El chavismo baila y la represión aumenta a dos días de instalar la Constituyente
En fotos: Calles desiertas y enfrentamientos en el segundo día de huelga general en Venezuela
CARACAS, Venezuela.- La mañana de este jueves, a escasos metros de la avenida donde centenares de chavistas vestidos de rojo bailaban y cantaban sus consignas, militares y policías lanzaban bombas lacrimógenas contra simpatizantes de la oposición.
Todo eso ocurría en el centro de Caracas y por una misma razón: la Asamblea Constituyente que el presidente Nicolás Maduro pretende activar este domingo para reescribir la Carta Magna, cerrar el Parlamento y diseñar un Estado a su medida.
La cúpula del oficialismo, encabezada por Maduro, tomó la avenida Bolívar —en el corazón de la capital venezolana— para cerrar su campaña por la Constituyente en un ambiente festivo y, además, demostrar que el país funciona con absoluta normalidad, a pesar de que este jueves se cumple la segunda jornada del paro cívico de 48 horas convocado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en su intento por frenar los planes del gobierno.
A pocos metros de la fiesta chavista, en la parroquia La Candelaria, los vecinos que apoyan la huelga continuaban resistiendo la embestida de los cuerpos represivos.
El ataque comenzó la noche del miércoles, con las tanquetas de la Guardia Nacional derribando las rejas de conjuntos residenciales y soldados disparando perdigones y lacrimógenas contra los apartamentos. En los testimonios audiovisuales recogidos en medio de la acometida se mezclan detonaciones, llantos y gritos desesperados de los habitantes.
La arremetida no se limitó a La Candelaria. Los uniformados, en algunos casos respaldados por las bandas paramilitares del chavismo, castigaron con saña distintos sectores de Caracas que se sumaron al paro cívico.
En las urbanizaciones Montalbán y El Paraíso, al oeste de la capital, los militares destrozaron a patadas puertas de vidrio y apuntaron con un arma a una anciana, que llorando denunció la agresión a través de los medios internacionales.
En Palo Verde, zona del este caraqueño, los vehículos blindados de la Guardia Nacional destruyeron portones de edificios donde solo residen familias.
Valiéndose de su poderoso aparato de propaganda, el régimen trata de hacer ver que todo está en orden. Maduro difundió el miércoles un video en las redes sociales donde aparece manejando una camioneta por La Candelaria, horas antes del asalto perpetrado por militares y policías. “La gente en la calle, esto es impresionante, como un mercado persa, la gente jugando dominó, jugando ajedrez, la gente en la calle, esta es la verdad de Venezuela”, dice en su recorrido el mandatario.
Sin embargo, muchas avenidas de Caracas y del interior del país permanecen desoladas e intransitables. Los opositores combinan el paro cívico con los llamados “trancazos”, levantando barricadas con escombros, troncos y piedras para obstruir las principales vías de las ciudades del país.
El primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, Freddy Guevara, informó el miércoles que, según sus cálculos, “podemos decir que se ha cumplido el paro y la huelga general en 92% del país”.
La “paz” que pregona Maduro contrasta con la realidad. Entre miércoles y jueves se registraron cuatro asesinatos de personas que participaban en las manifestaciones opositoras.
Desde que comenzaron las protestas en abril, ya se contabilizan más de cien muertes. Si en las próximas horas las partes no retoman el diálogo, la instalación de la Constituyente puede terminar de hundir al país en el abismo de la violencia.
Se aleja la posibilidad del diálogo
Las cartas están echadas. Contando con la mediación del expresidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, representantes del oficialismo y la oposición mantuvieron os esta semana para tratar de alcanzar un acuerdo que impida la confrontación definitiva. No obstante, hasta la fecha, ha sido imposible.
La piedra de tranca estaría en la decisión del Jefe de Estado de insistir con su plan de imponer la Constituyente, cuyos 545 se elegirán este domingo en unos comicios en los que no competirá la alianza opositora, que tacha esta iniciativa de “fraudulenta” y advierte que forma parte del “autogolpe” ejecutado por el mandatario.
El repudio de la comunidad internacional y las sanciones que acaba de aplicar el Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra 13 altos cargos venezolanos, tampoco han hecho retroceder a la revolución chavista.
En un acto transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión, Maduro entregó este miércoles una réplica de la espada de Bolívar a cada uno de los señalados, que luego posaron sonrientes, blandiendo la copia del sable del padre de la patria. “Los hijos de Bolívar no se rinden”, exclamó el dignatario.
Declarada en desobediencia civil, la oposición tampoco cede y este viernes llevará a cabo una actividad de calle denominada la “Toma de Caracas”. Aunque el gobierno decretó que están prohibidas las manifestaciones públicas entre este viernes y el martes, para resguardar los comicios del domingo, la disidencia no altera sus planes y redobla la apuesta.
“Frente a otra violación de los derechos del pueblo plasmados en la Constitución, ¡mañana será la Toma de Venezuela y no Caracas!”, desafió el líder opositor y gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski.
Los trenes avanzan sin freno. Maduro ha adelantando que utilizará la Constituyente para encarcelar a los dirigentes opositores que califica de “golpistas” y “terroristas”. La oposición ha respondido convocando un “levantamiento democrático” contra el régimen chavista. Salvo que a última hora asome una luz al final de este largo túnel, el choque de ambas fuerzas parece inevitable.