La tiroides funciona como un escudo para tu cuerpo: consejos simples para mantenerla fuerte y sana
Cuando piensas en los órganos importantes de tu cuerpo, ¿qué se te viene a la mente? Primero y principal, el cerebro; luego le seguirá el corazón o los pulmones. Pero hay algunas partes fundamentales del organismo que controlan todos sus procesos. Solo piensa en la cantidad de funciones que las hormonas manejan. La contracción de los músculos, la retención de líquidos, la producción de leche, la presión sanguínea y hasta el humor, entre millones de otras funciones corporales, se deben a las hormonas, o, mejor dicho, a los pequeños órganos que deciden en qué momento y cantidad secretarlas: las glándulas endocrinas.
Si bien la glándula pituitaria es la que reina sobre todas las demás glándulas que secretan hormonas, la tiroides tiene funciones fundamentales en el organismo. Esta glándula se sitúa alrededor de la tráquea y se divide en dos lóbulos que van a cada lado de ella, de acuerdo con el endocrinólogo Robert Sargis, que escribe para Endocrine Web.
La tiroides regula, según la Mayo Clinic, el peso corporal, la presión arterial y la temperatura del cuerpo. Además, regula el metabolismo de cada célula, los niveles de calcio en los huesos, la acción del sistema inmune, las frecuencias cardíaca y respiratoria, los niveles de colesterol y el ciclo menstrual, por nombrar solo algunas de sus funciones.
Por qué es importante tener una tiroides sana
Dado que esta controla tantas funciones del organismo, tener una enfermedad en la tiroides puede perjudicar de manera significativa la calidad de vida. Las cuatro principales condiciones que afectan a la tiroides son el hipotiroidismo, el hipertiroidismo, el cáncer de tiroides y los nódulos tiroideos. A pesar de resultar parecidas, todas estas tienen síntomas que, si bien dañan en igual magnitud la salud del paciente, tienen importantes diferencias.
Hipotiroidismo
El hipotiroidismo es, según la Mayo Clinic, un trastorno que se debe a la baja actividad de la glándula tiroides: cuando esta no produce la cantidad de hormonas que el cuerpo necesita. Puede ser provocada por algunos medicamentos; incluso, es común que los medicamentos para el hipertiroidismo (la actividad excesiva de esta glándula) terminen teniendo como efecto secundario hipotiroidismo. También puede surgir por una enfermedad autoinmune que hace que el cuerpo ataque a la glándula. Las mujeres embarazadas están en especial riesgo de desarrollar la enfermedad.
Sus síntomas comprenden: pérdida del cabello, aumento de peso, fatiga, debilidad en los músculos, dolor en las articulaciones, depresión, dificultades en la memoria, sensibilidad al frío, estreñimiento, piel seca, hinchazón en el rostro, colesterol alto y períodos menstruales irregulares (usualmente más abundantes de lo habitual).
Hipertiroidismo
Este es el trastorno contrario: la tiroides está hiperactiva y produce un exceso de hormonas que también enferma al organismo. Puede ser causada por algunas enfermedades o por una inflamación en la glándula (tiroiditis). Como el hipotiroidismo, el hipertiroidismo puede ser hereditario. Entre sus síntomas están: pérdida de peso rápida, cambios en la frecuencia cardíaca (taquicardia o arritmia), ansiedad, fatiga, problemas para dormir, temblores, sudor, irritabilidad, fragilidad en el cabello, alteración del ciclo menstrual, sensibilidad al calor, movimientos intestinales más frecuentes y una hinchazón en el cuello conocida como bocio, que es la inflamación de la propia tiroides.
Cáncer de tiroides
Es un cáncer que se presenta en las células que conforman la glándula. Hay varios tipos de cáncer de tiroides, pero todos se pueden curar completamente con tratamiento. No suele producir síntomas en las primeras etapas de la enfermedad, pero a medida que crece puede provocar un bulto en el cuello, cambios en la voz (voz más ronca), dificultad para tragar, dolor en el cuello y en la garganta y ganglios inflamados. Este tipo de cáncer es más frecuente en las mujeres y en las personas que estuvieron expuestas a radiación en el ambiente.
