Rubí recuperó su libertad, belleza y poder de seducción: así se vivió el final de la historia
A lo largo de 25 capítulos fuimos testigos de cómo una mujer se convirtió en obsesión, locura y amor para varios hombres. Rubí fue el rostro de la ambición, la seducción y el engañó. Su nombre fue regocijo y cariño para muchos, y también resentimiento para otros más.
La telenovela protagonizada por Kimberly Dos Ramos y Rodrigo Guirao llegó a su final con un desenlace donde los reencuentros, la muerte y las segundas oportunidades se apoderaron de la trama. Descubre aquí los momentos que marcaron la culminación de la historia.
La violencia de Héctor
Rubí permaneció 20 años bajo el yugo de Héctor. El arquitecto castigó sus engaños y traiciones con un eterno encierro. Pero todo acabó con la llegada de Fernanda, sobrina de la famosa exmodelo. Su presencia en la mansión de su tía transformó el control absoluto, pues luego de que Héctor amenazara con asesinarla, Rubí se armó de valor para enfrentarlo.
Fernanda ya había desatado la rabia de Héctor al afirmarle que el amor de su tía solo le ha pertenecido a Alejandro, y Rubí se lo confirmó. El obsesionado arquitecto le reprochó su falta de cariño y pateó a Fernanda hacia una tumba dispuesto a matarla.
El sacrificio de Boris
Para fortuna de la sobrina y tía, Boris (el eterno protector y enamorado de Rubí) apareció con una ametralladora para salvarlas. Héctor se había escabullido para reorganizar la seguridad de su casa. Bajo el cobijo de Boris, Rubí y Fernanda se internaron en el bosque para escapar de la violencia desatada. A pesar de la gallardía y habilidad de Boris, una bala lo alcanzó hiriéndolo de muerte.
La aparición de Alejandro
Mientras la confrontación sucedía, Alejandro vivía un día normal como el director de la clínica donde se formó como doctor. Sin embargo, una inesperada presencia en urgencias alteraría su vida. Llamado por una enfermera que le informó que un paciente lo necesitaba, dejó todo para atender la solicitud.
Al llegar a la sala, contempló a un hombre desangrándose y con dificultades para hablar, pero el herido logró dar su mensaje. Era Boris, quien consiguió llegar al hospital para pedir el auxilio del médico. Sin fuerza y temblando, le pidió que salvara a Rubí de un terrible peligro.
Teniendo en sus manos las pruebas de que la vida de Rubí peligraba, Alejandro corrió para rescatar a quien años atrás fuera el amor de su vida.
El rescate de Rubí y el último beso
Acompañado de la policía y nervioso, Alejandro llegó a las inmediaciones de la mansión. Tras una primera búsqueda, descubrió que el amigo al que creía fallecido estaba vivo y amenazando de muerte a Rubí. Sin pensarlo dos veces, se armó de valor para encararlo.
Al ver su llegada, ni Héctor ni Rubí podían concebirlo. Alejandro se apresuró a tratar de calmar a quien fuera su gran amigo, pero cada palabra que decía impulsaba más la rabia. Sabiendo que no podía convencerlo, el médico lo forzó a que le quitara la vida.
Héctor optó por colocar su pistola dentro de su boca dispuesto a suicidarse. En el preciso instante que estaba por apretar el gatillo, la policía apareció para acabar con la tensa situación. Alejandro no esperó más y abrazó a Rubí con todo el afecto que había guardado por años.
Ya solos, Rubí le confesó que estaba arrepentida, pues él siempre fue el gran amor de su vida. Luego de sus palabras, los dos se dieron un beso de despedida.
El regreso de la seducción
Rubí continuó escribiendo las páginas de su vida, y con su libertad recuperada, visitó a amigos y familiares que jamás dejaron de pensarla, mientras que Héctor ocupaba un sitio en la cárcel y Alejandro disfrutaba de su vida como marido de Maribel y padre de dos hijos. Por su parte, su gran salvador, Boris, se recuperaba de su herida contemplando con amor una fotografía de su amada.
Luego de sufrir el castigo de Héctor, Rubí recibió parte de su fortuna, y con su destino en sus manos, emprendió una nueva aventura para convencer al mundo de que ella sola es capaz de construir su historia personal.