mitin de Charlottesville.

"No podemos ser la próxima Charlottesville", dijo Espinoza-Madrigal en una rueda de prensa. " En Boston, y en comunidades de todo el país, personas con buenas intenciones se están distanciando, diciendo que lo que sucedió en Charlottesville no puede ocurrir fuera del Sur. Incluso en la progresista Massachusetts se ha experimentado el cuarto mayor repunte en crímenes de odio en el país. En la ausencia de liderazgo y supervisión federal instamos a todas las comunidades a promover soluciones locales y estatales para estos acuciantes problemas de derechos civiles y crimenes de odio".

Las autoridades de las ciudades enfrentan tanto riesgos políticos como financieros al determinar cómo manejarán algunos mítines futuros, pero tendrán que decidir. Aunque algunos alcaldes se han manifestado contra los supremacistas blancos y en favor del retiro de monumentos confederados, muchos otros alcaldes guardan silencio. Pero no son inmunes a lo que sucedió en Charlottesville.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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