Nódulos tiroideos
Estos son bultos sólidos o llenos de líquido que se forman dentro de la glándula tiroides; si bien la gran mayoría no causa problemas ni tiene síntomas, algunos pueden ser tan grandes que pueden palparse o verse. En este caso, pueden llegar a presionar la tráquea o el esófago y provocar así dificultades para tragar o respirar. Si los nódulos tiroideos producen tiroxina (una de las hormonas secretadas por la tiroides), y se produce un exceso de esta hormona, pueden llegar a causar síntomas del hipertiroidismo.
¿Cómo puedes cuidar la tiroides? 4 consejos para asegurar su salud
No pienses que las enfermedades son cosa de un destino catastrófico; tú puedes comenzar a tomar decisiones que beneficien tu salud. Especialmente si tienes una historia familiar de afecciones de la tiroides, es conveniente que apliques estos 4 consejos.
No hagas ayuno
Por más que el ayuno intermitente sea la dieta de moda en estos días, puede traer sus complicaciones. Lo dañino de las dietas exageradas, en las que se restringe al máximo el consumo de alimentos, es que hacen creer al cuerpo que está en período de hambruna. La tiroides, entonces, cree que hay que enlentecer el metabolismo para preservar el estado corporal hasta que termine el hambre. El hábito sostenido del ayuno sin dudas te hará bajar de peso, pero con la condición de que tus niveles de hormonas producidas por la tiroides serán más bajos, de acuerdo con los resultados de un estudio en ratas y otro realizado en dorados.
Come comidas regulares y con alimentos de alta calidad para otorgarle a tu cuerpo lo que necesita en todo momento. Sé consciente de tu apetito y sácialo dentro de lo posible, sin excederte.
Detén la inflamación
Varios estudios han demostrado que las enfermedades inflamatorias del intestino son concomitantes (es decir, coinciden) con las enfermedades en la tiroides. Incluso aunque no exista el diagnóstico de una condición de la tiroides, tener síndrome del intestino irritable, por ejemplo, significa en la mayoría de los casos un desequilibrio en los niveles de hormonas producidas por esta glándula. Esto sugiere que la inflamación (en todo el cuerpo, no solo en el intestino) puede ser una causa importante de problemas en la tiroides.
Una buena manera de prevenir las enfermedades de la tiroides es llevar adelante una dieta que prevenga la inflamación: de acuerdo a Health, la dieta mediterránea (rica en grasas saludables y baja en carbohidratos y grasas saturadas) es especial para atacar este problema.
Ten cuidado con algunos ingredientes
De acuerdo al endocrinólogo Ashita Gupta, que habló para Health, las comidas que contengan jarabe de maíz de alta fructosa, grasas trans, glutamato monosódico y azúcar refinada pueden desencadenar una respuesta autoinmune, además de causar inflamación intestinal. Lamentablemente, estos productos se encuentran en casi todos los alimentos procesados. Si debes comer algo procesado, elige lo que tenga menor cantidad de estos ingredientes.
Evita el o con algunas toxinas
Debido a la vida industrializada que llevamos, las toxinas están en todo a nuestro alrededor: en el aire, en la ropa, en lo que comemos. Ciertos tipos de toxinas presentes en nuestro día a día han sido relacionadas con los problemas de tiroides. Si bien no es posible evitar completamente la exposición a ellas, sí se puede reducir significativamente.
Un estudio asoció los compuestos perfluorados, usados en los artículos de cocina antiadherentes, con un aumento en los niveles de una de las hormonas que la tiroides produce en la población general de los Estados Unidos. Otros han vinculado el uso de jabones antibacteriales (que normalmente contienen triclosan) con las enfermedades que afectan a la tiroides. La Food and Drug istration advierte a la población usarlos con cuidado. Aunque todavía no está comprobado del todo el efecto de ninguna de estas toxinas, puede ser recomendable evitarlas, especialmente en casos de embarazadas o niños pequeños en el hogar.
Los metales pesados y los pesticidas en el ambiente y en los vegetales que comemos también pueden afectar la tiroides. Asimismo, algunas medicaciones, las antiinflamatorias, los antibióticos, los antidepresivos, los medicamentos para el colesterol, los antiácidos, los analgésicos y la medicación de la diabetes pueden provocar problemas de tiroides. Habla con tu médico sobre sus posibles efectos secundarios.
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