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CityLab Medio Ambiente

Así cambiaría una pastelería si se extinguen los polinizadores

Un mostrador casi vacío en Whole Foods demuestra lo triste que se vería nuestro mundo sin las poblaciones de abejas y mariposas.
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3 May 2016 – 03:27 PM EDT
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La fila de los postres… sin chocolate, glaseado, tarta de queso y más o menos todo lo que sea delicioso Crédito: (Phil Bond Photography/Whole Foods)

En un supermercado de Whole Foods en Freemont, California, la sección de postres parece saqueada. Estantes que antes rebosaban de creme brulee, galletitas con chips de chocolate y tiramisús ahora están vacíos, salvo unos cuantos cheesecakes vegetarianos hechos de soya y unos macarrones de coco.


Esta imagen no se trata del resultado de múltiples fiestas de cumpleaños de unos niños sino que es la consecuencia de una tendencia negativa y creciente: el descenso en la cantidad de insectos polinizadores. La disminución de las poblaciones de abejas, mariposas y otras especies “es el más urgente tema de biodiversidad de nuestros tiempos”, dice Eric Mader, codirector del programa polinizador de la Xerces Society, una organización dedicada a la conservación de insectos.


Según explica Mader, el impacto de polinizadores es mucho más amplio de lo que la gente se percata: la fila de postres es sólo una manera tangible de ilustrar el problema. La demostración en la tienda de comestibles en Fremont es parte de la campaña “Share the Buzz” (Comparte el zumbido), la cual fue desarrollada por la Xerces y Whole Foods para demostrar cómo sería nuestro sistema alimenticio sin los polinizadores, para así despertar conciencia entre la gente en cuanto a prácticas sostenibles y esfuerzos de conservación.

Según aclara Mader, la realidad de la disminución en polinizadores con frecuencia se combina erróneamente con el estatus de una especie en particular: la abeja melífera. “No ha habido escasez de cobertura de parte de los medios acerca del descenso de la abeja melífera en los años recientes”, dice. Nuevas plagas y parásitos, la pérdida de hábitat y una población cada vez más vieja de apicultores ha dado por resultado una reducción de 50% en la población de estas abejas desde mediados del último siglo.


Pero, a pesar de estos retos, “la abeja melífera está relativamente segura desde un punto de vista de conservación”, dice Mader. En los Estados Unidos la abeja melífera no es uno de los polinizadores más cruciales desde un punto de vista comercial, ya que no es oriunda ni tampoco evolucionó junto con algunas de las plantas alimenticias de mayor valor en el país.


Sin embargo, los polinizadores nativos —los cuales son más importantes para los cultivos comestibles— están sucumbiendo ante los mismos factores ambientales que están haciendo descender las poblaciones de abejas melíferas, si bien esta última tendencia ha recibido mayor atención de los medios. “En Norte América tenemos aproximadamente cuatro mil especies de abejas silvestres”, dice Mader. “Desempeñan un papel increíblemente importante en la polinización de los cultivos pero como una sociedad sabemos muy pocos de ellas y les asignamos poco valor a estas especies a pesar de que contribuyen miles de millones de dólares por año a nuestra economía nacional”.


A estas alturas, uno de cuatro abejorros está en peligro de extinción. Esta especie de abeja —dice Mader— está entre nuestros polinizadores nativos más significativos a nivel económico. Polinizan cultivos de arándanos azules y cerezas en una etapa temprana de la temporada e incrementan la cosecha de algunas plantas de tomate en hasta un 30%. “Desde un punto de vista de seguridad alimenticia, su descenso nos pone en una situación sumamente vulnerable”, dice Mader.


Si tomamos como ejemplo la fila de los postres en un supermercado, los polinizadores nativos desempeñan un papel vital en la producción de lácteos al fertilizar las semillas de trébol y de alfalfa que alimentan al ganado. También están involucrados en la producción del suministro de aceites como el aceite de canola. “La ausencia de polinizadores no sólo eliminaría las cosas más deliciosas de nuestra dieta sino también las partes más significativas a nivel nutritivo”, dice Mader.


Según Mader, lo que es particularmente inquietante es un incremento de 300% a lo largo de los últimos 50 años en los campos de cultivo que dependen de la actividad de los polinizadores. Aproximadamente un 85% de las especies de plantas en la tierra requieren la ayuda de animales para crecer: se trata de uno de cada tres mordiscos de comida que probamos.


Las poblaciones en descenso de los polinizadores reflejan una pérdida global mayor: la London Zoological Society (Sociedad Zoológica de Londres) calcula que un 50% de toda la vida silvestre en la tierra ha desaparecido durante los últimos 40 años.

Pero en el caso de abejas y mariposas que están desapareciendo, no se trata de un problema difícil de solucionar. “Cada individuo puede crear un paisaje de polinizadores en su propio espacio”, dice Mader. Mediante la Sociedad Xerces, ha estado involucrado con desarrollar hábitats de polinizadores en aeropuertos; las azoteas orgánicas de edificios pueden servir de una plataforma parecida. “Hay múltiples formas en que se puede diseñar hábitats para que formen parte del ambiente ya construido o bien como partes de espacios naturales”, dice Mader.

Incluso si tu jardín es una sola maceta en un balcón pequeño en una ciudad, hay espacio para apoyar a estas especies. “Imagínate si todas las personas en un edificio de departamentos sembrarían girasoles en sus balcones. De pronto ese edificio se convertiría en un campo de girasoles. Qué solución más interesante y elegante para este problema devastador”.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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