Cómo los asesinatos, la deforestación y el narcotráfico han puesto en jaque la región aguacatera de México
El alcalde de Aguililla, una masacre en un velorio en la localidad de San José de Gracia. Los dos sucesos tienen en común que ocurrieron en el estado de Michoacán, uno de los más peligrosos de México y el principal exportador de aguacate mexicano.
Los acontecimientos reflejan la crisis que hay en la región aguacatera mexicana, donde el Ejército presumió recientemente que había conseguido ganar el control.
En medio de esa violencia, Estados Unidos anunció hace unas semanas que pondría una pausa (que fue después levantada) a las exportaciones de aguacate mexicano tras una amenaza a un inspector de agricultura estadounidense precisamente en ese estado, el único autorizado para exportar el fruto al mercado del norte.
Pese a que las autoridades estadounidenses reanudaron ya las inspecciones y, con ello, las importaciones del fruto, la medida causó preocupación.
El clima violento en esta zona mexicana no es una noticia nueva. Los productores de aguacate sufren continuas extorsiones del crimen organizado y la región que produce los aguacates, situada entre la Sierra Madre y la costa Pacífica mexicana, es víctima de tala clandestina.
El recrudecimiento de la violencia llevó a que algunos incluso pidieran un boicot para presionar a las autoridades mexicanas a tomar acción.
Los aguacates mexicanos “son una porción muy grande de la economía del país y prohibirlos enteramente no sería benéfico”, indicó Gareth Elliot, un gerente de un restaurante de Nueva Jersey que istra la página 'Blood Avocados' en Facebook, a la agencia AP. “Pero si hubiera más estudios ambientales y los aguacates fueran producidos de una manera responsable, podríamos resolver el problema juntos”, agregó.
Hasta el momento, las autoridades y empresas mexicanas han tomado pocas medidas para resolver los problemas y la situación es tal que la extorsión contra los agricultores es casi absoluta. Los granjeros llegan a pagar miles de dólares al mes como “permiso” para que los narcotraficantes les permitan trabajar.
La región aguacatera de México queda en medio de una zona de conflicto entre el Cartel Jalisco Nueva Generación y Carteles Unidos. Y quienes no pagan esos "permisos" se exponen al secuestro, asesinato y desaparición de ellos y sus familias.
En Ciudad de México, la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador incluyó una insinuación a que la suspensión temporal de importaciones formó parte de una suerte de conspiración inspirada por “intereses políticos”, afirmación de la que no presentó prueba alguna. “En todo esto también hay muchos intereses políticos, hay competencia; no quieren que entre aguacate mexicano a Estados Unidos”, dijo en una conferencia de prensa.
México es el país de origen del 80% del aguacate que se consume en Estados Unidos. Michoacán es el único estado mexicano que está certificado como libre de plagas y, por tanto, solo desde allí se puede exportar aguacates al mercado estadounidense.
“La Guardia Nacional mexicana no hace nada”
Ante ese panorama, el activista Guillermo Saucedo trató de instituir el año pasado patrullas de granjeros para detectar tala ilegal y aguacatales no autorizados en Villa Madero, Michoacán.
Consiguió que entre 60 y 70 personas participaran en las patrullas, a partir de mayo del 2021. Pero el 6 de diciembre, Saucedo fue secuestrado, golpeado y amenazado por un cartel del narco que protege o invierte en huertos de aguacate.
Recientemente, Saucedo aseguró que detectó un enorme estanque de retención de agua como los que cavan los agricultores de aguacate en un pueblo cerca de Villa Madero, pero duda que el gobierno vaya a frenarlos. “ La Guardia Nacional no hace nada. Lo único que puede parar esto es la gente misma, acudiendo a las protestas”, afirmó.
A continuación te explicamos en detalle los problemas en esta región y los temores que ocasionó la pausa temporal a las exportaciones:
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