El día en que Bélgica sufrió lo que tanto temía

Por Patricia Vélez @patrivelez
La mañana de este martes, el primer ministro Charles Michel debió hablarle a los belgas para decirles que había ocurrido lo que tanto temían.
Bélgica fue sacudida por ataques "violentos y cobardes", anunció con el semblante serio, tomando el aire entre cada oración.
Horas antes, en hora punta, atentados en el aeropuerto de Zaventem y la estación de metro de Maalbeek habían dejado al menos una treintena de muertos apenas a un par de bloques de distancia de la sede de la Comisión Europea.
Son los más cruentos desde que ataques simultáneos dejaron unos 130 muertos en París el 13 de noviembre pasado. Y convirtieron en realidad el presagio hecho por el primer ministro varios días después de esos atentados. "Tememos uno similar al de París, en el que un grupo de individuos posiblemente perpetre al mismo tiempo varios ataques en diferentes lugares", fueron las palabras de Michel en esa conferencia de prensa el año pasado.
Los ataques de este martes, que fueron reivindicados por el grupo Estado Islámico (conocido en inglés como ISIS), sacudieron a Bruselas apenas cuatro días después del arresto en el distrito capitalino de Molenbeek del principal sospechoso de los atentados de París que permanecía fugitivo: Salah Abdeslam.
El sospechoso terrorista más buscado de Europa llegó hasta allí, "un barrio fuera de control" según el gobierno belga, tras cruzar la frontera horas después de haber trasladado a los atacantes que se inmolaron en el Estadio de Francia y acribillaron a decenas en la sala de conciertos Bataclan. Es el único que sigue vivo del grupo de unos 10 que encabezó esos atentados.
Y cuatro meses después, lapso en el que Estados Unidos y Francia arreciaron su ofensiva en contra de ISIS en Siria, pareciera que poco ha cambiado. De confirmarse la autoría, Estado Islámico una vez más sembró el miedo en una capital europea.
La amenaza sigue latente, y en casa. El director del órgano de seguridad Europol, Rob Wainwright, dijo en enero pasado que más de 5,000 ciudadanos europeos se radicalizaron tras combatir con extremistas en Siria e Irak, y que muchos de ellos habrían regresado a sus países.
"Si no se cuenta con inteligencia confiable sobre las intenciones, actividades, os y viajes de los terroristas es casi imposible predecir con exactitud cuándo y dónde será el próximo ataque, o la forma cómo será concretado", precisó Europol en un informe citado por AP.
"La capital del Islam político"
Uno de ellos habría sido Abdeslam, quien estuvo cuatro meses guarecido en la que fue catalogada por el primer ministro belga como "la capital del Islam político en la Europa continental", localizada a solo 4 kilómetros (2.5 millas) del corazón del poder político de Europa, el Parlamento Europeo. El hombre de 26 años es un ciudadano francés y fue criado en Bélgica.
De Molenbeek, una localidad de unos 100,000 habitantes donde el 25% de la población es musulmana, no solo salió Abdeslam. De ese barrio salieron otros dos de los terroristas de París y en él vivieron también quienes fueron considerados como los cerebros detrás de otro sangriento atentado, el del 11 de marzo del 2004 en Madrid que dejó casi 200 muertos.
Por ese distrito también pasaron los autores de la matanza en el Museo Judío de Bruselas en el 2014 y allí adquirió las armas el francés de origen maliense que perpetró una matanza en un supermercado judío el año pasado, poco después de los ataques de la revista Charlie Hebdo.
Posible retaliación
Si bien no ha sido confirmado algún vínculo entre la detención de Abdeslam y los ataques en Bruselas, el ministro del Interior Jan Jambon había reconocido este lunes que estaban conscientes de que el arresto podría desencadenar una potencial revancha. "Sabemos que frenar a una célula puede hacer que se active otra", advirtió el funcionario.
Policías y soldados ya patrullaban las calles, pero los blancos de los ataques fueron lugares en los que no se registra a cada persona.
Bélgica, y específicamente Bruselas, llevaban en alerta desde noviembre. El día 21 de ese mes, la capital fue puesta en el nivel más alto de seguridad ante la "seria e inminente" amenaza de ataques múltiples. Envió 300 soldados a las calles -que se sumaron a los 200 ya apostados-, cerró durante días escuelas, centros comerciales y el metro en la capital de 1.2 millones de habitantes. Una semana después, el gobierno dijo que había hecho todo por mantener la calma.
Sin embargo, a las 8:00 am de este martes, una doble explosión remeció el aeropuerto Bruselas-Zaventem. A las 9:15 am, una más golpeó la estación de metro de Maalbeek. Ocurrió lo que tanto temían.
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